_
_
_
_
LA IMAGEN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La fuerza de la gravedad

¿Qué tiene esta fotografía de especial? Es una mujer sólida, tridimensional y contundente. No hay levedad alguna, todo es tierra, raíces, todo es cuerpo, hundiéndose en su propio peso.

Juan José Millás
Edward Weston

Qué pasa, sin pasar nada, aquí, joder? ¿Y por qué, si no pasa nada, pasa tanto? ¿Por qué, si pasa tanto, no eres capaz de verlo? Has vuelto en los últimos días a esta foto diez, quince, veinte veces, la has cogido entre tus manos desprevenida, advertida, a media luz, la has observado de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de arriba abajo, del revés (¡y qué revés, por cierto, tiene!). Pero ella sigue muda, la cabrona, no porque no diga nada, que no para de hablar, pero en qué idioma, a qué instancia de ti, con qué intenciones. Algunos días te has perdido en los detalles: el ojal que se abre en la tela del albornoz, bajo la mano izquierda del cuerpo de la mujer, la misma mano que sujeta un cenicero; el botón que al otro lado de la prenda, a la misma altura, aparece de perfil. Qué alejados el botón del ojal, qué alejado también el cigarrillo de la boca ausente.

Ya está, te dices, regresando de súbito al conjunto: lo que te desazona de este cuerpo bidimensional, impreso en un papel ligero, es la sensación de pesadez infinita que transmite, como si fuera un regalo para la fuerza de la gravedad. Si saliera en la foto el humo del cigarrillo, caería hacia abajo. Por eso la mujer resulta tan sólida, tan tridimensional, tan contundente. Si trasladaras su cuerpo a la imaginación, se precipitaría también a lo más hondo de ella y no habría ya forma de moverlo de ahí. No hay levedad alguna en esta imagen, no hay vuelo, todo es tierra, raíces, todo es cuerpo, un cuerpo hundiéndose en sí mismo por su propio peso. Y tú lo ves hundirse como un ahogado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_