_
_
_
_
CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ideas de valor

Cuántos políticos tenemos en este país con sus estudios y sus “asesores” y qué pocas ideas de valor nos presentan

¿En España podría haber políticos así? He leído la entrevista con Martin Schulz y me han sorprendido varias cosas de esta:

Lo primero es su aparente sinceridad, ya que estamos mal acostumbrados a no creer a nuestros políticos (con una naturalidad aplastante y al mismo tiempo con gran tristeza);

lo segundo es cómo presentar unas ideas que de tan sencillas que parecen y de lo beneficiosas que serían para toda la sociedad no parecían reales o al menos aplicables. Yo al leer pensaba: esto no puede ser así, es imposible que le dejen actuar de esta forma en el Parlamento Europeo (espero equivocarme). Por último, sus palabras demostraban que para tener cultura y formación política no siempre es necesario disponer de estudios superiores o, pensaba yo, cuántos políticos tenemos en este país con sus estudios y sus “asesores” y qué pocas ideas de valor nos presentan.

Gracias, señor Schulz, por seguir creyendo en Europa y en que la política está para ayudar a la sociedad, y en especial a aquellos menos favorecidos.

¿Y los nativos brasileños?

Por Enrique Fernández, (Avilés, Asturias)

En su artículo La ilusión brasileña, Nélida Piñón analiza vibrante el ser brasileño, mil linajes, ibérico y mestizo, griegos, romanos, árabes, hebreos, africanos, orientales y una lengua llegada de Portugal. Fútbol, Dios, abundancia, alegría, ingenuidad, ilusión y melancolía. Reconoce que “nos agrade aparentar lo que no somos, exhibir lo que nos falta”; será por eso por lo que entre los citados no estén los primeros habitantes de Brasil, los nativos, sin los que no se puede entender Brasil.

Nadal no se rinde

Por Douglas Norman (Madrid)

Gracias por haber publicado un artículo tan estupendo el domingo 12 de enero (Rafa Nadal. En la mente del campeón), y además La otra familia de Nadal en Revista Sábado, el 21 de diciembre, sobre nuestro ídolo. Nadal nos ha enseñado que cada golpe, cada gesto, cada movimiento, cada caída, combinados con la constancia nos llevan hasta la victoria. Tal vez quedan las cicatrices, pero tenemos que levantarnos con más fuerza, aprender y seguir luchando. No rendirse.

Por otro lado sabemos muy poco de la faceta humanitaria del jugador, un proyecto de ayuda en India. Y sobre todo, sin buscar con ello ninguna publicidad. En esta época de números y superlativos faltan adjetivos para describir a este tenista español que domina el terreno de juego y al mismo tiempo no dice bobadas en la prensa para lucir en portadas de revistas cotilla. Gracias, Rafa.

El contrato social

Por Rebeca García Palacios (Barcelona)

Leo la opinión de Javier Marías en su artículo del domingo 12 de enero, La baraja rota, y pienso que ha dado en el clavo sobre lo que está ocurriendo en nuestra sociedad. De un tiempo a esta parte es inevitable cuestionarse el compromiso adquirido. Hoy por hoy, la realidad es que el Estado está incumpliendo su parte del trato. No nos garantiza el acceso a la sanidad, a la educación o a la justicia. Cada vez se nos complica más ejercer nuestros derechos como ciudadanos. Nos congelan los salarios y aumentan los impuestos. Nos manipulan, nos desinforman y nos ignoran. Está claro que el sistema se ha pervertido hasta un nivel intolerable. Pero creo que, aunque es gravísimo que el Estado vaya cercenando nuestros derechos sin ningún miramiento, más terrible es ver que, aun a regañadientes, vamos aceptando la imposición de un sistema cada vez más injusto y abusivo para el ciudadano. Recuerdo que en una conversación sobre la crisis actual, alguien ilustró de la siguiente manera lo que está ocurriendo: nos preguntó si sabíamos cómo se hierve una rana. Y continuó: si se quiere introducir una rana en una olla de agua hirviendo, posiblemente escape de un brinco al sentir el ardor. Sin embargo, si se introduce en la olla cuando el agua aún está fría y se deja calentar a fuego lento, se cocerá sin darse cuenta. No es la primera vez que escucho esta historia y no tengo ni idea de si una rana se cocinaría de esa manera, pero sí creo que es una comparación inquietantemente acertada. Felicito a Javier Marías porque ha verbalizado exactamente lo que seguro piensa mucha gente. Es necesario que tomemos conciencia de la necesidad de romper de alguna manera con esta tendencia y que empecemos a cuestionar unas reglas del juego que, por lo que parece, son solo de obligado cumplimiento para nosotros, los ciudadanos.

Sin reglas

Por Enrique Montiel Casado (Alcalá de Henares, Madrid)

Romper la baraja, no participar, hacerlo con las cartas marcadas, ¿qué recursos nos quedan a los inermes ciudadanos ante la que está cayendo? Ir más allá de palabras como honestidad, integridad, bondad. Verlas plasmadas en la vida de cada uno sin pretender dar ejemplo de nada ni señalar al vecino con el “y tú más”. Si lo que nos falla como colectividad es el incumplimiento del contrato social, empecemos por lo más evidente: la responsabilidad individual. Acaso entonces estaremos en disposición de aunar esfuerzos y remar al unísono en una dirección democráticamente elegida.

¡Basta!

Por Blanca Escudero (Algete, Madrid)

El excelente artículo que el pasado 12 de enero ha escrito el siempre recomendable Javier Marías, La baraja rota, ha conseguido hacerme entender lo que llevo dos años intentando asimilar, y es la rotura de la baraja que este Gobierno de kakistócratas lleva perpetrando desde que llegó al poder.

No se mueve nadie porque aún no hemos salido del estupor, porque apenas podemos creer que todo el destrozo nos lo están haciendo a nosotros, al pueblo español en su conjunto. Nadie se libra, incluso los megamillonarios patrios que se creen por encima del bien y del mal. Sobre todo del mal. Ni siquiera ellos ganarán cuando todo sea tierra quemada.

En Burgos ya han dicho ¡basta! Toca que todos sigamos como si fuéramos un dominó, cambiemos el juego de naipes por el de fichas, porque la ruptura unilateral de un contrato vital tiene que tener consecuencias.

 … Y las cartas por el suelo

Por Horacio Torvisco (Alcobendas, Madrid)

Como muy bien plantea Javier Marías en La baraja rota, la situación actual en España es insostenible para la gran mayoría de la población. Hay un Gobierno, que muchos consideran ilegítimo, pues acudió a unas elecciones que ganó por mayoría absoluta con un programa de centro-derecha y con un rosario de promesas ilusionantes para una mayoría de la población. Pues bien, estos señores, una vez instalados en el Gobierno, se han dedicado a aplicar un programa radicalmente neoliberal en lo económico sacrificando el poco Estado del bienestar que se había creado en España, y de extrema derecha, tutelada por la moral nacional católica, en materia de libertades y derechos. La demencial y retrógrada ley sobre el aborto que se pretende imponer es solo un botón de muestra.

Marías señala de forma magistral si no habrá llegado el momento de retirar a estos políticos oportunistas del PP la soberanía que temporalmente se les otorga, al haber roto unilateralmente el contrato social donde los ciudadanos se comprometen a unas obligaciones y a dejar de lado su interés personal a cambio de que la sociedad resulte gobernable desde la solidaridad hacia los que menos tienen, no a favor de individuos o grupos minoritarios, por mucho poder que tengan.

Es de manual de sociología que nos encontramos en la antesala de un estallido social. Los profesionales de la política de este país están tan alejados de la realidad, tienen un discurso tan vacuo y carente de sentido para la mayoría de los españoles, que esta realidad terminará arrollándoles de una forma u otra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_