Aún hay margen para reducir brechas de financiación
Hasta el momento, la Comisión ha desembolsado cerca de 48.000 millones de euros, ratificando el cumplimiento de 181 hitos y objetivos, lejos de los 416 comprometidos por España
El pasado mes de agosto se cumplieron tres años desde la firma del Acuerdo de Financiación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) entre España y la Comisión Europea (CE). Apenas restan dos años para cumplir con las reformas e inversiones pactadas y recibir los algo más de 77.000 millones de euros de ayudas no reembolsables y 84.000 millones de euros de financiación en condiciones favorables.
Aunque según los datos de contabilidad nacional hasta junio de este año, las ayudas a la inversión —mayoritariamente fondos europeos— no superan los 18.000 millones de euros, es necesario analizar el proceso “aguas arriba” para monitorizar el grado de capilarización de las ayudas. Agrupando las convocatorias de subvención y las licitaciones públicas con financiación de los fondos Next Generation, esta cifra se eleva por encima de 42.000 millones, según las estimaciones de Afi de las resoluciones y adjudicaciones publicadas a todo tipo de beneficiarios finales.
Las previsiones de los principales organismos internacionales y los datos registrados en este primer semestre constatan unas dinámicas de crecimiento diferenciales significativas en España que en alguna medida descansan en las actuaciones del Plan de Recuperación (PRTR). Hasta el momento, la CE ha desembolsado cerca de 48.000 millones de euros, ratificando el cumplimiento de 181 hitos y objetivos. Aunque estos registros mejoran los de muchos países miembros, están lejos de los 416 comprometidos antes de agosto de 2026.
No obstante, no se trata solo de agotar los fondos disponibles en los próximos dos años, sino de ir evaluando resultados e impactos en la actividad productiva para extraer lecciones que permitan, en primer lugar, reducir el importe no desdeñable de convocatorias pendientes de resolver o desiertas por no adecuarse al mercado —aproximadamente, un tercio de dicho importe—. Y, en segundo lugar, para seguir dando respuesta a los déficit de financiación que limitan el potencial de crecimiento de nuestra economía. En la Adenda del PRTR se han diseñado algunos instrumentos en la buena dirección, pero aún hay margen para seguir explorando e innovando fórmulas financieras que permitan cerrar estas brechas.
La preocupación por el ritmo de ejecución de estos fondos debe estar al mismo nivel de exigencia que la predisposición de los diferentes agentes económicos, públicos y privados, para alinearse en la absorción de estos fondos con eficacia. Los déficit de inversión en el sector industrial o en vivienda residencial son dos ejemplos que se han atendido con las ayudas convocadas. Aunque no con fondos suficientes; con un poco más de perspectiva a largo plazo y de colaboración entre administraciones se podrían sentar las bases para vehiculizar modelos que permitan apalancar capital privado y que sienten las bases de instrumentos que perduren en el tiempo más allá de 2026.
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