El gasto en energía de los hogares de menores ingresos se dispara más de un 70% en dos años
El coste anual medio para el último quintil por renta pasa de 750 a 1.300 euros anuales, según los datos de la firma británica de análisis Cambridge Econometrics
La crisis energética está siendo un enorme quebradero de cabeza para todos los españoles. El golpe, sin embargo, no está siendo ni mucho menos simétrico: en los dos últimos años, el 20% de hogares con menor renta ha pasado a pagar 754 euros anuales, un incremento de casi el 73% en su gasto en energía, mientras que la subida sufrida por el quintil más rico es notablemente menor, del 64% (de 1.585 a 2.597 euros), según los datos publicados este miércoles por la firma de análisis Cambridge Econometrics.
En los estratos intermedios, el hachazo será igualmente sustancial, aunque también menor que en el caso de las familias de menores ingresos: la clase media-baja verá aumentada su factura energética en un 60%; la media-media, en un 57%; y la media-alta, en un 65%. La consultora británica arroja luz y cifras sobre un patrón habitual en casi todos los episodios inflacionistas: aunque prácticamente todos salen perdiendo, la dentellada es mayor para quienes menos perciben y menos tienen.
En los últimos meses, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han recomendado a los gobiernos que centren las ayudas en los colectivos más vulnerables, evitando en la medida de lo posible medidas de carácter universal para evitar que la crisis se traduzca en un aumento de la desigualdad.
La energía es, junto con la alimentación, el capítulo de gasto más transversal a toda la escala de renta, en el que los hogares de ingresos bajos gastan un porcentaje mayor de sus ingresos y en el que menos se puede reducir el gasto: la necesitan para cosas tan básicas como calentar sus hogares o cocinar. “Aunque [en términos absolutos] gastan menos que los más ricos, la proporción sobre su renta es mayor”, constatan los técnicos de Cambridge Econometrics. Según las estimaciones de la consultora británica, los hogares que están en el último quintil de renta destinarán este año casi el 9% de sus devengos a pagar recibos de energía, más de tres puntos porcentuales más que hace dos años. En contraste, el quintil más acaudalado solo se dejará el 5% de sus emolumentos.
La luz y el gas duplican su precio en 24 meses
El precio final de la luz y el gas, el que abonan los consumidores domésticos, casi se ha duplicado entre agosto de 2020 y el mismo de 2022, frente a una subida del IPC general del 14%. En el último año, la energía es directamente responsable de algo más de un tercio del estallido inflacionario, sin contar con los efectos indirectos, en cascada, sobre el resto del índice.
La consultora británica subraya que el gasto energético de los hogares se ha visto paliado por los sucesivos paquetes de apoyo lanzados por el Gobierno español, desde la ayuda de 20 céntimos por litro de carburante hasta las rebajas de los impuestos sobre la electricidad pasando por la gratuidad de los abonos ferroviarios de Cercanías y Media Distancia. Son 35.000 millones de euros en total (casi el 3% del PIB), una cantidad sustantiva, pero a años luz del salvavidas con el que Alemania ha roto la baraja europea (200.000 millones, casi el 5% de su PIB).
“[La mayoría de] estas intervenciones entraron en vigor en abril, pero los datos apuntan a que los hogares aún encaran precios de la energía superiores a los de un año atrás”, se lee en el estudio, que pone en valor la llamada excepción ibérica: “Desde entonces, los precios [mayoristas] de la electricidad han sido significativamente menores que en otros países de la UE, (...) aunque a un alto coste”.
La estadística de Cambridge Econometrics aún no tiene en cuenta la reciente caída en la cotización del gas natural, que se ha trasladado también al mercado eléctrico en forma de menores precios. Tampoco el último tramo de ayudas, de 3.000 millones, íntegramente destinado a que los hogares con caldera comunitaria puedan acogerse a la tarifa regulada del gas, mucho más barata que las del libre.
Las renovables, parte de la solución
Más allá de las medidas de emergencia para mitigar el daño sobre el bolsillo de los hogares, la firma de análisis recomienda acelerar el paso en renovables. Más aún, en un país como España, con vastísimos recursos de sol y viento. “Son mucho más baratas que la electricidad producida con combustibles [gas y carbón] y conducirán a un precio mayorista menor y a una menor necesidad de ayudas gubernamentales”, desliza el texto, que llama a aumentar los impuestos ambientales para que las emisiones queden “apropiadamente reflejadas” en el precio de los combustibles fósiles.
En las dos últimas décadas, la paulatina expansión de la eólica, de la solar y —en mucha menor medida— de la biomasa ha reducido del 78% al 68% el peso de las importaciones netas sobre el total de energía consumida. Una cifra que irá a más en los próximos años. “La mayor electrificación del transporte, la industria y las calefacciones, junto con una expansión de las energías verdes, pueden reducir aún más la exposición de los hogares y las empresas a la volatilidad de los precios fósiles. Eso ayudaría a España a ser menos dependiente de las compras de combustibles fósiles en el exterior”.
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