El primer ERE a profesores universitarios moviliza a las administraciones
El Gobierno trata de mediar en el despido de 275 personas y las autonomías revisarán la calidad de la docencia con clases ya grabadas
Jamás una universidad en España había presentado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a su plantilla de profesores, así que los 275 despidos (la mayoría de docentes) que plantea el fondo de inversión británico Permira en la Universidad Europea ―ramificada entre Madrid, Valencia y Tenerife― era imposible que pasasen desapercibidos para los medios y las administraciones. Y así ha sido. El Gobierno, a través de sus ministerios de Trabajo y Universidades, trata de mediar en este ERE al 12% de la plantilla y las agencias de evaluación autonómicas supervisarán ―supuestamente con celo― que la docencia no se resienta con parte de las clases envasadas. La Europea facturó 145,7 millones en 2018 y ganó 15,6 millones antes de impuestos.
Clara Ramas, diputada de Más Madrid, hizo el jueves un encendido relato en la Asamblea regional de lo que está pasando en la Universidad Europea: “Aprovechando la pandemia, han hecho un cambio agresivo: quitan horas de clase y piden a los profesores que cuelguen vídeos en bloques digitales que la empresa se reserva el derecho de vender a terceros. Así consiguen recortar profesores y aumentar ratios. Pasan de 7,5 grupos por cada profesor a 9, y de 30 alumnos por profesor a 45. Esto supone una disminución de la calidad de la enseñanza”.
El departamento de comunicación del centro universitario habla, sin embargo, de una media de 24 alumnos, algo que niega el comité de empresa, pues asegura que se agrupan asignaturas, por ejemplo, Cálculo I de Arquitectura y Cálculo I de Ingeniería en la misma clase. La Europea rechaza el término enlatado: “En ningún caso son contenidos creados exclusivamente por nuestros docentes que sustituyan su papel. Incluyen vídeos de profesores, pero también acuerdos internacionales con instituciones de reconocido prestigio ―como Harvard Business Publishing―, con plataformas tecnológicas, webinars internacionales, simulación, resolución de casos reales... Es decir, contenidos y recursos de alto valor como parte de las actividades que el profesor incorpora y supervisa”.
“Lo peor de todo es que para poder despedir a tantos profesores nos comemos ni más ni menos que ocho sesiones asíncronas, es decir, ocho clases de trabajos absurdos y en su mayoría interminables o vídeos de los profesores contándote exactamente lo que te habrían contado en una clase, pero sin la posibilidad de interactuar, participar, aportar o preguntar dudas”, se queja una estudiante madrileña. Ella, como muchos compañeros, se ha sumado a las protestas de los profesores, el motivo, dicen, por el que siguen en el campus. “Y encima pretenden que alguien se crea que de esta forma vamos a tener una educación más completa. Y todo esto pagando el dineral que pagamos. Es vergonzoso”. Cada alumno abona unos 1.200 euros al mes. En primero de Medicina la cifra se acerca a los 20.000 euros.
26.000 estudiantes afectados
Una vez conocido el ERE, los movimientos del entramado político se suceden, porque es una empresa privada, pero oferta títulos reglados que habilitan para trabajar. Verónica Martínez Barbero, directora general del Ministerio de Trabajo, se reunió el martes con la compañía y los trabajadores y mostró la preocupación del Gobierno por los despidos y recordó que falta un plan de acompañamiento social para minimizar los despidos. Permira, pese a sus ganancias con el negocio universitario, puede hacer despidos por razones económicas, técnicas, organizativas o de producción. Si el caso al final se judicializa, la postura de Trabajo será de enorme importancia para el comité de empresa.
Antes de la reunión con Trabajo del martes, el ministro de Universidades, Manuel Castells ―sin competencias para intervenir― llamó a la Universidad Europea para interesarse por los despidos. Pero la rectora, Elena Gazapo, remitió a Miguel Carmelo, el director ejecutivo de la universidad. En un encuentro con la prensa, técnicos del Ministerio de Universidades subrayaron en noviembre que resultaba “estupendo” que un fondo de capital riesgo ganase dinero, pero siempre que no descuidase la calidad de su docencia e investigación. Solo dos instituciones están en manos de un fondo y en ambos casos desde 2019: la Europea y la Alfonso X El Sabio.
Cada cinco años se revisan las memorias docentes de una carrera, pero si existen cambios esenciales la universidad tiene que notificarlo. La Europea afirma que lo ha hecho: “Nuestros alumnos van a seguir recibiendo sus 25 horas por crédito sobre la base de nuestro modelo que son las clases presenciales, las prácticas y las actividades académicamente dirigidas”.
“Cuando el ERE se consume, la Comunidad de Madrid tiene herramientas a través de la Fundación para el Conocimiento madri+d para velar para que esta universidad continúe desarrollando su actividad bajo estándares de calidad”, contestó el consejero Eduardo Sicilia (Ciudadanos) a la diputada Ramas que le pidió actuar ya de oficio. “La agencia será nuestro garante para que una potencial restructuración en el profesorado no afecte a la actividad formativa e investigadora. Y, por supuesto, los resultados de aprendizaje de nuestros estudiantes”, insistió el consejero.
La parlamentaria Ramas, encendida, fue muy beligerante en su contestación a Sicilia: “Esto no es solo un conflicto laboral, es la huella de un debate mucho más profundo. Una ofensiva contra el concepto mismo de Universidad ¿O a caso alguien puede llamar universidad a un catálogo de vídeos enlatados?”. Y Ramas, doctora en Filosofía y profesora de la Universidad de Zaragoza, extendió la crítica a otras universidades privadas: “Están usando el ejército de reserva, de toda una generación de jóvenes académicos que no pudieron entrar [en las plantillas de las universidades] por la crisis del 2010 y están sometidos a la bota de la [agencia de evaluación] ANECA. Su alternativa es paro, falsos asociados por 300 euros o mercenarios como correctores o instructores de universidades privadas por seis euros la hora”.
La Europea aclara que paga más a sus profesores, pero estos se quejan de maratonianas jornadas. Por ejemplo, un viernes dos horas a primera hora de la mañana y dos a media tarde para los que cursan la carrera en fin de semana, a lo que sumar la preparación de las lecciones, tutorías o correcciones. Investigar, aseguran, es casi por afición. “Tienen perfectamente definidas sus jornadas según el convenio de universidades privadas, en el que se estipulan hasta 15 horas de docencia semanal para los profesores a tiempo completo”, aseguran en esta universidad. En la pública se imparten ocho horas.
La gran carga lectiva puede explicar la baja producción científica. La Europea ocupa el puesto 65 en número de publicaciones por profesor de un total de 83 universidades, la cuarta de las privadas, según el informe sobre actividad investigadora del observatorio IUNE. Tienen un índice de 0,32 artículos al año en 2018, frente a los 4,444 de la mejor, la Pompeu Fabra. La Europea, sin embargo, ha mejorado sus datos. En 2009, sus profesionales firmaban la mitad (0,14 artículos) y cuenta con cinco programas de doctorado.
La preocupación en las plantillas de otras universidades privadas es que prenda la mecha, se copie el modelo grabado y se sucedan los ERE.
Siga EL PAÍS EDUCACIÓN en Twitter o Facebook
Apúntese a la Newsletter de Educación de EL PAÍS
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.