El desarrollo, según los líderes del futuro
Jóvenes de todo el mundo reflexionan sobre los retos que plantean los ODS en sus países
Además de decenas de líderes mundiales, ganadores del premio Nobel, agencias internacionales y expertos de todo el mundo, el 'Davos del desarrollo' ha contado con la presencia de una representación de quienes podrían ser sus sucesores. Son 16 jóvenes líderes (Young Leaders) de hasta 26 años de todo el mundo invitados a los European Development Days celebrados esta semana en Bruselas para aportar la visión de su generación en los retos que presenta el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esta representación de las nuevas generaciones agradece de corazón la aportación de donantes como la Unión Europea y las agencias de desarrollo. Pero también piden algunos cambios. La jordana Ruba Ahmad, comprometida con la igualdad de oportunidades, llama a adoptar un enfoque de desarrollo "más basado en los derechos y menos en las necesidades". Para ella, no se trata de dar a un país dinero para que lo use como quiera, sino en dar formación y oportunidades para desarrollar una sociedad civil fuerte y participativa.
Ahmad también desliza una crítica por los recortes en ayudas. "Obviamente la UE mira por su interés y hace lo que cree mejor para sus Estados miembros. Pero es curioso que se diga: ‘los derechos humanos son universales’, y a veces no se actúe en consecuencia", reflexiona. "Si realmente se quiere universalizar los conceptos que se consideran correctos, tiene que reflejarse en las políticas que se aplican".
Todos coinciden en que las nuevas metas suponen un salto cualitativo respecto a los Objetivos del Milenio, e insisten en la necesidad de un enfoque integral y holístico en cualquier proyecto de desarrollo. "Hay que buscar soluciones a largo plazo", insiste la malauí Pilirani Khoza, dedicada a la innovación en sectores para su país como la agricultura. "Y los proyectos tienen que contemplar todos los factores: cambio climático, cultivos, agua... Si no, los esfuerzos se diluyen".
“Hay que pasar de gestionar crisis a evitarlas”
En la apertura de los Días Europeos del Desarrollo 2016, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó a cambiar el enfoque de los planes e inversiones en desarrollo de acuerdo con la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Hay que pasar de gestionar crisis a evitarlas”.
En el foro que reúne a Gobiernos, ONG, agencias y representantes de las sociedad de todo el mundo, la Alta Representante de Política Exterior de la Unión Europea, la italiana Federica Mogherini, ha sacado pecho. "Somos el primer donante global, y juntos aportamos al desarrollo más que todo el resto del mundo. Pero no nos conformamos".
Líderes europeos y africanos han hecho un llamamiento conjunto a crear nuevas alianzas entre Gobiernos y sector privado para fomentar las inversiones en África y otras regiones y generar un crecimiento económico con el que combatir la pobreza.
El conflicto, la inestabilidad, y los movimientos migratorios también han estado presentes en la cumbre.
Para que planes, proyectos e iniciativas comiencen a ser sostenibles es necesario extender un cambio de mentalidad, acuerdan todos. "Y debe empezar por nosotros, por los jóvenes, que después tenemos que enganchar al resto. Pero no puede venir dado desde fuera", opina Rose Sakala, impulsora de la actividad empresarial y también de Malaui. "Si el mensaje llega desde la UE u otros donantes, será complicado, por razones históricas, que llegue a asumirse como propio en muchos países".
Y esa aproximación integral a la sostenibilidad, el eje vertebrador de los objetivos, no puede convertirse en maquillaje. "No por poner un par de árboles en algún sitio convertimos un proyecto urbanístico en sostenible", critica el joven arquitecto libanés Abbas Sbeity. “Diseñamos la ciudad y luego tiene que venir una ONG o una asociación a arreglarlo. ¿Por qué no lo hacemos al revés?", plantea. Para él, las ciudades y su planeamiento son clave, y no se pueden dejar de lado. "Porque es en las ciudades donde vive la mayoría de los destinatarios de ese desarrollo que queremos conseguir", señala.
De hecho, es en entornos urbanos donde más se ha avanzado en derechos y libertades en países donde aún faltan transparencia por parte de los Gobiernos y espacio para la participación. "Hay mucha gente, también en mi región que ya no acepta el statu quo", comenta la jordana Ahmad. "Y también está la Primavera Árabe, en la que se vio que la gente joven es capaz de impulsar el cambio".
Un cambio en el que hay que contar con todos. También con las mujeres, apartadas y marginadas en muchos países de los que proceden. "Tenemos muchos retos en igualdad de derechos, derecho de participación y retos económicos", advierte la activista Sana Afouaiz. "Pero la forma de cambiar las cosas no es ir en contra de la cultura y la tradición que hace que las cosas sean así, sino buscar la forma de transformarla", indica.
Y, como no podía ser de otra manera, llaman a incluir a los jóvenes en las decisiones. "No somos solo el futuro del mañana, también debemos participar en el presente", reclama Marouane Bakit, que lucha por acabar con el extremismo y el conflicto en lugares como Marruecos o Libia. La inestabilidad y el conflicto marcan la vida de muchos países en desarrollo. Algo que muchas veces, jóvenes de países como Europa no tienen en cuenta. "Nosotros hemos crecido pensando en la violencia, el conflicto y los problemas y dándole vueltas a cómo resolverlos mientras que para los europeos les puede parecer algo más lejano", considera Ahmad.
En cualquier caso, la joven jordana se felicita porque realmente cree que las nuevas generaciones, interconectadas por la tecnología, van a marcar la diferencia. "Ya no venimos en cajas diferenciadas ni marcados por las fronteras. Realmente tenemos esa especie de permeabilidad entre nosotros en nuestros planteamientos. Y creo que eso será una ventaja". Para todos ellos, como dice Sakala, el trabajo empieza ahora. "No vale con venir a Bruselas y sentarse a discutir. La mentalidad no se cambiará aquí, sino en nuestros propios países".
Pilirani Khoza (Malaui)
Esta joven malauí, experta en ciencia y bosques, se centra en asuntos clave para su país, como la seguridad alimentaria y el cambio climático. Fundó una asociación de mujeres estudiantes de Ciencia y Agricultura para incrementar la presencia femenina en el sector e impulsa proyectos para usar la tecnología y la innovación en esos campos.
Ruba Ahmad (Jordania)
Su gran enemigo es la desigualdad. No solo la económica, sino la social o la de las oportunidades. Trabaja con ActionAid en temas de derechos humanos y gobernanza en su país. Trabaja con jóvenes apartados y se centra en conseguir transparencia y responsabilidad de políticos y gobernantes para poder cambiar las cosas.
Abbas Sbeity (Líbano)
Este arquitecto fundó en Beirut una asociación de jóvenes licenciados que se centra en el impacto social de su trabajo. Se centran en problemas que afectan a su país, como la crisi migratoria o el tratamiento de basuras. También ha liderado un proyecto de estudiantes de Arquitectura en colaboración con UN Habitat.
Sana Afouaiz (Marruecos)
Totalmente comprometida con los derechos de las mujeres y luchadora contra los abusos que se cometen en varios países, lideró una campaña a favor de las mujeres violadas que derivó en una reforma legal en Marruecos y fundó una asociación de jóvenes para la formación sobre participación política y reclamación de los derechos ciudadanos.
Rose Sakala (Malaui)
Está convencida de que el emprendimiento y el desarrollo de la actividad privada es clave para dar oportunidades a las nuevas generaciones de países en desarrollo como el suyo. Su proyecto promueve la inversión en sectores clave como la agricultura, para dar oportunidades a jóvenes y mujeres a la hora de embarcarse en un negocio.
Marouane Bakit (Marruecos / Libia)
Bakit se centra en la paz. En acabar con el conflicto y el extremismo. La organizacion que fundó, Makers of Hope for Human Rights, se centra en extender las posturas de construcción de paz entre los jóvenes. Realizan talleres comunitarios para transformar las situaciones de conflicto y prevenir y acabar con el extremismo violento.
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