La Reserva Federal sube los tipos esta semana al nivel más alto desde 2008
Powell aplica la quinta subida consecutiva del año para luchar contra la inflación
La batalla contra la inflación continúa. La Reserva Federal de Estados Unidos se dispone a subir los tipos de interés por quinta vez consecutiva este año en la reunión de política monetaria que comienza este martes y concluirá el miércoles. Con ello, los dejará en el nivel más alto desde 2008, cuando empezaba la Gran Recesión derivada de la crisis financiera. Desde entonces, los estadounidenses no conocen lo que son tipos de interés oficiales por encima del 2,5%. Ahora van a situarse por encima del 3%.
El banco central de Estados Unidos trata de combatir una inflación que se ha disparado y amenaza con enquistarse en la economía del país. La mayoría de analistas e inversores aún esperan que la subida sea de 0,75 puntos, para dejarlos en una banda del 3% al 3,5%, pero hay quienes temen incluso que la subida sea de un punto, algo que no ocurre desde principios de los años ochenta del pasado siglo, cuando al frente de la Reserva Federal estaba Paul Volcker, que se mostró inflexible para domar los precios, descontrolados por las crisis del petróleo y una política contemporizadora de su antecesor.
El actual presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, era por aquel entonces un abogado treintañero en Davis Polk & Wardwell, uno de los bufetes estrella de Nueva York. Powell siempre ha manifestado su admiración por Volcker por hacer lo que creía que era lo correcto sin importarle demasiado las críticas externas. Ahora le está tocando emularle.
Tras la crisis financiera, el entonces presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y luego su sucesora, Janet Yellen, mantuvieron los tipos de interés entre el 0% y el 0,25% durante siete años antes de iniciar una cierta normalización. Jay Powell se encontró con la pandemia dos años después de asumir el cargo y bajó de nuevo los tipos cerca de cero. Los mantuvo así mucho tiempo, incluso cuando empezaban a asomar unas tensiones inflacionistas que por entonces esperaba que fuesen transitorias. Este año, sin embargo, empezó a subirlos, primero tímidamente (0,25 puntos en marzo), luego con más fuerza (0,5 puntos en mayo) y luego, por dos veces, a un ritmo no visto desde 1994 (0,75 puntos en junio y en julio).
No ha sido suficiente. La inflación de agosto cayó menos de lo que estaba previsto. Además, la subyacente, que elimina del cálculo los alimentos y la gasolina, de precios más volátiles, subió del 5,9% al 6,3%. Eso es una señal de que la presión sobre los precios sigue viva en un país con récord de empleo y una tasa de paro cercana a los mínimos del último medio siglo.
Los inversores leyeron rápidamente que el dato implicaba subidas de tipos de interés más agresivas y las Bolsas y los bonos cayeron con fuerza. Anticipando las subidas del precio oficial del dinero, los tipos hipotecarios a 30 años han superado ya el 6%, también por primera vez desde 2008.
“La sorprendente resistencia de la inflación significa que la Fed tiene más trabajo que hacer de lo que se pensaba”, señala en un informe el economista Bob Schwartz, de Oxford Economics. “Antes de la publicación del IPC, la opinión generalizada era que la próxima reunión de los días 20 y 21 de septiembre supondría una subida de los tipos de interés de 75 puntos básicos [0,75 puntos porcentuales], la tercera consecutiva de esa cuantía, pero algunos consideraban que podría adoptarse un aumento menor, de 50 puntos básicos, en deferencia a la desaceleración de la inflación observada en julio. Tras la publicación del IPC, ese sentimiento se ha invertido. El consenso sigue pronosticando un aumento de 75 puntos básicos, pero ahora una parte considerable de los participantes en el mercado piensa que la Fed podría —y debería— ser más audaz, subiendo los tipos un punto porcentual completo” explica.
En el simposio de política monetaria de Jackson Hole (Wyoming), Powell advirtió a finales de agosto que será necesario causar “algo de dolor” a familias y empresas para controlar la inflación. Por ahora, las subidas de tipos no han dejado apenas daños en la economía. La tasa de paro sigue siendo muy baja y el consumo no ha sufrido en exceso.
Pese a ello, Powell tiene muy difícil el aterrizaje suave, en parte porque ha reaccionado con algo de retraso, pero en parte también porque una parte de los factores que impulsan la inflación (energía, alimentos, materias primas, atascos en la cadena de suministro) corresponden a la oferta, escapan de su control y son menos sensibles a una ralentización moderada de la demanda. Los economistas creen que el efecto acumulado de las subidas de tipos de interés se dejará notar más adelante este año y a comienzos de 2023, y ven probable que se produzca una recesión suave que enfríe la demanda y ayude a contener los precios.
Además, el presidente de la Reserva Federal también ha advertido de que el endurecimiento de la política monetaria puede ser duradero: “A menos que los daños económicos resulten ser más graves de lo previsto o se produzca una crisis financiera, la Reserva Federal debería mantener los tipos a niveles altos durante la mayor parte del próximo año”, concluye Schwarz.
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