El melón de 18.000 euros y otros alimentos absurdamente caros
¿Por qué una cerveza vale más de 1.400 euros? ¿O un queso a mil el kilo? Te explicamos de dónde salen y por qué hay gente dispuesta a arruinarse para probarlos
Hace apenas dos semanas, se anunciaba a bombo y platillo la consolidación un año más de 'Acqua di Cristallo' como la botella de agua más cara del mundo. La gente con mucho dinero, es capaz de invertir de la manera más escandalosa, cantidades de dinero enormes en cosas muy inútiles. Y esto no ha sido más que la punta del iceberg; el mundo del lujo tiene en su seno platos y bebidas tan absurdamente caras que, además de parecer ridículas, se han convertido en objeto de polémica en las redes sociales.
Acqua di Cristallo – 47.875€
Es una vez más la botella de agua más cara del mundo, renovando su premio Guinness y nuestra estupefacción. La botella, esculpida por el diseñador Fernando Altamirano y reproduciendo una obra de Modigliani, contiene 750 ml de agua procedente de Fidji, Francia y de un glaciar en Islandia. El agua la mezclan con 5mg de polvo de oro de 23 quilates, que todos sabemos que es imprescindible para nuestra salud y para nuestro paladar, y así se convierte en la excusa perfecta para vender una simple joya hortera como un producto gourmet exclusivo.
Antarctic Nail Ale – de 700€ a 1475€
La cerveza más cara del mundo es carne de subasta con la excusa de recaudar fondos para la defensa y protección de las ballenas. Su composición tiene un 90% de agua, que han sacado derritiendo un enorme y purísimo trozo de hielo de la Antártida. Su precio inicial fue de unos 800€ con una edición limitada de 30 unidades, pero el precio ha ido variando. Ya no es que salga caro proteger a las ballenas; más bien es que con ese presupuesto y unas tapas, algunos podemos hacer campamento en una terraza del centro de Madrid durante meses.
Melón Yubari King – 18.000€/kg
El melón Yubari es una variedad inventada del cruce de otros dos tipos de melones diferentes. Al parecer sólo se pueden encontrar en la isla de Hokkaidō y tan sólo se producen unos 200 ejemplares al año. Como rareza es sinónimo de exclusividad, las subastas de esta preciada fruta alcanzan siempre cifras astronómicas. Y es que la fruta asiática es un torrente de ridiculez cara. En Hokkaidō la sandía Densuke puede llegar a costar 5.500€ la pieza. Yo no sé ustedes, pero teniendo los melones de Villaconejos, los fresones de Huelva, la cereza del Valle del Jerte o las naranjas valencianas, ¿quién necesita gastarse tanto dinero en semejantes chorradas?
Sushi – 2.628$
Aunque parezca mentira, existe un chef en Filipinas, Angelito Araneta Jr., más conocido como Chef Karat, que decidió un buen día tirar la casa por la ventana y confeccionar el sushi más caro del mundo. Sin ningún sentido del ridículo, elaboró un nigiri con salmón noruego y foie, envuelto con hojas de oro, coronado con perlas de Palawan (Isla filipina que se dedica a su cultivo) y cinco diamantes africanos. A los filipinos el oro les debe hacer perder la cabeza porque en el Club Social de Manila en Brooklyn hasta recubren los donuts con él. A 1.000$ venden la docena. Casi nada.
Aceite de oliva – 324€
La botella de aceite de oliva más cara del mundo, se lanzó en 2014 desde la empresa Cortijo Spiritu Santo de la localidad jiennense de Úbeda. La botella, esculpida por la artista holandesa Angela Teunissen, cuya obra ya descubrimos en la Real Fábrica de Cristales de La Granja, se trata de una edición limitada que se hizo con el top 1 y ya no bajó de ahí. Teniendo en cuenta que el fabuloso AOVE de la fábrica de Jimena (municipio referente de Sierra Mágina) o el Oro de Cánava lo tenéis a unos 20 kilómetros de ahí, ¿quién quiere pagar ese pastizal por una simple botella teniendo tan cerca aceite de oliva virgen extra de verdad? Yo lo tengo claro, me quedo con el de Jimena; para ver a Teunissen ya iré a una exposición.
Frozen Hot Chocolate – 25.000$
Esa absurda moda de poner piedras preciosas a la comida se convirtió en un filón para la pastelería Serendipity 3 de Manhattan, en Nueva York. Tanto fue así que se asoció con una joyería y crearon un helado de 25.000$ llamado 'Frozen Hot Chocolate'. Casi 30 tipos diferentes de cacao recubierto de oro de 23 quilates, servida en copa de oro y con cuchara de oro. Claro que también podéis disfrutar de su absurdo sundae por el módico precio de 1.000$, también con oro comestible. Por ambas tonterías entraron en el libro Guinness de los records. Lo que de verdad nos puede dejar helados es que existan cabezas huecas que realmente compren helados a ese precio.
Queso Pule – 1.000€/kg
En el mundo del queso, el producto siempre se encarece cuando la producción es artesanal y las materias primas son de primera calidad. Pero la búsqueda de un producto con una materia prima rara y escasa es lo que ha sido una mina para muchas empresas del sector. Del alce y la búfala hemos pasado a la leche de burra de Los Balcanes, para la creación de este queso raro que se fabrica en Zasavica, al norte de Belgrado. El resultado es un queso más cremoso y dulce, pero con una difícil proyección en el mercado. Se dice que Cleopatra se bañaba en leche de burra para preservar su juventud, quizás porque no conocía la fórmula del queso Pule, obviamente. Y ahora que han descubierto que una cucaracha produce leche, ¿cual será el siguiente paso? Seguramente, será más barato.
Platinum Cake – 130.000$
Como no todo tiene que ser oro para recubrir lo que comemos, encontramos de nuevo en Japón lo que es posiblemente la horterada más cara de la historia. El maestro repostero Nobue Ikara, realizó una tarta de bodas blanca travestida con collares de platino, colgantes, pendientes, perlas y todo un sinfín de joyerío para, en teoría, representar la pureza de la mujer. Imaginad en el banquete todo el mundo sacándose piedras de la boca. Claro que el delirio en el mundo de las tartas si que no parece tener límite. Se puede adquirir, a precio de subasta, un pequeño pedazo de la mismísima tarta de la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton por el módico precio de 4.150$. Teniendo en cuenta que ya han pasado 5 años, ¿quien se atreve a hincarle el diente?
En conclusión, la gente derrocha el dinero tontamente en cosas absurdas que ni son mejores para la salud ni tienen por qué saber mejor que las cosas que consumimos la gente corriente. Por otra parte, si queréis comprar joyas, existen establecimientos para ello, dejad la comida en paz. Que cada uno coma lo que quiera y pague lo que pueda pero una cosa si os diré: con la cantidad de gente que muere de hambre en el mundo ya va siendo hora de que dejéis de hacer semejantes barbaridades.
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