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EL EXTRAORDINARIO ORIGEN DE MIS COSAS PREFERIDAS

Vídeo: “Mi cepillo de dientes antes era un yogur”

Conseguimos reciclar casi dos tercios del plástico que usamos. No sirven para hacer nuevos envases pero sí puede reutilizarse

Vídeo: The Tab Gang y Relajaelcoco.

En el contenedor amarillo de su calle se depositan, además de envases ligeros de aluminio (como las latas de conserva) y tetrabrik, plásticos de varias clases. Cada uno tiene una composición química diferente que lo hace adecuado para ser un determinado recipiente. El PET (tereftalato de polietileno) se suele usar para las botellas de agua y refrescos; el PEAD (polietileno de alta densidad, más resistente que el anterior) se emplea en envases de productos de limpieza o detergentes; el PVC (cloruro de polivinilo) se demanda para los blíster de los aparatos electrónicos; las bandejas de plástico de frutas y verduras, y las transparentes de comida para llevar, son de PS (poliestireno); el papel film es conocido como LDPE (polietileno de baja densidad) y el PP (polipropileno) es el más usado para los vasos de yogures, las tarrinas de margarina y los tapones de botellas, por ejemplo.

Según Nieves Rey, directora de Comunicación Corporativa y Marketing de Ecoembes, en 2015 recuperamos el equivalente a 33 estadios de fútbol de las dimensiones del Santiago Bernabéu o el Camp Nou de envases de plástico, evitando la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2. El mismo efecto que si retiráramos el 25% de los coches del parque móvil de Madrid. Su reciclaje es de especial importancia porque el plástico, en su mayoría, tarda una media aproximada de 180 años en degradarse.

Plásticos que cambian de vida

Cuando el plástico usado llega a la planta de reciclaje se limpia, se separa según su clasificación (PP, PVC, PET...), se tritura, se lava de nuevo, se seca, se funde y se convierte en granza o pequeñas bolitas de esta nueva materia prima que se usará para otra cosa. ¿Con la misma calidad? “El plástico reciclado pierde propiedades mecánicas y se utiliza para fabricar nuevos objetos que no necesitan las mismas características que el producto inicial”, explica Manuel Fernández, director general de PlasticsEurope en la región Ibérica. Por ejemplo, el del vaso de yogur puede transformarse en un cepillo de dientes. Es lo que hace la empresa Preserve a través de su programa Gimme 5. Según su fundador Eric Hudson, “reciclando dos vasos de yogur hacemos uno”.

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