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Sentarse es el nuevo fumar (un vicio no muy sano)

La inactividad es un problema, según la OMS. Sillas activas, empresas con gimnasio y otras formas de combatirla

No fumo, no bebo, sigo la dieta mediterránea… Pero, ¿usted se mueve? Si su horario laboral le deja exhausto para realizar cualquier tipo de ejercicio físico de forma rutinaria, sepa que cada vez son más las personas que han decidido mantenerse en forma en la oficina. ¿Cómo? Gracias a las iniciativas de algunas empresas pioneras que instalan gimnasios para sus trabajadores, les facilitan pelotas para sentarse o, incluso, favorecen reuniones en cintas para caminar. ¿Recuerda cuando prohibieron fumar en el trabajo? Pues para el sedentarismo no soplan vientos mejores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en 2013 que el sedentarismo es uno de los cuatro factores de mayor riesgo para la salud. Estima que aproximadamente 3,2 millones de defunciones al año se deben a la inactividad física. La European Heart Network (EHN) ha realizado un ranking de los países europeos con el mayor índice de sedentarismo, y España ostenta el cuarto puesto. Un 42 % de la población mayor de 18 años confiesa "vivir sentado" toda la semana, frente al 6 % de Suecia o al 7 % de Finlandia.

Con la evidencia científica acumulada, son muchas las iniciativas que están en marcha para tratar de facilitar la actividad a la población. Por ello, desde hace años, al otro lado del Atlántico se han desarrollado programas para trasladar el ejercicio físico hasta la propia oficina. Incluso se han diseñado sillas especiales que permiten ejercer la musculatura mientras se trabaja. Es el caso de Officegym, que distribuye un sistema innovador que permite realizar ejercicios para fortalecer el tono muscular mientras se dispone de un pequeño descanso en el lugar de trabajo.

Giovanni Bonotto, de la mencionada empresa, aclara: "Todos pasamos muchas horas sentados en la propia oficina o en casa. Nuestros dispositivos, una especie de correas que se adaptan a las sillas laborales, nos permiten en los pequeños descansos realizar actividad física, un hecho imprescindible para mantener nuestro cuerpo en forma, una buena circulación sanguínea e, incluso, un poco de energía extra para ser más productivos”.

Aunque dentro de nuestras fronteras el concepto mimar la salud de los trabajadores no está aún tan extendido como en EE. UU. o Canadá, ya existen iniciativas pioneras que están dando buenos frutos. Es el caso de Cet10 con su programa Wellnessjob. Su directora, Sandra Carballo, afirma: “Montar el gimnasio en la oficina es relativamente nuevo en nuestro país, pero muy consolidado en Estados Unidos y otros países de Europa”. Surge de la necesidad cada vez más creciente, según apostilla, de cuidar al trabajador para reducir bajas laborales y aumentar la productividad. "El lugar laboral es donde hoy día pasamos la mayor parte de nuestro tiempo y las empresas se convierten muchas veces en el sitio más idóneo para desarrollar programas de ejercicio físico (fuera de la jornada laboral, se dispone ya de poco tiempo libre para ir al gimnasio). Además, es un valor añadido para los empleados y un incentivo del que disponen las empresas para ofrecer más beneficios sociales a sus trabajadores y retener talento, con el plus de conseguir personal más motivado y mejorar el clima laboral”, explica. En España, la farmacéutica Almirall es una de las empresas que ofrece este servicio a sus empleados.

Siéntese, pero sobre un balón gigante

Hay medidas más sencillas, como es la introducción de una pelota Fitball (balón elastómero de gran diámetro que se utiliza en yoga o pilates), que permite trabajar la estabilidad del centro del cuerpo. "Al ser una superficie inestable, requiere que el usuario mantenga la musculatura activa en todo momento. Es un trabajo más funcional, ya que una de las funciones más importantes de los abdominales y de la zona baja de la espalda (lumbares) es la de estabilizar el cuerpo. Sentarse sobre una fitball obliga a mantener la espalda más erguida y en una posición más correcta”, apostilla Sandra Carballo.

Otras iniciativas van más lejos, como la introducida por la compañía Salo en Minneapolis (EE. UU.), donde ha instalado en una sala de conferencias cintas andadoras adaptadas a escritorios colocados con sus ordenadores respectivos, que invitan a los participantes de la reunión a caminar mientras trabajan. Para las pausas, disponen de varias mesas de ping-pong.

María Giner, entrenadora personal, periodista y promotora de iniciativas para moverse en el trabajo, defiende: "Lo principal es empezar por las pautas más sencillas. No coger el ascensor en la empresa, bajarse una parada antes del lugar de trabajo y ser conscientes de que el cuerpo humano no está hecho para la inactividad”. Recuerda, de hecho, que se deben adoptar pausas cada dos horas (como también aconseja la Dirección General de Tráfico a los conductores) para levantarse y moverse de la silla. Hay gestos simples, como tener una pelota de gomaespuma que podamos apretar entre los muslos de las piernas mientras estamos trabajando. "Esto tiene una gran utilidad para la musculatura de las piernas y el fortalecimiento de los ligamentos de la rodilla, así como para vigorizar el suelo pélvico", dice.

Cuando no se puede trabajar y hacer ciertos ejercicios a la vez, la experta anima a realizar maniobras que van a aliviar nuestra tensión corporal, como las rotaciones circulares del cuello, "sin dejar nunca caer la cabeza hacia atrás".

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