Volver al páramo

“El país se encuentra en un momento de devaluación interna: caen los salarios, los alquileres… Ahora la gente no va a pagar 10 euros por una entrada de cine". Las palabras de Carlos Fernández, profesor de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid, trazan el mapa del páramo en que se ha convertido, tras seis años de sequía, el mundo cultural. Falta la lluvia, faltan los espectadores. El paro ahoga a 5.900.000 personas según la Encuesta de Población Activa, uno de cada tres hogares llega con dificultad a fin de mes. "Estamos en un contexto que para muchos millones de personas es de supervivencia”. No hay espacio para preocuparse por el “alimento del alma”. 

Todas las cifras juntas transforman el sector en un paisaje arrasado. Desde 2007, más de 24 millones de espectadores han abandonado los cines; se venden 80 millones de libros menos que antes de la crisis; el teatro ha perdido más de un cuarto de su público; y la música grabada factura la mitad. El consumidor de cultura ha desertado, o al menos está desaparecido. Sin él, casi 2.000 empresas del sector cerraron en 2012 y 24.000 personas perdieron su empleo.

A los recortes en inversión pública (la industria obtuvo 722 millones en 2013, algo más de la mitad de lo recibido en 2009) se suma la subida del IVA del 8% al 21%. Una política que ha puesto en pie de guerra al mundo de la cultura. La gota que colmó el vaso fueron las declaraciones del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que culpaba a la calidad del cine español de la caída de espectadores. Rubén Gutiérrez, responsable de estudios e investigación de la Fundación SGAE, que realiza cada año el estudio más completo sobre este ámbito, subraya: “La cultura ha representado hasta un 4% del PIB, ha generado más de 600.000 empleos. Y no se la respalda tanto como, por ejemplo, al sector automovilístico. ¿Alguien se imagina al ministro diciendo que los coches españoles son malos?”.

La cuestión, ahora que algunos datos macroeconómicos empiezan a ser positivos, es si el páramo volverá a florecer. La recuperación del consumo cultural, para la Fundación SGAE, no depende solo del aumento de la renta. Guitérrez lo explica: "Si la educación o la sanidad pública desaparecen, los ciudadanos tendrán menos dinero que destinar a otras cosas. Podemos volver a situaciones como las de hace unas décadas, en las que solo los favorecidos podían acceder a los servicios culturales".