La caída del IPC acerca la subida del IVA sobre los alimentos a partir de junio
La rebaja fiscal entró en vigor en 2023 y se fue prorrogando cada seis meses
Se acerca el 30 de junio y con ello la fecha que pondrá supuestamente un punto final a la rebaja del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) en los alimentos. Si el Gobierno cumple con el calendario, los productos básicos entre los que está el pan, la leche, el huevo, los quesos o la fruta, volverán a un tipo del 4% en vez del 0% que hasta ahora se ha aplicado como parte del paquete de ayudas para hacer frente a la crisis inflacionista. Los aceites y las pastas también regresarán a estar gravados al 10% y no al 5% como ocurrió en el último año y medio, desde el 1 de enero de 2023.
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha asegurado este miércoles que va a esperar a conocer los datos de inflación de los alimentos de junio para decidir si elimina finalmente la rebaja del IVA. “Si la perspectiva que hay por delante no termina de abaratar el precio de la compra, tomaremos las medidas correspondientes para que sea una cesta de la compra accesible para todos los ciudadanos”, ha asegurado Montero en el Congreso, según informa EFE. La titular de Hacienda ha remarcado que el Gobierno va a “trabajar hasta el último día para ver cómo se va a comportar el precio en los mercados”. Y ha agregado: “Hay que esperar algunos días hasta ver cómo se ha comportado la inflación en esa cuestión en los más meses que podamos, esperando si es posible también los datos del mes de junio”
El Ejecutivo decidió incluir en el decreto de ayudas que aprobó a finales de 2022 la reducción de la carga fiscal sobre los alimentos básicos, los que más peso tienen, en proporción, en la cesta de la compra de las rentas más bajas. Ese ejercicio había cerrado con un incremento medio de los precios del 8,4%, el mayor pico en más de tres décadas, y una tasa subyacente —aquella que no incluye alimentos frescos ni energía, los elementos más volátiles de la cesta, y que por eso se considera un mejor termómetro de la evolución futura de los precios— del 5,2%. En el caso de los alimentos, el repunte fue de doble dígito: 15,7%.
“Ambas reducciones se establecen de forma temporal y extraordinaria desde el 1 de enero de 2023 hasta el 30 de junio de 2023, sujetas a la evolución de la tasa interanual de la inflación subyacente”, decretaba el texto del decreto en referencia a la reducción del IVA alimentario. En concreto, establecía que la rebaja se mantuviese en vigor hasta el 30 de junio de 2023 o hasta que la tasa interanual de la inflación subyacente fuera inferior al 5,5%. Esta segunda circunstancia no se dio y la ayuda se acabó prorrogando seis meses más, hasta el 31 de diciembre de 2023, con un coste para las arcas públicas de unos 1.300 millones de euros en el conjunto del año.
Al cierre de 2023 la inflación había amainado, pero sin llegar aún a los niveles deseados: el Índice de Precios al Consumo (IPC) terminó diciembre con un alza del 3,1% interanual. Los alimentos, por su parte, seguían un 7,3% más caros que el mismo mes del año anterior. Algunos productos, además, acumulaban repuntes más que marcados: el aceite de oliva experimentó un incremento interanual del 54,6% en el último mes del año.
El Gobierno optó entonces por prolongar la rebaja del IVA alimentario, pero sin contemplar ninguna cláusula de escape como las veces anteriores: decretó que el beneficio fiscal se mantendría durante seis meses, sin más. “Si bien la inflación subyacente ha tenido un comportamiento positivo, con tendencia a la baja en los últimos meses, la tasa anual de inflación de los alimentos y bebidas no alcohólicas se mantiene aún en cifras de un orden tres veces superior a la de la inflación general, alcanzando +9,5 % en octubre de 2023. En consecuencia, con objeto de favorecer una evolución positiva de la inflación de los alimentos en los próximos meses y su consecuente impacto positivo en la población española, y en especial en personas más desfavorecidas, se propone una rebaja del IVA de determinados alimentos hasta el 30 de junio de 2024″, destacaba el decreto aprobado a finales del pasado año.
El Ejecutivo también amplió otras ayudas, como las reducciones en el IVA de gas y electricidad, en este caso sí ancladas al comportamiento de los precios en el mercado mayorista. La evolución fue, en ambos casos, positiva, y los tipos del impuesto volvieron a la normalidad a entre marzo y abril.
Moderación para el resto del año
A la espera de los datos de junio, la evolución de la inflación augura una ulterior moderación de los precios. Es verdad que en los últimos dos meses, marzo y abril, la inflación ha vuelto a subir —empujada justo por los alimentos—, pero su ritmo de crecimiento, en parte causado por la vuelta a la normalidad del IVA energético, está muy lejos de los máximos de los ejercicios anteriores. El IPC se situó en abril en el 3,3%, y en el 2,9% la inflación subyacente. Los alimentos y bebidas no alcohólicas repuntaron cuatro décimas, hasta el 4,7%
“En principio estamos en un escenario diferente al que teníamos hace un año. La situación se ha normalizado. Si esto se traduce durante la segunda mitad del año en una mejor cosecha de fruta, cereales, etcétera, pues lo que tendremos es una caída importante o una corrección de los precios durante la segunda mitad del año, que es lo que nosotros esperamos”, dice Miguel Cardoso, Economista Jefe para España en BBVA Research. “Es cierto que hay cosas que no han revertido a los niveles anteriores a la pandemia; el salario mínimo interprofesional ha crecido mucho; el precio del transporte continúa siendo relativamente elevado. O sea, es cierto que hay presiones al alza, pero las perspectivas son de que los precios vayan moderando”.
Hay, además, otro elemento crítico que no puede eliminarse de la ecuación. Bruselas lleva meses presionando para que se retiren los estímulos fiscales, con el foco puesto en las ayudas generalizadas, como la rebaja del IVA alimentario. Por otra parte, las reglas presupuestarias europeas, suspendidas con la pandemia, vuelven a estar en vigor. Y el ajuste al que se enfrenta España será, al menos, de 6.000 millones al año.
Cardoso, de BBVA Research, destaca que “lo más positivo es la evolución de la inflación subyacente”, pues apunta a que la moderación de precios sea permanente y que el año termine con un IPC entre el 2,5% y el 3%. “Es una buena práctica volver a la situación anterior cuando se acaba la emergencia. Sobre todo en un entorno donde durante el próximo año se va a tener que empezar con un ajuste fiscal. Hay que ir preparando el camino para que los ajustes hacia adelante no sean tan intensos”, recuerda. “Pero son decisiones políticas”, matiza.
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