A la cama, siempre con calcetines
Tener los pies cubiertos facilita la llegada al orgasmo y ayuda a conciliar el sueño
Los calcetines son la prenda más ignorada del armario. Ocultos bajo la ropa y los zapatos, su único minuto de protagonismo ha sido siempre desafortunado, sembrando el pánico en momentos de intimidad y condenados inmediatamente por atentado estético. Pero estas prendas empiezan a salir de su injusto ostracismo y cada vez son más las firmas que ofrecen modelos con diseños y tejidos innovadores. Sus bondades, además, no son solo estéticas: el descanso puede ser un gran beneficiado de esta nueva ola.
Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Neurología (SEN), conseguir una buena higiene del sueño, es decir, prácticas y hábitos que ayudan a que este momento resulte reparador, es una de las preocupaciones fundamentales de entre los más de cuatro millones de españoles que padecen insomnio de manera crónica. Los motivos de esta dolencia pueden ser muchos: preocupaciones diarias, períodos en los que estamos expuestos a situaciones estresantes o una patología física o psicológica que acarree este problema como efecto secundario.
En ocasiones, se relaciona esta alteración con una salud deficiente, pero hay desencadenantes no patológicos, como los cambios fisiológicos ocasionados por la edad, que provocan que durmamos menos y de un modo más ligero. Viajar o exponerse a temperaturas extremas tampoco facilitan un buen descanso. Existen remedios caseros para todos los gustos: darse un baño caliente, evitar las cenas copiosas, beber una infusión de extracto de plantas e incluso habrá quien, de puro aburrimiento, imagine una oveja tras otra saltando por encima de una valla. La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos recomienda no realizar una actividad física demasiado enérgica antes de irnos a la cama para conseguir un reposo adecuado. Asimismo, mantener una rutina similar a la hora de levantarnos y de acostarnos, nos ayudará a dormir mejor.
Cuestión de temperatura
El descanso de nuestro cuerpo no solo es fundamental para reforzar la memoria, mantener el peso y empezar el día con las pilas cargadas; mientras dormimos, el cerebro se activa y la piel se regenera. Una de las claves para disfrutarlo plenamente es mantener, durante la noche, una temperatura corporal correcta, algo que no es fácil: cuando acaba el día, los grados de nuestro cuerpo bajan al mínimo, y por eso sentimos la necesidad de taparnos. Y es aquí donde la prenda que nos ocupa desempeña un papel crucial: el uso de unos patucos o calcetines que nos caliente en la cama es saludable, como concluye la doctora Inés Picornell Darder, especialista en Neurofisiología Clínica y presidenta de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica (SENFC).
Los calcetines, ni muy apretados ni muy gordos, y mejor de fibras naturales
Según un ensayo publicado en la revista Nature, cuando nuestros pies están calientes, las venas se dilatan y el calor se expande por todo el cuerpo: "Es entonces cuando el cerebro entiende que ha llegado el momento de descansar. Por el contrario, si nuestro organismo se mantiene frío, este tendrá que trabajar más para regular su temperatura. Lo que nos mantendrá alerta, poco relajados, y tardaremos en dormirnos".
Picornell Darder detalla en qué consisten los diferentes ciclos del sueño: “Durante la fase denominada NREM [adormecimiento y sueño ligero], la temperatura corporal suele bajar. De hecho, este descenso comienza a partir de las cinco o seis de la tarde. En este primer tramo, todo se regula: la respiración, el tono muscular y la frecuencia cardíaca". Y es cuando los calcetines facilitan el proceso. Después, la cosa cambia. "Al entrar en la fase REM [sueño profundo que sucede de madrugada], las frecuencias de nuestro cuerpo se alteran y la temperatura no está controlada”, prosigue la experta. La temperatura del cuerpo ha subido: por eso nos destapamos en mitad de la noche o nos deshacemos de la prenda de punto.
Sobre todo, los pies limpios
Acostarse con calcetines es, por tanto, recomendable si tendemos a tener heladas las extremidades y queremos dormirnos de una manera rápida y eficaz. Eso sí, debemos ser cuidadosos y mantener una correcta higiene. Para conseguirlo, "es fundamental cambiarse de par de manera habitual, especialmente, tras volver a casa por la noche. Aun así, antes de hacerlo, es recomendable lavarse los pies y secarlos muy bien entre los dedos para evitar la aparición de hongos", aconseja el dermatólogo Miguel Ángel Gorospe, especialista en Dermatología Clínica y Anatomía Patológica Cutánea en la Clínica Imema.
En cuanto a las características de esta prenda, recomienda que no sean ni muy apretados ni muy gordos, y mejor si son de fibras naturales. "Una transpiración deficiente puede hacer que los pies suden y aparezcan bacterias. Es mejor decantarse por los de hilo o de algodón, y evitar la fibra sintética y la lana, sobre todo en aquellas personas con la piel sensible atópica, ya que podrían sufrir irritación", explica Gorospe.
Llevar esta prenda durante las relaciones sexuales facilita la llegada al orgasmo, dice un estudio
Vivir en un clima seco o tener una dermis poco seborreica puede provocar que nuestra piel resulte dañada y nos cause picores. Si queremos repararla, una buena crema hidratante antes de calzarnos es suficiente. Pero, ¿qué ingredientes son nuestros aliados? Gorospe lo tiene claro: “Las más adecuadas son aquellas que contienen glicerina, vaselina, urea o ácido láctico, que previenen la sequedad y los picores y mantienen nuestros pies hidratados”.
Un poderoso afrodisíaco
La buena noticia definitiva es que dejarse los calcetines al dormir acompañado no tiene porqué ser un obstáculo para el amor. Según un estudio realizado por la Universidad de Groningen (Holanda), "llevar esta prenda durante las relaciones sexuales facilita a ambos sexos la llegada al orgasmo". El autor de este trabajo, el neurocientífico Gert Holstege, quería averiguar qué partes de nuestro cerebro se activan cuando alcanzamos el clímax y comprobó que el 80% de las parejas llevaban los pies protegidos en el momento más álgido, frente a un 50% de aquellos que prefirieron quedarse descalzos.
Cristina Callao, psicóloga especializada en Sexología Clínica y Salud Sexual, lo suscribe. “Cuando la temperatura de nuestros pies es lo suficientemente cálida y confortable, mantenemos la autorregulación de nuestro cuerpo y, de este modo, la sangre irriga de manera directa al clítoris y los genitales masculinos”. Aunque todo apuntaba a lo contrario, resulta que podemos lograr que los calcetines jueguen a nuestro favor y no en nuestra contra. “La mayoría de firmas de lencería han ampliado su catálogo de medias y calcetines y, actualmente, podemos encontrar modelos exquisitos”, remata Callao.
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