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Hora de limpiar en Kibera

Los jóvenes del mayor suburbio de Nairobi quieren erradicar de su barrio la basura, el crimen, la droga y la mala imagen que lo acompaña

Jóvenes limpiando Kibera.
Jóvenes limpiando Kibera.Luis Lanchares

Se dice que el barrio nairobense de Kibera es el suburbio más grande del mundo. Allí se hacina casi un millón de personas carentes de la mayoría de los servicios básicos. Un mar de chabolas asediadas por basura domina la escena; sin embargo, el asentamiento ha mejorado bastante últimamente, hasta el punto de que una calle asfaltada lo recorre. Pero la mayoría de sus habitantes tienen que usar los atajos que obligan a saltar zanjas de aguas negras o cruzar sobre tablas temblorosas arroyos que arrastran todo tipo de desperdicios para entrar o salir del mismo.

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La suciedad y la mala fama acompañan a este slum que atrae a cientos de ONG. Pero Kibera solo saldrá adelante gracias a la fuerza y las ganas de su propia gente, o al menos eso es lo que piensa Philip Oyoo, uno de los líderes de Kibera GYFF (Ghetto Youth Focus Foundation), una de las muchas organizaciones comunitarias fundadas por residentes del barrio para mejorar las condiciones del mismo y de sus habitantes. La de Philip, o Phlexible como también se le conoce, tiene un toque artístico: utiliza la música, el baile, el teatro o el deporte para trabajar con los jóvenes y niños invitándoles a desarrollar sus propias habilidades.

GYFF quiere mejorar la vida de sus vecinos, por eso busca que los matatus, las furgonetas que se utilizan para el transporte de pasajeros en Nairobi, entren hasta el interior del barrio facilitando así la movilidad de todos. También intenta generar ingresos montando, de vez en cuando, un escenario donde actuar para sus vecinos a cambio de algunas monedas y tienen un tanque de agua donde se pueden llenar bidones por un módico precio.

Más por ellos, una ONG española que trabaja con los jóvenes del barrio, ha impulsando una comunidad de ahorro, conocida en Kenia como SACCO (Saving and Credit Cooperative Organization), en la que se integran varias CBO, entre ellas GYFF. Se llama Kleanbera SACCO, jugando con el nombre del barrio (Kibera) y del verbo limpiar en inglés (clean) y busca traer beneficios económicos a los individuos y a la comunidad así como limpiar el suburbio, en todos los sentidos: de la basura, de las drogas, de la delincuencia y de la mala fama.

Un sábado al mes, Kleanbera organiza la limpieza de una zona del barrio invitando a otras asociaciones a unirse a ella. Hoy es uno de esos días y Philip organiza a los más de 50 jóvenes que van apareciendo a paso lento con rastrillos, palas y sacos en las manos. Durante unas cuatro horas sacan suciedad y lodo de los arroyos y canales, amontonan bolsas de plástico o trasladan la basura. Los vecinos se muestran sorprendidos ante la iniciativa, algunos se unen a los jóvenes. Todos muestran agradecimiento. También los miembros de Más por Ellos echan una mano, entre ellos Luis Lanchares.

Grabando...

La canción que quiere enviar un mensaje positivo sobre Kibera al resto del mundo ya está a punto de ser grabada.

Los artistas se reúnen en la sede de GYFF para compartir un desayuno y celebrar el acontecimiento antes de subirse al matatu que les lleva al estudio. Al llegar, se paran ante la puerta, unen sus manos formando un gran círculo y rezan pidiendo que todo salga bien.

Uno tras otro, los jóvenes entran en la cabina del estudio para cantar sus estrofas. Detrás del cristal, Dillie, el productor, cuadra voces, da consejos y soluciona los problemas que surgen. Finalmente todo encaja. El resultado gusta, todos cantan y bailan cuando lo escuchan, y eso que faltan los arreglos. Tantos meses de trabajo empiezan a dar resultado.

Ahora queda la grabación del videoclip. Se han localizado varias áreas del barrio, los artistas han elegido la ropa que quieren vestir y se intentan cuadrar horarios para que todos participen.

A la idea de limpiar el mal nombre del slum responde el proyecto Made in Kibera: una canción para cambiar la imagen que el mundo tiene del barrio. Philip fue el que tuvo la idea y buscó el apoyo de Más por Ellos. “Al principio queríamos cantar una canción de Bob Marley para hablar de la vida en esta barriada”, comenta, “pero nos dimos cuenta de que aquí teníamos artistas que podían hacerlo muy bien, que podían componer la música y las letras. Decidimos grabar algo nuevo. Se lo comenté al resto del equipo y todos estuvieron de acuerdo. Así que elegimos a 10 de los más representativos artistas del barrio, yo entre ellos”.

“Creo que Made in Kibera va a ser uno de los proyectos más importantes que se han hecho aquí, incluso en África”, continúa Phlexible, “ya que vamos a cambiar la idea que la gente tiene del slum. Queremos el crimen, la suciedad, las drogas fuera de Kibera. La gente solo conoce eso, lo malo de nuestro barrio. Este proyecto busca lanzar mensajes positivos, hablar de las cosas buenas, del potencial de la gente, en vez de lo negativo y sus desventajas. Queremos enseñar que Kibera es como cualquier otro sitio, que la gente es feliz aquí como en todos lados, y triste, como en Nueva York o Nairobi”.

Los jóvenes ensayaban tres veces por semana mientras llegaba el dinero necesario para grabar la canción. Más por Ellos lo consiguió a través de un crowfunding.

Luis Lanchares ayuda a producir el tema y el vídeo que lo acompaña y no se pierde ninguno de los ensayos del grupo. “La música tiene un impacto especial en la gente. Puede ser usada para cambiar su percepción, mandar un mensaje, calmar ánimos, ayudar a olvidar los problemas, ser feliz, bailar… Nadie puede ser ajeno a la música ya que nos rodea y todos la escuchamos día a día”.

La música es mi vida: Phexible

Philip Oyoo, o Phexible, es el secretario del departamento de teatro y arte de la organización comunitaria GYFF, en Kibera. “La música es mi vida”, comenta, “soy un cantante, compositor y productor. Durante el instituto me interesó el arte. Era parte del club de percusión y teatro e incluso abrí un club para impulsar cualquier tipo de arte y talento”.

Cuando era joven, Philip encontró a una persona que pagó su educación. Al terminar el instituto no tenía duda de cuál iba a ser su futuro: quería ser productor musical. Sin embargo, su benefactor intentó persuadirle para que se hiciera carpintero o maestro. Pero el joven se mantuvo firme en su decisión.

Phexible piensa que su paso por la escuela le cambió para siempre. Reconoce el valor de la ayuda que le permitió estudiar y por eso cree que no sería justo si no dedicase su vida a conseguir oportunidades para otros. Se unió a GYFF con la intención de apoyar a su comunidad y de manera especial a los jóvenes.

“Cuando terminé en el instituto trabajé para una banda que tocaba en una iglesia de Kibera”, comenta. “Pero al poco tiempo me uní a GYFF lo que aumentó mi pasión por la música y el arte porque ensayábamos mucho.”

Philip estudió un curso superior de producción musical y trabajó en un par de estudios durante un tiempo. “Pero no tengo suerte y sigo buscando… Ah, y además toco la guitarra, la tengo en mi casa y se llama Cindy. Espero algún día ser el mejor guitarrista de Kenia” cuenta, y se ríe con una risa fuerte y clara.

El artista piensa que el principal problema de los jóvenes de Kibera es el desempleo. “Tenemos gente con educación, que han ido al colegio, a la universidad, pero les es muy difícil encontrar trabajo. En mi caso, como productor no puedo acceder a un equipo que me permita continuar mi carrera. Protestamos al Gobierno, pero nada cambia, ellos siguen allí y nosotros continuamos desempleados, sobreviviendo lo mejor que podemos”, explica.

Phlexible no es partidario de quedarse de brazos cruzados:“Lo mejor que podemos hacer es equilibrar esta situación teniendo nuestras propias ideas y poniéndolas en práctica, como hacemos GYFF. Aquí tenemos ideas que permiten a los jóvenes conseguir algunos ingresos como el tanque de agua o eventos que crean ingresos para los artistas y para la gente de Kibera. Creo que es la forma de hacerlo”.

“Otro de los problemas que afectan a este barrio”, continúa, “son las drogas y aquí yo creo que los jóvenes lo hacen porque no tienen nada más. Por eso tenemos que centrarnos en darles oportunidades, para que estén ocupados y cambiar su mentalidad para terminar con esos vicios”, concluye.

Comunicación para el cambio social: Luis Lanchares

Luis Lanchares tiene 25 años y estudió comunicación audiovisual en Madrid. "Pero en el último año empecé a preocuparme más por la situación política, social y económica de España y fuera de ella y si mis trabajos audiovisuales podrían servir para mejorar esas realidades que me preocupaba", comenta.

Terminó en Swansea, en Reino Unido, cursando un Máster en Comunicación para el desarrollo, “o para el cambio social”, apostilla. “Este se centra en usar las herramientas y estrategias que la comunicación proporciona para el cambio social, proyectos de cooperación, sensibilización…”

Cuando volvió a Madrid el vídeo le seguía gustando y gracias a algún trabajo pudo conseguirse un equipo con la idea de trabajar en cooperación. “Tras buscar algunos voluntariados y prácticas para ganar experiencia”, dice, “en septiembre de 2015 decidí venir a Kibera donde aparte de proyectos personales podía dedicarme a un interesante proyecto artístico que me ofrecía Más por ellos”.

“Hace dos años viajé a Kenia a hacer un voluntariado que no resultó muy satisfactorio. En Nairobi conocí a Álvaro Pérez Pla, fundador de la ONG. Él, junto a Eric, un keniano que comenzó con él, me enseñó Kibera”, recuerda Luis. “El slum me cautivó”, continúa. “Su gente y sus niños eran tan agradecidos, tan amables, tan sonrientes, sus proyectos sociales tan ilusionantes, su gente tan trabajadora… Pero a la vez me chocaba el ambiente complicado que veía, la suciedad, la pobreza palpable, las historias concretas de desgracia y pelea por ganarse la vida”.

“Durante mi búsqueda de prácticas o voluntariado Kibera fue lo primero que se me vino a la mente. Ese mismo día tomé la decisión y aquí estoy ahora”.

“Quiero que la gente vea y comprenda todo lo que estoy experimentando aquí”, explica. Por eso Luis está tan implicado en el proyecto Made in Kibera, el cual le “permite ganar experiencia profesional en muchas ámbitos”. Pero quizás lo más importante es que “está siendo una experiencia increíble también a nivel vital ya que estoy conociendo a gente increíble que lo da todo por su pasión y su gente”.

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