El BCE se prepara para lanzar nueva artillería contra la pandemia con los riesgos al alza
Lagarde mantiene los tipos intactos, pero reevaluará la situación ante el avance de los confinamientos
Los males son conocidos: un crecimiento económico bajo presión y una inflación anémica que empieza a confundir a Europa con Japón. El culpable también: un virus que vuelve a resurgir con fuerza haciendo regresar al vocabulario la palabra confinamiento. Los remedios son menos evidentes: el Banco Central Europeo anunció este jueves que no moverá ficha por ahora. Eso significa que los tipos de interés se quedan como están, en el 0%, también la tasa de depósito negativa del 0,5% que cobra a los bancos, y seguirá intacto el paquete de adquisición de bonos de 1,35 billones de euros. En el horizonte, sin embargo, deja claro que habrá artillería nueva en su reunión de final de año. “El Consejo de Gobierno recalibrará sus instrumentos, según proceda, para responder a la situación actual y garantizar que las condiciones de financiación sigan siendo favorables para respaldar la recuperación económica y contrarrestar el impacto negativo de la pandemia en la inflación proyectada”, ha apuntado la presidenta de la entidad, Christine Lagarde.
Las reglas de la salida de la crisis parecen claras. Los Gobiernos elevan la cifra de gasto a niveles sin precedentes y el Banco Central Europeo rebaja los intereses que pagan. El despliegue, unido a la relajación de los confinamientos en verano, permitirá este viernes un avance histórico del producto interior bruto en la zona euro. Pero la vida del rebote, como advierte el organismo, parece condenada a ser breve. Lagarde ha avanzado que los indicadores vienen perdiendo fuerza desde septiembre, especialmente en el sector servicios, y noviembre pinta mal ante la vuelta de las restricciones. Toda una ristra de predicciones económicas, entre ellas el 3,1% de crecimiento que esperaba el BCE para el cuarto trimestre en la zona euro, quedarán irremediablemente enterradas, con el PIB arriesgándose a entrar en números rojos. “¿Será negativo? No podemos decirlo en este momento"; ha dicho Lagarde evitando previsiones apresuradas.
Los inversores que esperaran un anuncio sorpresa acorde a la creciente sensación de emergencia que se apodera de Europa han visto decepcionadas sus expectativas, pero el mercado ya anticipaba que hoy no sería el día del gran despliegue de fuerza. Primero, el banco se encomendará a sus expertos para extraer lecciones de cómo actuar. “La nueva ronda de proyecciones macroeconómicas elaboradas por los expertos del Eurosistema en diciembre permitirá una reevaluación exhaustiva de las perspectivas económicas y el equilibrio de riesgos”, ha señalado la presidenta del BCE, que quiere aguardar hasta ver si las medidas de contención implantadas por Alemania, Francia o España dan resultado.
El análisis hasta la reunión de diciembre incluirá el avance de la pandemia, las perspectivas sobre el lanzamiento de la ansiada vacuna y la evolución del tipo de cambio. Dada la magnitud de los problemas, con los riesgos al alza y “viento de cara en las previsiones a corto plazo”, Lagarde ha avanzado que la acción del banco no se limitará a un único instrumento, se trata de “recalibrarlos todos”. El mensaje anticipa una respuesta contundente, y bastó para aliviar las pérdidas de los principales índices bursátiles europeos. Entre los objetivos de los nuevos estímulos estará que no se seque el crédito y siga fluyendo hacia empresas y ciudadanos en un momento en que la liquidez puede marcar la diferencia entre bajar o no la persiana para miles de negocios.
La inflación tampoco levanta cabeza, y sigue lejos del tradicional objetivo “por debajo pero cerca del 2%". Entró en territorio negativo en agosto (-0,2%) y profundizó en él en septiembre (-0,3%). Para octubre no se espera una mejoría. El banco achaca ese hundimiento al desplome del precio de la energía, el recorte del IVA en Alemania y la agresiva política de descuentos del sector turístico para atraer clientes en un contexto de parón de los viajes, pero calcula que en 2021 la demanda gane tracción y cambie la tendencia. “No va a ser para siempre”, tranquilizó Lagarde.
Mientras los países cumplen con su parte en el flanco fiscal, endeudándose hasta niveles inauditos, la institución con sede en Fráncfort afila sus herramientas. “El BCE estuvo ahí en la primera ola y estará en la segunda”, remató en una versión contemporánea y pandémica del célebre “whatever it takes” ["haremos lo que sea necesario"] pronunciado por Mario Draghi.
En su estilo pretendidamente cercano, Lagarde terminó su intervención trasladando su cariño a todos aquellos que han padecido en carne propia el sufrimiento por la covid-19. “Porque hablamos de ello como si fuera algo externo, pero tiene impacto en la gente”.
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