La quinta fuerza
La práctica científica no es solo la lista de conocimientos que aprendemos en la escuela, sino un proceso lleno de dudas, pistas provisionales y salidas en falso. Míralo en acción con la búsqueda de la quinta fuerza
Las leyes de Newton, la inducción magnética, las ecuaciones de Maxwell, la teoría celular, la tabla periódica, la selección natural, el átomo de Bohr… La ciencia consiste en todos esos resultados y en muchos más que forman la lista de nuestros conocimientos sobre el mundo natural, y que tendemos a aprender, a enseñar y a divulgar como una retahíla de verdades reveladas. Pero eso es solo la mitad de la historia, porque esos resultados son el producto de una actividad tan humana como cualquier otra, un proceso lleno de dudas, pistas provisionales y salidas en falso que se ha llevado por delante la mejor parte de las vidas de muchos investigadores. Puedes leer en Materia un buen caso práctico de ese proceso con la historia, todavía en curso, de la búsqueda de una quinta fuerza de la naturaleza.
Sal por un momento de la lista de conocimientos que estudiaste en el colegio y métete en el fango de la hipótesis y la refutación
La primera fuerza fue la descubierta por Newton, la gravedad, la primera gran unificación de la ciencia, porque la gravedad explica a la vez cómo caen las manzanas al suelo, por qué la Luna gira sobre la Tierra y los movimientos de los planetas en el cielo del ocaso. La fuerza electromagnética se añadió como una segunda interacción fundamental en los años ochenta del siglo XIX, cuando Maxwell demostró además que la luz no era otra cosa que una onda electromagnética. Y los aceleradores de partículas, ya en el siglo XX, revelaron las otras dos fuerzas fundamentales que moran en el interior del núcleo atómico, las interacciones nucleares fuerte y débil.
¿Hay una quinta fuerza? La mayoría de los físicos son escépticos, pero ante los hechos inesperados, los científicos están obligados a explorar todas las hipótesis viables, por extrañas que resulten a los oídos de sus contemporáneos. Como diría Steven Weinberg, “no está escrito en las estrellas” que las cuatro fuerzas fundamentales con las que acabaron los libros de texto del siglo XX sean una lista cerrada. Y ahí tenemos a los experimentalistas y a los teóricos fajándose de nuevo con las dudas, pistas provisionales y salidas en falso que conforman el día a día de la práctica científica. Sal por un momento de la lista de conocimientos que estudiaste en el colegio y métete en el fango de la hipótesis y la refutación. Aunque la quinta fuerza acabe siendo un bluf, tu mentalidad científica saldrá enriquecida de la experiencia.
*LA CIENCIA DE LA SEMANA es un espacio en el que Javier Sampedro analiza la actualidad científica. Suscríbete a la newsletter de Materia y lo recibirás cada sábado en tu correo, junto con una selección de nuestras mejores noticias de la semana.
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