El presidente de la Reserva Federal subraya que no piensa dimitir y que Trump no puede echarle
El banco central de Estados Unidos cumple con el guion y recorta 0,25 puntos los tipos de interés
La Reserva Federal no se ha salido del guion este jueves. En plena resaca de la arrolladora victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales, el banco central de Estados Unidos ha bajado los tipos de interés 0,25 puntos, como se daba por hecho. El Comité Federal de Mercado Abierto deja el precio del dinero en el rango del 4,5%-4,75%. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha dejado claro en la rueda de prensa que preservará la independencia del banco central ante las amenazas de Trump. Ha contestado que no piensa dimitir aunque se lo pida y ha recordado que la ley no permite al presidente destituirle a él ni al resto de los miembros del consejo antes de cumplir su mandato.
Trump supone una amenaza para la independencia del banco central, que está blindada legalmente. Un presidente no puede acabar con ella por las buenas. Una mayoría de republicanos y demócratas del Congreso entienden que es beneficiosa y Powell ha dejado claro que no se dejará impresionar por las presiones políticas. El problema se puede presentar más adelante. El mandato de Powell (que fue nombrado por el propio Trump en 2018 y luego renovado por Joe Biden) termina el 15 de mayo de 2026 como presidente y el 31 de enero de 2028 como consejero.
En el pasado, Powell ya se había explayado sobre la importancia de la independencia del banco central para luchar contra la inflación. Trump quiere dar su opinión sobre si se deben bajar o subir los tipos. Este jueves, al presidente de la Reserva Federal le han preguntado si estaría dispuesto a dimitir si se lo pidieran: “No”, ha contestado rotundo. Y ha vuelto a resaltar que “no está permitido por la ley” destituir a los componentes del consejo del banco central, aunque ha rechazado contestar a varias preguntas más con implicaciones políticas, incluida la si temía la interferencia del nuevo presidente.
El mercado aún espera un recorte adicional de un cuarto de punto en diciembre, pero empieza a recalibrar la trayectoria futura, pues la política comercial y fiscal del presidente electo puede tener efectos inflacionistas y complicar el aterrizaje suave de la economía estadounidense. ¿Puede eso alterar la política monetaria? Prefiere no adelantar acontecimientos. “No adivinamos, no especulamos y no suponemos”, ha dicho.
La inflación más alta en cuatro décadas, alcanzada durante el mandato de Joe Biden, ha permitido a Trump capitalizar el descontento y frustración de la clase trabajadora, que ha sufrido especialmente las subidas de precios. El republicano llega al cargo cuando la inflación está contenida, cerca del objetivo de estabilidad de precios del 2%, pero sin que la Reserva Federal se atreva a cantar victoria.
Las principales medidas del programa de Trump, paradójicamente, tienen efectos inflacionistas. Los aranceles, de forma obvia, al encarecer las importaciones estadounidenses. La política fiscal expansiva derivada de las bajadas de impuestos que ha prometido calentará la demanda. Si a eso se unen restricciones de oferta en el mercado laboral por la prometida deportación masiva de inmigrantes, el panorama se complica para Powell, como ya ha mostrado la subida de los tipos de interés a largo plazo con que ha recibido la deuda la victoria del republicano.
Powell sabía que le iban a preguntar por ello y llevaba preparada la respuesta, que ha leído de sus papeles en el atril. “A corto plazo, las elecciones no afectarán a nuestras decisiones”, ha indicado. Eso se ha interpretado por el mercado como que, salvo sorpresas, es probable que haya otro recorte de un cuarto de punto en diciembre. La Reserva Federal no actuará preventivamente por si las decisiones de Trump y del Congreso le complican la tarea. Ha dicho expresamente que no descarta otra rebaja de 0,25 puntos en diciembre.
“Como saben, muchas, muchas cosas afectan a la economía. Y cualquiera que haga previsiones en su trabajo le dirá que la economía es bastante difícil de prever más allá del corto plazo, no sabemos cuál será el momento y la sustancia de los cambios políticos. Por lo tanto, no sabemos cuáles serían los efectos sobre la economía, en concreto, si esas políticas serían importantes, y en qué medida, para la consecución de nuestras variables objetivo, el máximo empleo y la estabilidad de precios”, se ha explicado.
Tras subrayar que no quiere adelantarse a los hechos, ha admitido que las políticas del nuevo Gobierno o las decisiones del Congreso pueden ser relevantes para lograr esa estabilidad de precios y máximo de empleo. “Junto con otros innumerables factores, las previsiones de esos efectos económicos se incluirían en nuestros modelos de la economía y se tendrían en cuenta a través de ese canal”, ha añadido.
Cuentas públicas
Aunque sin hablar sobre el programa de rebajas de impuestos de Trump, lo que sí ha hecho Powell es insistir una vez más en que la trayectoria fiscal de Estados Unidos es “insostenible”. “La deuda no es insostenible. La senda de crecimiento sí lo es”, ha advertido, recordando que no era la primera vez que se pronunciaba al respecto.
El mensaje de Powell de que la economía está “fuerte” no concuerda con el mensaje catastrofista y apocalíptico que ha vendido el candidato republicano en la campaña electoral. Powell sí que ha admitido que, aunque “la economía está funcionando bien”, “la gente sigue sintiendo los efectos de los altos precios”. “En el mundo pasamos por un shock de inflación global, la inflación subió en todas partes y se queda contigo, porque el nivel de precios no vuelve a bajar. Lo que hace falta son años de ganancias salariales reales para que la gente se sienta mejor, y eso es lo que estamos intentando crear. Y creo que vamos por buen camino. La inflación ha bajado mucho. La economía sigue siendo fuerte. Los salarios suben, pero a un nivel sostenible. Solo creo que lo que tiene que ocurrir está ocurriendo, y en su mayor parte ha ocurrido, pero pasará algún tiempo antes de que la gente recupere la confianza”, ha explicado. “No le decimos a la gente cómo sentirse sobre la economía, respetamos completamente lo que sienten”, ha añadido.
La Reserva Federal acometió las subidas de tipos más agresivas desde la década de 1980 para contener los precios. Con la inflación relativamente controlada y el empleo perdiendo fuelle, consideró que había llegado un punto de inflación. En septiembre empezó un ciclo de bajadas de tipos con un recorte de 0,5 puntos en el precio del dinero. Sus miembros apuntaban entonces a dos recortes más de un cuarto de punto en lo que queda de año, el de este jueves y el de la reunión que termina el 18 de diciembre, pero dejando claro que se guiarán por la evolución de los datos.
“Seguimos confiando en que, con una recalibración adecuada de nuestra política monetaria, la fortaleza de la economía y del mercado de trabajo se mantendrá y la inflación descenderá de forma sostenible hasta el 2%”, ha indicado el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, al comparecer ante los periodistas.
Powell considera que los riesgos para alcanzar sus objetivos de empleo e inflación están más o menos equilibrados. Espera que la recalibración de su política monetaria contribuirá a mantener la fortaleza de la economía y del mercado de trabajo, y seguirá permitiendo nuevos avances en materia de inflación. “Sabemos que reducir la política de restrictiva a moderada con demasiada rapidez podría obstaculizar los avances en materia de inflación. Al mismo tiempo, hacerlo con demasiada lentitud podría debilitar indebidamente la actividad económica y el empleo al considerar ajustes adicionales de la banda objetivo para el tipo de los fondos federales”, ha explicado.
Powell ha dicho que las decisiones se tomarán en función de los datos y reunión por reunión. “Si la economía se mantiene fuerte y la inflación no avanza de forma sostenible hacia el 2%, podremos reducir más lentamente la restricción de la política monetaria. Si el mercado laboral se debilitara inesperadamente o la inflación cayera más rápidamente de lo previsto, podríamos actuar con mayor rapidez. La política monetaria está bien posicionada para hacer frente a los riesgos e incertidumbres a los que nos enfrentamos al perseguir ambas facetas de nuestro doble mandato”, ha concluido.
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