La economía española logra un rebote récord, pero sigue lejos del nivel previo a la crisis
El PIB creció un 16,7% en el tercer trimestre, pero solo ha recuperado el 59% de lo perdido en los primeros seis meses
La relajación de los confinamientos y la intervención pública para evitar despidos y cierres de negocios llevaron a la economía española a crecer un 16,7% en el tercer trimestre del año, la mayor subida de la serie histórica. La ligera tregua estival del virus y el bajo punto del que se partía tras el descenso a los infiernos de los tres meses anteriores contribuyeron a la recuperación de la actividad entre julio y septiembre tras el parón en seco del segundo trimestre. Los fuegos artificiales serán sin embargo breves: los niveles precrisis son un punto lejano en el horizonte tras volatilizarse casi una cuarta parte del PIB en la primera mitad del año, solo se ha recuperado el 59% de lo perdido y la economía aún cae un 8,7% en tasa anual respecto al tercer trimestre de 2019, el doble que en la zona euro. Además, el aumento de las restricciones en toda Europa ante el recrudecimiento de los contagios amenaza la mejoría.
La magnitud del progreso ha batido lo esperado por el Gobierno, que auguraba en torno al 13% de avance, y por la mayoría de los servicios de estudios. “Los datos que hemos conocido esta semana muestran la fuerte reactivación de la economía y el empleo durante el tercer trimestre”, ha celebrado la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Su mensaje ha ido acompañado de un aviso. “Estamos en un momento de alta incertidumbre tanto a nivel europeo como global”, admitió.
En tiempos normales, un avance de la economía del 16,7% sería considerado una proeza extraordinaria. En tiempos de pandemia se asemeja a una venda sobre una herida abierta. El peor verano de la historia para el turismo, con un desplome cercano al 70% y 40.000 millones menos en ingresos, no ha sido suficiente para detener un rebote prácticamente asegurado conforme la economía abandonaba la hibernación, los bares volvían a servir raciones, los concesionarios a vender coches y los aviones a volar.
Según el Instituto Nacional de Estadística, la demanda nacional tiró del carro, al ganar 11 puntos respecto al trimestre anterior, mientras que la exterior aportó 1,8 puntos más que en primavera. La inversión (16,3%) y el consumo de los hogares (20,7%) mejoraron frente al trimestre precedente. Por sectores, la industria fue la que más subió (27%), especialmente la manufacturera, seguida de la construcción (22,5%) y los servicios (15%), impulsados por el tirón del comercio, el transporte y la hostelería (42,5%). La agricultura permaneció estancada.
El mercado laboral esboza bien el pulso recobrado, aunque el ritmo cardíaco sigue al borde de la arritmia. La Gran Reclusión primaveral se llevó por delante un millón de empleos. En verano se recuperaron 569.600 y el 80% de los trabajadores han salido del ERTE. El paro está en el 16,3% tras el formidable golpe asestado por el patógeno, un dato que habla de que se está conteniendo la hemorragia —por ahora—: tras la Gran Recesión la tasa de desempleo española se movió por encima del 20% durante nada menos que 22 trimestres.
Las lecciones que parece haber aprendido Europa sobre cómo se combate una crisis, con los grandes organismos abandonando la obsesión austeritaria para impulsar una expansión del gasto nunca antes vista, no ha sido suficiente para recuperar todas las plumas. Tampoco lo ha sido llegar a la cota de crecimiento trimestral más alta —la anterior data de 1972 y fue del 2,2%—. “El crecimiento del PIB del tercer trimestre confirma las previsiones del rebote inicial después del hundimiento del segundo trimestre, pero a pesar de esto, la economía española ha recuperado apenas la mitad de lo perdido en la primera mitad del año”, advierte Ángel Talavera, jefe de análisis de Oxford Economics para Europa.
Técnicamente, España sale de la recesión, pero los motivos para el jolgorio no abundan. La recuperación cada vez se parece menos a una V y la economía da síntomas de levantar el pie del acelerador con la segunda ola poniendo palos en las ruedas. El sector servicios volvió a contraerse en agosto tras dos meses de subida. Servicios de estudios como BBVA Research ya han revisado a la baja su previsión para final de año y el próximo ejercicio. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, advirtió este jueves de que los principales indicadores dan señales de debilidad desde septiembre y la economía camina tambaleante, con un viento de cara que puede transformarse en huracán en cualquier momento: los confinamientos son inversamente proporcionales al crecimiento, y cada vez más frecuentes y restrictivos con los contagios en máximos.
“Las perspectivas para el cuarto trimestre están empeorando rápidamente y podríamos ver una nueva caída de la actividad, aunque mucho menor de lo que sufrimos a principios de año. Esto, de rebote, hace que el crecimiento anual para 2021 vaya a empeorar. La recuperación hasta el nivel de PIB previo a la crisis va a ser larga y podría demorarse hasta el 2023”, augura Talavera.
El tercer trimestre se presenta así como un fugaz paréntesis. Las previsiones ya anticipaban un avance de dos dígitos para España, en medio de una oleada de rebotes en otras grandes economías como Francia (+18,2%), Italia (16,1%), Alemania (8,2% o Estados Unidos (+7,4%), si bien estas dos últimas no partían de un umbral tan bajo dado que sufrieron un descalabro mucho menor en la primera mitad del año.
Los números de este viernes parecen nacer por tanto caducados. Y siguen la tendencia del periodo de variaciones extremas que vive la actividad, con una volatilidad récord por arriba y por abajo, y las previsiones cambiando a la velocidad de la luz de un mes a otro al ritmo frenético de los contagios.
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