La industria y los servicios empezaron a recuperarse en mayo con la desescalada
La actividad en ambos sectores mejoró respecto a abril, pero está aún muy lejos de los niveles de hace un año, según el INE
Mayo supuso el principio de la salida del túnel de la crisis sanitaria y también de la parálisis económica que produjo el coronavirus. Mientras los diferentes territorios vaciaban progresivamente sus hospitales e iniciaban un lento desconfinamiento, la economía despertó del letargo a la que había sido sometida tras la irrupción de la pandemia. El retorno de la actividad se produjo tanto en la industria como en los servicios. Según los datos presentados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cifra de negocios del sector secundario aumentó un 18,5% respecto a abril, mientras que la del sector terciario se incrementó un 15,5%. La industria se recupera más rápido, pero ambas actividades siguen muy por debajo de los niveles que tenían en las mismas fechas del año anterior.
El gran incremento en mayo del Índice general de cifra de negocios de la industria, calculado a través de una encuesta a 12.000 establecimientos del sector, no logró contrarrestar el histórico desplome de abril, cuando las actividades no esenciales fueron suspendidas durante casi dos semanas. La paralización produjo un hundimiento del 28,5% en el negocio del sector, que, unido al de marzo, dibuja un panorama aún desolador: la tasa anual continuaba en mayo un 29,3% por debajo de los niveles de 2019, si se descuentan los efectos estacionales y de calendario, aunque mejoró en 11 puntos las apocalípticas cifras de abril.
El golpe a la industria, que ha acabado por dar la puntilla a algunas fábricas históricas —como la metalúrgica Alcoa en Lugo o la automovilística Nissan en Barcelona—, empezó a amortiguarse en mayo de manera muy desigual: el negocio de bienes duraderos se duplicó respecto a abril, pero el de bienes de consumo no duraderos apenas se incrementó un 2,5%. Esto es debido a la mayor paralización del primer ámbito, el de la gran industria, durante lo peor de la pandemia, mientras que en el segundo la actividad se mantuvo en gran medida durante marzo y abril por considerarse esencial.
Tras el masivo acopio de las primeras semanas de confinamiento, el negocio de la industria de la alimentación bajó un 5% en mayo, frente el excepcional aumento del cuero y calzado (147%) o de la automovilística, que multiplicó sus cifras por cuatro debido a la reapertura de las fábricas. En términos anuales, el negocio de los bienes duraderos se desplomó más del 30%, el doble que el de los bienes no duraderos. Sin embargo, el mayor impacto se lo lleva la energía, como consecuencia de la caída de los precios del petróleo.
La disparidad del golpe también se aprecia en los diferentes territorios. Baleares, Aragón y Galicia son las comunidades que presentan peores cifras respecto al año pasado, con una bajada de en torno al 40%, mientras que en Extremadura la actividad se redujo un 15%. El declive industrial estuvo protagonizado por el mercado interior, y aguantó mejor en las operaciones con países no pertenecientes a la zona euro.
El turismo lastra los servicios
Las cifras de negocio del sector servicios también se recuperaron en mayo, pero el incremento del 15,5% respecto a abril —un 21,9% en el caso del comercio— se convierte en un desplome del 32,3% si se comparan con las del mismo periodo del año anterior. El hundimiento de la actividad durante los dos primeros meses de la pandemia —superior al 20% en cada uno de ellos— aún pesa demasiado, pese a la progresiva reapertura de locales comerciales iniciada a principios de mayo, que ayudó a aliviar la situación.
Así, el negocio de venta y reparación de vehículos se triplicó respecto a abril, y el de la hostelería experimentó un espectacular aumento del 129%, aunque hay que tener en cuenta siempre que se partía de cifras muy bajas. En cambio, el de las actividades administrativas, que pudieron resistir mejor gracias al teletrabajo, incluso descendió un punto. También el transporte aéreo, que vivió su peor mes, al perder un 20% de su negocio. La disparidad desaparece si se comparan los datos con los de hace un año: todas las actividades se desploman, con mención especial para la hostelería, que pierde un 87%.
El frenazo del turismo, y muy en concreto el internacional, tuvo un especial impacto en las islas, que se sitúan a la cabeza del hundimiento del índice. Frente al descenso del 11% en Murcia, más dependiente de los viajeros españoles, Canarias y Baleares perdieron la mitad de su actividad terciaria respecto a mayo de 2019; en el segundo caso, también se dejaron un 20% del empleo en el sector.
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