Formas de consumo
Son palestinos, acusados de colaborar con Israel, sus verdugos pertenecen a Hamás Unos y otros llevan capuchas, quizá una metáfora de la ausencia de cabeza
Lo más probable es que esos hombres, ustedes saben cuáles, sean ajusticiados dentro de unos instantes. Palestinos, sí, acusados de colaborar con Israel y cuyos verdugos pertenecen a Hamás. Van a ser fusilados, decíamos, en lo que tarden en poner de rodillas al tercero, que viene por la izquierda. Les han cubierto la cabeza, no sabríamos explicar por qué, con unas capuchas que llaman la atención por su parecido con las bolsas de papel de los supermercados. Las reciclables. Si no lo son, las imitan muy bien. Hay quien sale de casa y vuelve con la bolsa llena de frutas y hay quien regresa con una cabeza en su interior. Modelos de consumo dispares, pero de consumo al fin. La muerte, que nos rodea sin necesidad de provocarla, constituye en algunos sitios una forma de relación económica con el entorno.
De ahí también la atmósfera de cotidianeidad que refleja la imagen. Hay cierta pereza en los movimientos de los verdugos, una pereza semejante a la del que observa y palpa los tomates en el puesto del mercado. Estos están muy maduros para ensalada, prefiero aquellos otros. Es lo que ocurre cuando uno se pone a régimen de verduras o de fusilamientos: que te cansas. Significa que el almuerzo y la muerte pierden toda su solemnidad. Se come y se mata como el que enciende el décimo cigarrillo de la tarde. Cabe preguntarse por qué las capuchas de los verdugos son diferentes de las de las víctimas, pues si de lo que se trataba era de metaforizar la ausencia de cabeza, igual daban unas que otras. Quizá no sea más que un gesto de coquetería.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.