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Janet Yellen: “En circunstancias como las actuales hay que actuar a lo grande”

La secretaria del Tesoro nombrada por Biden justifica ante el Senado el ambicioso plan de estímulos de la Administración entrante para aliviar a las víctimas de la pandemia

María Antonia Sánchez-Vallejo
Janet Yellen comparece de forma telemática ante el comité de Finanzas del Senado, este martes en Washington.
Janet Yellen comparece de forma telemática ante el comité de Finanzas del Senado, este martes en Washington.ANNA MONEYMAKER (AFP)

Una superpotencia en horas bajas, sojuzgada por la pandemia y objeto de amenazas colosales como el cambio climático o la competencia “abusiva, injusta o ilegal” de China. Janet Yellen ha comparecido este martes de forma telemática ante el Senado para ser confirmada como secretaria del Tesoro (ministra de Economía) de EE UU, y esbozado un panorama alarmante de los retos que afronta el país. Pero a grandes males, grandes remedios, subrayó la economista nada más empezar su discurso, y la apertura de la Bolsa de Nueva York, al alza, pareció darle la razón, mientras el euro se apreciaba frente al dólar. “En circunstancias como las actuales, lo más inteligente es actuar a lo grande”, dijo a modo de declaración de intenciones. “Nadie merece más crédito que Yellen para lograr una expansión económica sostenida, por lo que debería ser confirmada el primer día”, señaló el senador demócrata Ron Wyden al presentarla, aunque todo parecía indicar -también su prolongada exposición, de tres horas y media de duración- que eso no iba a suceder este martes.

Yellen explicó al comité de Finanzas del Senado que no es tiempo de preocuparse por el déficit fiscal cuando lo que se necesita es invertir en infraestructuras, I+D, formación y capacitación de la fuerza laboral, para lo que será preciso que los más ricos contribuyan con “impuestos justos y progresivos”, revirtiéndose incluso partes de la gran reforma fiscal de 2017, que benefició a las grandes fortunas y corporaciones. Para evitar que millones de estadounidenses se queden descolgados del sistema por la pandemia, Yellen prometió ampliar las ayudas por desempleo y los bonos de comida, pasos que evitarán a largo plazo “la destrucción de empleo permanente”.

Una vez prescrita la receta para los problemas internos, Yellen citó a China como “el competidor estratégico más importante de EE UU”. Para hacer frente a esa amenaza, subrayó, el presidente Biden tiene previsto presentar un segundo paquete de medidas –incluida la inversión en infraestructuras– para reforzar la competitividad económica del país. Está en juego el cetro de superpotencia global, y las medidas, incidió Yellen, han de ser igual de ambiciosas que los retos. La Casa Blanca también prepara un arsenal de herramientas para atajar “las prácticas abusivas, injustas e ilegales” de Pekín, dijo, en una posible alusión a ulteriores sanciones.

En respuesta a preguntas de los senadores, Yellen pormenorizó esas prácticas en una serie de políticas habituales que incluyen subsidios ilegales, dumping (venta por debajo del coste) de productos, robo de propiedad intelectual y barreras de ingreso a productos norteamericanos. Al concluir su exposición, la titular de Economía acusó a China de “horrendos abusos de derechos humanos”.

La otra gran amenaza –”una amenaza existencial”, como la calificó- se llama cambio climático, y para abordarlo la Administración demócrata invertirá en tecnologías limpias, energías renovables y el decidido fomento del uso de vehículos eléctricos, pues además ese sector puede constituir una nueva veta de empleo. En el programa electoral que le ha llevado a la Casa Blanca, Biden siempre ha equiparado reactivar la economía para superar la pandemia con reformular su concepción y sus objetivos.

Mantener la confianza en la economía de EE UU es bueno para el país, dijo Yellen, pero también para sus socios comerciales. El valor del dólar y otras divisas debe determinarlo el mercado, y no otros operadores, por lo que manipular los tipos de cambio para sacar ventaja comercial resulta “inaceptable”. “Me opondré a todo intento por parte de cualquier país de manipular artificialmente las tasas de cambio para sacar partido comercial de la operación”.

Bajo la alargada sombra de la gran reforma fiscal de 2017 –para muchos, la única iniciativa legislativa de calado de Trump–, la candidata a ocupar la secretaría del Tesoro señaló que asegurar el acceso a la financiación de las pequeñas y medianas empresas resulta prioritario. También garantizar la sostenibilidad del presupuesto federal, y para ello nada mejor que superar la pandemia. “Sin más ayuda, tendremos que lamentar problemas económicos a largo plazo”, dijo. “La trayectoria fiscal a largo plazo es un motivo de preocupación, algo a lo que debemos prestar atención, pero es importante recordar que estamos en un periodo de tipos de interés muy bajos”, subrayó la expresidenta de la Reserva Federal. “Los tipos bajos son un signo de cambios estructurales que probablemente permanezcan durante mucho tiempo, aunque eventualmente puedan aumentar para garantizar que el déficit primario sigue siendo reducido”.

El propósito de la política fiscal de la Administración de Biden no es subir los impuestos, subrayó, sino proporcionar alivio a las víctimas de la crisis sanitaria. “Debemos pensar en la política fiscal como parte de las inversiones en infraestructuras, el fomento de la I+D o el impulso de la industria manufacturera”, y en ningún modo en el aumento de las tasas corporativas al nivel previo a los recortes de la Administración republicana en 2017, pues esa no es la intención de Biden, según dijo. “Pero sí que las grandes corporaciones y las grandes fortunas paguen la parte que les corresponde”. Es decir, desaconsejó pensar en la subida de impuestos en abstracto, y en cambio hacerlo “en el contexto de un vasto programa de inversiones”.

La apuesta de la Administración de Biden por programas como Medicare, “cuyos beneficios debemos preservar”, continuará. Con guiños a los trabajadores más precarios de las ciudades, las comunidades rurales, las minorías más afectadas por la pandemia como la afroamericana o la latina –”hay que reducir la brecha económica racial”, instó-, y las mujeres, “víctimas en un grado desproporcionado de la pandemia”, la próxima secretaria del Tesoro descendió a pie de calle a la hora de plantear cómo será el combate al virus. “Las escuelas necesitan más recursos” para su transformación digital, que les permita afrontar un tipo de enseñanza radicalmente distinto, “y Biden quiere reabrirlas en los próximos cien días”, anunció. En su exposición programática no dejó prácticamente ningún aspecto sin señalar, del riesgo que presentan las criptomonedas en el blanqueo de dinero al terrorismo financiero, ligado a un mundo tecnológico en constante cambio.

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