La paradoja de los BRICS
Esos países convirtieron el término en una alianza político-económica
Fue el economista Jim O’Neill, en un informe para el banco de inversiones Goldman Sachs, donde ejercía como economista jefe, quien acuñó el término BRIC, en 2001. Proyectó acertadamente el peso que iban a tener las economías de esos países emergentes en la década siguiente, en comparación con la situación de las potencias reunidas en el G-7. El análisis era positivo y respondía al fuerte crecimiento que venían experimentando esos países.
Siete años después, esos países convirtieron el término en una alianza político-económica a la que incluyeron, a partir de 2011, a Sudáfrica, agregando la “S” al acrónimo original. Se fijaron cumbres periódicas y el martes pasado, en la cita realizada en Brasil —la sexta desde el nacimiento del grupo— se decidió avanzar hacia una institucionalidad propia, con la creación de un banco para el desarrollo que contará con un capital inicial de 100.000 millones de dólares y un fondo de reserva para eventuales turbulencias financieras (...).
Resulta paradójico, sin embargo, que los BRICS avancen hacia una institucionalidad propia y eviten una serie de reformas estructurales indispensables (...). Brasil avanza hacia un estancamiento, con una expansión cercana al 1% este año; Rusia crecerá 0% en 2014, Sudáfrica cayó bajo el 2% e India ha experimentado en los últimos años una fuerte desaceleración. Incluso China, que si bien estabilizó su crecimiento sobre el 7%, aún mantiene una cuota de incertidumbre por la situación del mercado inmobiliario. Se trata de un escenario que deja abiertos más interrogantes que certezas sobre el futuro del grupo.
Santiago de Chile, 18 de julio
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