_
_
_
_
_

2022: el año del bum de los fijos discontinuos

El coto a la temporalidad establecido por la reforma laboral provoca que 830.000 personas terminen el año con este tipo de contrato, el doble que en 2021

Un camarero en la terraza de un bar de Sevilla.
Un camarero en la terraza de un bar de Sevilla.PACO PUENTES
Gorka R. Pérez

A lo largo de los doce meses de 2022 se firmaron más de 18 millones de contratos de trabajo. Casi dos millones y medio fueron fijos-discontinuos. El objetivo principal de la reforma laboral que impulsó el Gobierno, y que obtuvo el visto bueno de los agentes sociales, era el de combatir la elevada temporalidad que presentaba el mercado de trabajo español a partir de un cambio de paradigma. Para ello, el nuevo marco de relaciones laborales limitaba las situaciones en las que podría estipularse una relación temporal entre trabajador y empresa, y derivaba la gran mayoría de ellas hacia el contrato fijo discontinuo, que se ha erigido en el auténtico protagonista del año pasado. No solo por la grandilocuencia de sus estadísticas —casi un millón de personas se encuentran hoy en esta situación, el doble que el año pasado—, sino por la “distorsión” que para algunos han provocado en la fotografía que retrata la contabilidad real del paro registrado.

¿Cómo es un contrato fijo discontinuo?

La controversia alrededor de esta modalidad contractual, prácticamente inexistente hasta la entrada en vigor de la reforma laboral en diciembre de 2021, versa alrededor de qué es y cómo se contabiliza a un trabajador con uno de estos contratos. El fijo discontinuo es un tipo de contrato pensado para cubrir los puestos de trabajo estacionales y que establece una relación intermitente entre empleado y empresa. Esto es, el trabajador sabe que tendrá trabajo durante el año, pero que solo estará activo durante un periodo de tiempo concreto.

Esta situación de “espera asegurada” se produce por el hecho de que la empresa está obligada a llamar a los trabajadores con los que tenga firmado este contrato para incorporarse en caso de necesitar ampliar la plantilla. Sin embargo, si el empleado rechaza incorporarse, perderá este derecho indefinidamente y se entenderá que la relación laboral ha finalizado. Del mismo modo que si la empresa no lleva a cabo el llamamiento, en cuyo caso el empleado podrá emprender acciones legales.

¿Es temporal o indefinido?

En la categorización de este tipo de trabajadores es donde se producen las primeras fricciones. La respuesta correcta sería decir que ambas. Esto es, se trata de un contrato temporal porque la actividad no es continua a lo largo del año, aunque como se produce de manera estable durante los mismos periodos —la empresa está obligada a llamar al trabajador en los distintos momentos en los que necesite reforzar su plantilla— podría verse como fija, puesto que el empleado sabe que tendrá trabajo.

El elemento que inclina la balanza del lado de su concepción como indefinido y no temporal, está en el hecho de que se trata de un contrato que ofrece una mayor protección en caso de despido. Los fijos discontinuos tiene derecho a que se les reconozca su antigüedad basándose en toda su relación laboral con la empresa, y no solo a los periodos en los que han estado activos, por lo que en caso de que sean despedidos tienen los mismos derechos que un trabajador fijo y su indemnización se calculará de la misma manera.

¿Las cifras están maquilladas?

El detalle que genera suspicacias entre aquellos que ponen en cuestión la verdadera representatividad de esta figura laboral está en que cuando un trabajador que ha firmado un contrato fijo discontinuo no está trabajando (por ejemplo, un camarero que ha sido contratado como refuerzo en verano), y se encuentra, por tanto, desempleado (y cobrando el paro), no es contabilizado como parado en la estadística de paro registrado, porque se entiende que su relación laboral no se ha extinguido. Simplemente que ha pasado a un periodo de inactividad. En cambio, cuando esto sucede deja de contarse como afiliado a la Seguridad Social.

Aunque en los documentos que facilita todos los meses el Ministerio de Trabajo se ofrecen datos sobre el número de demandantes de empleo con relación laboral —aquellas personas que están buscando trabajo a pesar de tener ya uno de cualquier índole—, no se detalla cuántas de ellas cuentan con un contrato fijo discontinuo. Desde el departamento que dirige la vicepresidenta Yolanda Díaz recuerdan que nunca se han facilitado esos datos apelando a la “complejidad” que supone llevar a cabo una tarea de identificación. Además, puntualizan que la norma que determina su contabilidad se ha mantenido inalterada desde 1985, por lo que rechazan hablar de maquillaje. La realidad es que el crecimiento exponencial de los fijos discontinuos —que se ha producido especialmente en el tramo final del año— ha alterado el marco que definía tradicionalmente la fotografía del paro, por tratarse de un fenómeno inédito hasta el momento.

¿Cuánto han aumentado en el último año?

Los trabajadores con un contrato fijo discontinuo, a pesar de las particularidades detalladas anteriormente, forman parte de la categoría de indefinidos en las series estadísticas oficiales. Así, de acuerdo con los últimos datos facilitados este martes sobre el mes de diciembre por el Ministerio de Seguridad Social, a finales de año había 12.071.296 trabajadores con un contrato fijo, casi tres millones más que en 2021. De entre todos ellos, 833.648 tenían un contrato fijo discontinuo, el 6,3% del total. Un año antes, la cifra apenas fue de 381.985.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_