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Teletrabajo, reducción de jornada, subida de salarios: las luchas laborales más urgentes para los manifestantes del Primero de Mayo

Diez participantes en la marcha de Madrid explican a EL PAÍS qué políticas consideran prioritarias para mejorar las condiciones laborales

Varios manifestantes en Madrid en la marcha por el Día de los Trabajadores.
Varios manifestantes en Madrid en la marcha por el Día de los Trabajadores.Jaime Villanueva
Emilio Sánchez Hidalgo

Los últimos años han sido una sucesión de logros para la clase trabajadora, en opinión de los sindicatos. Los ERTE durante la pandemia, una reforma laboral que está recortando la temporalidad, la nueva norma de las pensiones —que mejora las cuantía de los más vulnerables—, el nuevo sistema de cotizaciones de autónomos —que eleva las de los que más ingresan—, los incrementos del salario mínimo, la ley rider... Pero, con todo, los representantes de los trabajadores insisten en que aún hay mucho que mejorar.

En la gran jornada reivindicativa anual de los sindicatos, el Primero de Mayo, EL PAÍS ha preguntado a los manifestantes de la marcha de Madrid cuáles deberían ser las prioridades, lo más urgente. Muchos hacen referencia al estancamiento de los salarios y la consecuente pérdida de poder adquisitivo, pero también hay quienes reclaman más medidas que fomenten la conciliación.

Sara Puye, teleoperadora: “Necesitamos más ayuda para los que quieran tener hijos”

Sara Puye, este lunes en la manifestación del Primero de Mayo en Madrid.
Sara Puye, este lunes en la manifestación del Primero de Mayo en Madrid.Jaime Villanueva

Sara Puye tiene compañeras de trabajo que compatibilizan hasta tres empleos. “Soy teleoperadora. El salario es tan bajo que cuesta muchísimo llegar a fin de mes”, explica Puye, de 37 años. Por ocho horas diarias de trabajo, su empresa abona unos 980 euros netos. “No pedimos que la empresa regale el dinero, pero si una persona trabaja ocho horas, qué menos que eso le sirva para vivir. No te digo que ahorre o que se compre una casa, pero que le dé para no quedarse sin dinero el día 2″, explica, mientras su hija reclama su atención. “Tienen que mejorar los salarios, y también tomar más medidas que mejoren la igualdad, mirar a la conciliación. Muchas personas quieren tener hijos pero no lo hacen porque es imposible”, protesta. Aplaude medidas recientes como la ampliación de las bajas por paternidad o la ley de familias —que recoge nuevos permisos por crianza—, pero “tenemos que ir más allá para poder desarrollar esa parte de la vida”. Asegura que si no tuviera pareja, con otro sueldo, su vida “sería dificilísima”.

Alfredo Carrillo, enfermero: “Tiene que mejorar el salario mínimo”

Alfredo Carrillo es enfermero.
Alfredo Carrillo es enfermero.Jaime Villanueva

Alfredo Carrillo, enfermero del servicio de urgencias médicas de Madrid, está preocupado por el futuro de sus hijas. “Lo más importante que tenemos que reclamar los trabajadores es que los sueldos den para vivir. Es lo más importante de todo y creo que no está garantizado en muchos casos. Mis hijas son un ejemplo”, explica Carrillo, enfadado por las bajas retribuciones que estas perciben. “Una de ellas cobra el salario mínimo y la otra ni siquiera eso. Es completamente imposible que se vayan de casa, con cómo están los pisos. Ha subido el salario mínimo, pero no es suficiente”, añade. La menor retribución mínima posible (1.080 euros brutos en 14 pagas) ha crecido un 47% desde que empezó la legislatura. “Bastante” en opinión de Carrillo, pero no “suficiente” para “compensar el precio de la vivienda”. “Tiene que mejorar más”, añade. A sus 53 años, cree que cuando era joven también había salarios bajos, “pero tenías la garantía de que si te formabas ibas a mejorar; ahora da igual que tengas estudios superiores. Eso te rompe las expectativas a futuro”.

Ana Granados, estudiante en prácticas: “Hay que laboralizar todo tipo de prácticas”

Ana Granados, estudiante de 23 años.
Ana Granados, estudiante de 23 años.Jaime Villanueva

Los sindicatos señalan a las prácticas extracurriculares —los trabajos voluntarios que no están vinculados a la formación— como el principal foco de abusos de las empresas contra trabajadores universitarios. Ana Granados, estudiante de 23 años, es tajante respecto a esta fórmula: “Es un suculento mecanismo de abaratamiento de la mano de obra juvenil. Más allá de mejoras parciales, lo importantes es conseguir la laboralización de todo tipo de prácticas. Esa es la única garantía de que los jóvenes no seamos utilizados como una forma de abaratar costes”. El Gobierno negocia con la patronal y los sindicatos una normativa que restrinja esas prácticas extracurriculares, entre otras medidas. Después de muchas reuniones, el Ejecutivo no consigue alcanzar un acuerdo, que intentará certificar el lunes 8 de mayo en un nuevo encuentro (después de indicar que el anterior sería el último).

Esta especialista en prevención de riesgos laborales apunta a otras amenazas en el horizonte para la clase trabajadora: “Tenemos muchos problemas, la mayoría ligados a flexibilizaciones de las relaciones laborales en un contexto de crisis”. Habla de falsos autónomos empleados por empresas como Glovo, entre otros nuevos modelos. “Hay que revertir determinadas tendencias. La reforma laboral ha querido tocar algunos de estos elementos, pero sigue habiendo cosas a mejorar, como los fijos discontinuos o los chanchullos con los periodos de prueba. La trampa siempre va a estar ahí mientras se permitan determinadas herramientas”.

Martín Sagrera, jubilado: “Los trabajadores deben recobrar lo perdido por la inflación”

Martín Sagrera, con dos de los muchos carteles que repartió este lunes en Madrid.
Martín Sagrera, con dos de los muchos carteles que repartió este lunes en Madrid.Jaime Villanueva

Martín Sagrera es un rostro familiar para cualquier persona que acostumbre a manifestarse en Madrid. Este sociólogo de 87 años acude a todo tipo de marchas con decenas de pancartas, que elabora en su casa y reparte entre los manifestantes. Este lunes, entregaba proclamas contra los empresarios que ofrecen condiciones laborales precarias. “Lo primero y más importante es que no perdamos lo que ya tenemos”, reclama, mientras ofrece carteles a los viandantes. Entre lo que hemos perdido, dice, está una buena parte de nuestro poder adquisitivo. “Hay que recobrar lo que hemos perdido por culpa de la inflación. Se necesitan salarios más adecuados”, finaliza. Los salarios solo crecieron un 3% en 2022, así que se dejaron más de cinco puntos porcentuales de poder de compra por el camino (la inflación fue del 8,4%). La OCDE calcula que los sueldos perdieron el año pasado en España un 5,3% de valor real, el noveno porcentaje más alto entre los 38 países de este organismo.

Pedro Palazón, trabajador en la industria textil: “Hemos ido hacia atrás con el teletrabajo”

Pedro Palazón, en la Gran Vía de Madrid.
Pedro Palazón, en la Gran Vía de Madrid.Jaime Villanueva

A la pregunta sobre qué le han hecho últimamente en el trabajo que le haya molestado, Pedro Palazón contesta muy rápido: “Cuando me quitaron el teletrabajo”. Trabaja en una distribuidora de textil y calzado y la actividad que desarrolla, explica, puede realizarla de forma remota sin problemas. “Después de la pandemia nos hicieron volver a todos a la oficina y ahora solo nos conceden un día”, protesta, enfadado porque, en su opinión, “la pandemia nos enseñó que existe esa posibilidad y que funciona”. “Parece que se ha olvidado y que hemos ido para atrás. Creo que esto ha pasado porque la patronal española defiende mucho el presencialismo. No se fían de sus trabajadores y los quieren tener delante, calentando la silla. Así de sencillo”, indica este trabajador de 43 años, esperanzado de que, “visto que la tecnología lo permite”, las empresas acepten una medida que “hace más agradable la relación entre la vida personal y la laboral”.

Maribel Molinero e Inmaculada Corralo, jubiladas: “La prioridad tiene que ser trabajar menos horas ”

Inmaculada Corralo y Maribel Molinero, este lunes en la Gran Vía de Madrid.
Inmaculada Corralo y Maribel Molinero, este lunes en la Gran Vía de Madrid. Jaime Villanueva

Maribel Molinero no entiende por qué trabajamos 40 horas a la semana. “La prioridad tiene que ser que la jornada sea más corta, menos horas”, dice esta jubilada de 71 años, mientras asiente su amiga Inmaculada Corralo, de 70 años: “Deberíamos ir a unas 30 horas a la semana”. Molinero cree que esta medida, manteniendo salario, ayudaría a “repartir el trabajo y reducir el paro”, del 13,2% según la última Encuesta de Población Activa, más del doble que la media europea. “Así se trabajan las mismas horas totales pero entre más gente”. El Gobierno acaba de publicar una convocatoria de ayudas a empresas que recorten la jornada sin reducir salario, una tendencia que se abre paso muy tímidamente en España. “Así, además, se facilitaría la conciliación, la gente tendría más tiempo para vivir, para consumir... Que la rueda siga girando”.

Miriam Amor, programadora: “No tiene sentido trabajar ocho horas al día cinco días a la semana”

Miriam Amor es programadora estadística para laboratorios.
Miriam Amor es programadora estadística para laboratorios.Jaime Villanueva

En una línea parecida a la de Maribel e Inmaculada, Miriam Amor (40 años) reclama la implantación de la semana laboral de cuatro días en los sectores en los que sea posible: “La productividad no va de la mano de las horas trabajadas. Cuando se trabaja por tareas, se puede organizar de otra forma. Creo que estar en el puesto de trabajo ocho horas al día cinco días a la semana es demasiado. Con la mejora exponencial de la tecnología que hemos logrado no tiene sentido”. También protesta por el escaso desarrollo del teletrabajo en España: “Fuera está mucho más implementado desde hace años y aquí vamos para atrás”.

Gabin Bruna y Antoine Claval, estudiantes: “Debemos imponer más impuestos a los ricos”

Gabin Bruna y Antoine Claval.
Gabin Bruna y Antoine Claval.Jaime Villanueva

Entre las decenas de banderas de CC OO, UGT, partidos de izquierdas y asociaciones obreras, se diferencia perfectamente la enseña francesa de Gabin Bruna. Este estudiante francés de 24 años, de vacaciones en Madrid, participa en la manifestación junto a varios amigos de Toulouse. Cree que lo más importante para los trabajadores, globalmente, es “la convergencia de las luchas, unirnos contra las grandes empresas, contra el capital”, defiende. Advierte de la amenaza que supone para los derechos laborales que la ultraderecha se acerque al poder, “como está pasando en Francia”, y en particular para las mujeres trabajadoras. “Hay que imponer más impuestos a los ricos”, añade. Su amigo Antoine Claval cree que las políticas deben ir en dirección contraria a la marcada por la reforma de las pensiones en Francia, que aumenta la edad de jubilación de 62 a 64 años. “Es injusto. Estoy asustado de hacia dónde va esto. Tenemos que luchar”, dice.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.

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