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INNOVACIÓN

Todo lo que puede pasar en una catedral de la innovación

La Fundación Cotec y el Sónar reunen 12 proyectos españoles de tecnología musical, ciencia ciudadana y realidad virtual en Madrid

Beatriz Guillén
Madrid acogerá a 12 proyectos creativos y tecnológicos del Sónar+D.
Madrid acogerá a 12 proyectos creativos y tecnológicos del Sónar+D.GIANLUCA BATTISTA

Hubo un tiempo en el que las fábricas eran llamadas catedrales, en el que tenían equipos de fútbol y en el que, en torno a ellas, se construían viviendas y escuelas. El fin de la era de la industrialización y el abandono de las infraestructuras dejó a lo largo del mapa español un reguero de edificios deteriorados y sin uso. La Boetticher, en el distrito madrileño de Villaverde, era un ejemplo de 13 años de vacío.

El viernes 13 de mayo, esta nave de 16.000 metros cuadrados de ladrillo y hormigón volverá a abrir sus puertas. Lo hace en el Día de la Innovación para acoger un evento de creación artística y tecnológica organizado por la Fundación Cotec y el Sónar+D, el congreso de cultura digital y tecnologías creativas que surge a raíz del festival de música electrónica de Barcelona. Ya en Madrid, la gran bóveda de esta antigua fábrica de ascensores recibirá 12 relevantes proyectos españoles de innovación de los últimos años. Están relacionados con la tecnología musical, la realidad virtual, la impresión 3D, la denominada ciencia ciudadana y la experimentación colectiva, entre otras cuestiones. La fábrica de Boetticher vuelve, así, rebautizada. Será la catedral de las nuevas tecnologías. Las entradas para tener acceso a ella son gratuitas -aunque desde la organización recuerdan que quedan pocas y recomiendan llegar pronto al evento- y se pueden conseguir en este enlace.

La antigua fábrica de ascensores Boetticher donde se va a celebrar el evento #Imperdible_01, organizado por la Fundación Cotec y el Sónar+D.
La antigua fábrica de ascensores Boetticher donde se va a celebrar el evento #Imperdible_01, organizado por la Fundación Cotec y el Sónar+D.Samuel Sánchez

Controlar objetos con la mirada

El pasado enero, un grupo de amigos de un barrio de Zaragoza muy interesados en la tecnología viajaron hasta Arabia Saudí. Allí competía su proyecto Eye Horus contra 20 ideas más, algunas desarrolladas por los equipos de grandes universidades americanas, como el MIT, la Universidad de Stanford o la de Nueva York. Competían departamentos que reciben 10 millones de euros al año contra los 30 euros que ponen cada mes cada uno de estos cinco zaragozanos para pagar el alquiler de su taller. Quedaron sextos. "Esto sigue siendo un hobby para nosotros. Nos encanta crear y si con nuestros dispositivos podemos ayudar a alguien, pues perfecto", explica Luis Antonio Martín, uno de los fundadores de Makaroni Labs.

Y es que Eye Horus está enfocado a facilitar el día a día de las personas con discapacidad. Este aparato permite controlar objetos con la mirada: apagar y encender luces, ventiladores o cualquier dispositivo que tenga conectividad o se le haya colocado uno de los módulos de interacción. "Hemos estado trabajando con una mujer con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que ya había perdido toda la movilidad, excepto la de los párpados y los ojos. Nosotros hemos adaptado el dispositivo a sus necesidades", detalla Martín. El viernes, cualquiera podrá probar el funcionamiento del Eye Horus, además de otros proyectos de este equipo, como una nevera mental —que aseguran que es capaz de sacar un refresco si te concentras en conseguirlo—, o un cubo que digitaliza cualquier mesa en la que se coloque.

Componer canciones con la inteligencia de todos

Mezclar tu creatividad, tus ideas, con las de otros, tiene muchas garantías dar buenos resultados. La colaboración enriquece. Ese es el planteamiento del proyecto Collective Music Experiment, de la fundación de ciencia ciudadana Ibercivis. Esta idea ya la pusieron en práctica en el Sónar+D de 2014 y 2015, pero es la primera vez que lo llevan a Madrid (este festival siempre se ha celebrado en Barcelona). El objetivo es sencillo: crear patrones musicales, mientras se ve las composiciones que han hecho otros. Después, juntarlos, remezclarlos, elegir los que te gusten más y desechar los que menos. Todo y todos al mismo tiempo. "Cada canción es como un ADN. Con este proyecto nosotros queremos analizar quién copia de quién y por qué, averiguar un poco más de cómo funciona la inteligencia colectiva", sostiene Fermín Serrano, de Ibercivis. Además de poder crear y participar en esta experiencia musical, el DJ del grupo de hip-hop Violadores del Verso, R de Rumba, interpretará junto a Miguel Ángel Mercadal algunos de los patrones que se hayan creado.

Un hombre toca el instrumento de OvalSound que versiona el tradicional 'handpan'.
Un hombre toca el instrumento de OvalSound que versiona el tradicional 'handpan'.Sonnar Common

Música con un instrumento y una 'app'

La lista de espera para conseguir un handpan es de más de cuatro años. Solo hay tres o cuatro productores originales de este instrumento de sonido melódico y metálico. Además, su precio no baja de 4.000 euros. Ese era uno de los problemas que buscaba solucionar OvalSound, una startup que ha desarrollado el primer handpan digital. Este instrumento, además de costar casi 10 veces menos, permite ir más allá. "No te limita a ningún sonido. Tienes efectos, pistas, voces, todo lo que puedas necesitar. Tienes un estudio de grabación dentro del Hand y solo necesitas conectarlo a una aplicación", explica Álex Posadas, uno de los creadores de la idea. El proyecto arrancó gracias a una campaña de crowdfunding en la que consiguieron 100.000 euros en las primeras 48 horas que lo lanzaron. De ahí, siguieron subiendo. Tanto que este dinero ya les ha permitido encargar la creación de la primera serie de 1.000 de estos instrumentos en junio. A la nave Boetticher traerán algunos de los prototipos para que todo el que quiera pueda probarlo.

Una plataforma para colaborar con la ciencia

La ciencia ciudadana está triunfando. La posibilidad de que cualquier persona pueda ayudar en las investigaciones, que pueda hacer avanzar nuevas ideas y proyectos con un mínimo esfuerzo está de moda. Ese el concepto con el que trabajan desde Scifabric, una empresa de código abierto que ha desarrollado una tecnología llamada PyBossa con la que se están desarrollando nuevas plataformas. Analizar la contaminación lumínica con la ayuda de los ciudadanos es una de las iniciativas que ha surgido gracias a este software. A partir de unas imágenes tomadas desde la estación espacial europea se están evaluando qué ciudades superan la cantidad de luz emitida a la atmósfera. Otro proyecto que se realiza con colaboración de la población es el desarrollado con el British Museum y el University College of London para recuperar una gran colección de objetos de la Edad de Bronce, lo que se hace gracias al uso de impresoras 3D. Todos ellos, y varios más, estarán el viernes 13 de mayo para explicar al ciudadano cómo puede ayudar a la ciencia.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.

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