La economía que deja Trump
Los expertos coinciden en que el tejido productivo más grande del mundo está hecho un “desastre” con la pandemia, aunque el legado económico puede ser positivo a largo plazo
El legado económico de Donald Trump será recordado, después de años de bonanza, por su fallida respuesta a la pandemia del coronavirus, retratada no solo en las más de 400.000 muertes que ha producido en el país norteamericano, sino también por el daño que ha ocasionado a la economía. Mientras países en Asia recuperaron su producción y consumo durante 2020 a partir de pruebas masivas y medidas de contención del contagio, Estados Unidos negó, reaccionó tarde y hoy está lejos de la fortaleza económica que tenía antes de la crisis. El país ha recuperado solo dos tercios de su producto interno bruto (PIB) y el 56% de los empleos perdidos desde que azotó la covid-19, de acuerdo con Bank of America. El banco estima que la recuperación total no se verá hasta el tercer trimestre de 2021 y los datos más recientes apuntan a una segunda caída. El 14 de enero, el Departamento del Trabajo anunció que 1,15 millones de estadounidenses se declararon desempleados, el número más alto desde julio, cuando la primera ola de contagios llevó a confinamientos estrictos. Trump será el primer presidente en la historia de su país que dejará su puesto con menos empleos que los que había cuando llegó, de acuerdo con un análisis de la firma Moody’s Analytics.
La pandemia marcará el legado económico de Trump, pero en general, este es más que una economía en ruinas. Entre 2017 y 2021, la Administración rompió paradigmas comerciales y forzó la apertura ideológica de la Reserva Federal, abriendo el techo de gasto para los gobiernos del futuro. Lo que Trump hizo en el plano económico pudiera, incluso, facilitar el trabajo de su sucesor y presidente electo Joe Biden, según los especialistas. “Trump heredó una muy buena economía y la dejó hecha un desastre,” resume Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics. En 2017, cuando Trump llegó a la presidencia el desempleo iba a la baja y el PIB al alza, la economía no se había recuperado por completo del choque de la crisis financiera del 2008, pero las tendencias se mostraban a su favor, cuenta Zandi.
El primer año de su presidencia bajó impuestos para las grandes corporaciones, por lo que la economía se fortaleció brevemente en 2018, año en el que el presidente emprendió una guerra comercial desde China y Corea del Sur a México o Alemania. “A raíz de esto, para fines de 2019, las manufacturas estaban en recesión, la agricultura en recesión, el transporte en recesión y, fue entonces cuando, de hecho, Trump pidió una tregua,” apunta Zandi. Si el Gobierno de Estados Unidos llegó a un acuerdo con China fue porque se dio cuenta de que se acercaban las elecciones de 2020, opina el economista. Un análisis hecho por Zandi muestra que el PIB creció más lentamente bajo Trump que con ningún otro presidente desde Harry Truman, quien llegó al poder en 1945.
El historial económico de Trump antes de pandemia se debe poner en una balanza, opina Michelle Meyer, economista jefe de Bank of America para EE UU. Es probable que el recorte en impuestos se considere su “mayor victoria económica”, asegura Meyer, “pero luego, por otro lado, las tensiones con China y un desafío real al comercio mundial marcan otro de sus legados. Eso creó mucha incertidumbre, muchas interrupciones en la cadena de suministro. Todavía estamos viendo las consecuencias de eso y será muy interesante ver cómo Biden enfoca el comercio global.”
El comercio no será igual después de Trump, ahonda Mark Blyth, autor y profesor de Economía Internacional en la Universidad de Brown. “Trump hizo pedazos la narrativa que dice que todos nos beneficiamos del tipo de globalización neoliberal de las décadas de 1990 y 2000, con lo que se ganó la lealtad de una gran parte de la población que básicamente ha estado en un largo ciclo de declive a medida que los puestos de trabajo en las manufacturas se perdieron por varias razones. Les dijo: ‘Yo sé por qué se fueron, por culpa de China.”
La pandemia del coronavirus ha marcado un punto de inflexión en la economía de EE UU. No se puede culpar a Trump por la pandemia, pero sí se le puede culpar por su respuesta fallida a la pandemia, coinciden Blyth y Zandi. Desde el principio, la Administración se negó a ver de frente la amenaza que esta pandemia sería, desde ignorar advertencias antes de que llegara al territorio nacional, hasta negar su seriedad para justificar su inacción. China y otros países en Asia se enfocaron en confinamientos estratégicos y pruebas masivas para contener el contagio, y sus economías están ya recuperadas total o parcialmente.
El presidente “hizo de la respuesta a la pandemia un pésimo trabajo y la economía de Estados Unidos está sufriendo como consecuencia, incluso hoy todavía está luchando a pesar del enorme apoyo fiscal,” explica Zandi, de Moody’s Analytics. El apoyo fiscal equivale, hasta la fecha, al 15% del PIB del país, una cantidad sin precedentes. “A pesar de todo ese apoyo, la economía está luchando contra el desempleo y el subempleo que son muy altos. Nuestra economía apenas se mantiene a flote.”
Juego de valientes
A largo plazo, asegura Blyth, el impacto más duradero de la economía de la era Trump será que le ganó a la Reserva Federal una especie de juego de valientes y, como resultado, forzó su apertura ideológica. Para la Fed, la Reserva Federal, la postura tradicional siempre ha sido que un impulso fuerte en los salarios y el empleo lleva inevitablemente a un disparo en la inflación. Pero Trump y sus aliados republicanos en el Congreso implementaron políticas que hicieron justo eso: bajaron impuestos para impulsar la creación de empleos y aumentaron el gasto público, financiado a través de deuda. “En pocas palabras, calentaron la economía,” dice Blyth, “y no hubo tal inflación. La Fed entonces cambió sus objetivos permitiendo un poco más de inflación con la idea de que hay espacio para calentar la economía y cuando suba la inflación lidiarán con ello.”
El trecho lo abrió Trump, pero pudiera ser Biden quien se beneficie de este nuevo paradigma empleo-inflación, apunta el experto. El presidente electo anunció el 14 de enero que pedirá la aprobación de un paquete de 1,9 billones de dólares para incrementar el gasto en infraestructuras, ayudas monetarias a familias y a recursos de salud para combatir las dos crisis de la covid-19, la sanitaria y la económica. El precedente sentado por Trump podrá ayudar a Biden a obtener los recursos que busca y seguir incrementando la deuda.
“Ahora, ¿eso se debió a Trump? No. ¿Es porque los republicanos son genios económicos? Tampoco. Muchas personas han estado diciendo esto durante mucho tiempo, francamente ellos simplemente fueron los que tomaron el riesgo”, opina el académico, “y nada de esto excusa la incitación a la revuelta. Nada de esto excusa la sedición, el racismo, el odio, el hostigamiento racial y todo lo demás que ha hecho.” “Si la pregunta es ¿cuál será el legado económico de Trump? la respuesta es que rompió el cómodo consenso de la política neoliberal que asfixiaba lentamente a la clase trabajadora y la clase media baja de Estados Unidos,” concluye Blyth.
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