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La urea y el mar

Pros y contras de una práctica tan extendida como sigilosa

La duda es eterna: le ha venido a la cabeza todo el verano, igual que el anterior. Más cerca de la boya que de la orilla, la vejiga aprieta. “¿Y ahora qué?”, se pregunta. Esta duda, tan ancestral y legítima como ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿a dónde vamos?, ya tiene respuesta científica. Según un estudio de la Sociedad Americana de Química (ACS, por sus siglas en inglés), no solo no es perjudicial orinar en el mar, sino que, además, tiene numerosos beneficios para los ecosistemas marinos.

El estudio, colgado en YouTube en forma de vídeo humorístico, señala que la orina contiene más de un 95 % de agua, una cantidad similar a la del océano. Además, la proporción de cloro y sodio es parecida a la del mar.

El componente más residual de la orina es la urea, de la que hay unos dos gramos por litro, una cantidad ínfima, por lo tanto, no hay peligro en aliviarse en las playas, según continúa el estudio. Además, la urea disuelta en agua no es ácida ni alcalina, o sea, que no varía el pH del mar. Y como ejemplo (quizá demasiado drástico) ponen el siguiente: si toda la humanidad decidiera vaciar su vejiga a la vez en el Atlántico, el resultado sería una parte de urea por billón en el océano. Del mismo modo, aunque sea un residuo, la urea no es un veneno para nuestros mares. De hecho, es todo lo contrario: al mezclarse con el mar, la cantidad de nitrógeno que contiene produce amonio, una sustancia que sirve como un magnífico abono para las algas.

Por si aún queda alguna duda coleando en la conciencia, el estudio recuerda que (evidentemente) todos los animales marinos hacen sus necesidades en el océano. Si ellos no contaminan, nosotros no somos menos. Y eso que un rorcual común (una ballena que se cuenta entre los animales más grandes del planeta) libera unos 970 litros de orina al día. Comparado con eso, un alivio veraniego ocasional no supone absolutamente ningún peligro. En otras palabras, adiós tabúes.

Esta, sin embargo, es la conclusión de la Sociedad Americana de Química. Hay expertos que tienen una visión diferente del asunto: “No podemos hablar en términos de bueno o malo, porque, aunque las plantas necesitan nitrógeno, abonarlas demasiado cambiaría su ecosistema”, observa el biólogo de la Universidad Complutense de Madrid José Vicente Rovira. Además, también recuerda: “La orina contiene virus y bacterias y es una vía de eliminación de medicamentos, como los antibióticos”.

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