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Barón de Ley: vino y alquimia financiera

El valor en Bolsa de la empresa vinícola ha crecido un 62% en cinco años gracias a una hábil estrategia empresarial y a la recompra de acciones propias

María Fernández
Bodegas El Coto en Rioja, del grupo Barón de Ley.
Bodegas El Coto en Rioja, del grupo Barón de Ley.

España es el tercer productor de vino del mundo, pero apenas tiene empresas de cierta dimensión y solo dos (Barón de Ley y Bodegas Riojanas) cotizan en Bolsa, a la espera de que Bodegas Bilbaínas deje de hacerlo tras la entrada en su accionariado del fondo Carlyle. Otras lo intentaron, como Federico Paternina, que fue excluida del mercado en 2009, o Cvne, la compañía de los empresarios Víctor Urrutia y Juan Abelló que salió en 2015. Grandes operadores como García Carrión, Freixenet, Miguel Torres, Félix Solís o González Byass han encontrado fórmulas más rentables para obtener recursos fuera del mercado.

El caso de Barón de Ley es paradójico, ya que pese a su escaso tamaño relativo ha demostrado que se puede sacar un enorme partido a estar en el parqué. El dueño de marcas como El Coto de Rioja no ha dejado de crecer en el último lustro y es uno de los valores favoritos de muchos gestores. Con unas ventas a punto de alcanzar la barrera de los 100 millones de euros —en el ejercicio 2017, último auditado, fueron 95 millones­— la empresa presidida por Eduardo Santos-Ruiz vale en Bolsa un 62% más que hace cinco años (109 euros por acción) sin haber repartido dividendos. “La clave del éxito reside en la gestión, digna de estudio, de su presidente”, dice Iván Martín, responsable de inversiones de Magallanes, en una reciente carta enviada a sus clientes. Esta gestora confió durante muchos años en Barón de Ley, hasta que vio la oportunidad de salir de la compañía logrando en cuatro años unas plusvalías del 40% cuando el resto de la Bolsa vivía fuertes caídas. “Desde el punto de vista financiero los números son asombrosos. El beneficio por acción se ha multiplicado por seis en las últimas décadas y la generación de caja en todo este tiempo roza los 500 millones”, insisten en Magallanes.

La clave es que Santos-Ruiz ha optado por retribuir a sus accionistas de una forma poco común: ha excluido del mercado el 42% de los títulos en los últimos diez años. En concreto, ha eliminado más de tres millones, y de este modo, los títulos que quedan valen más y se les asigna un mayor beneficio por acción. “Esta estrategia tiene sentido cuando se hace por debajo del valor fundamental de la compañía, como ha sido el caso”, añade Martín.

Nacido en Navarra en 1991, (aunque El Coto había sido fundado en el año 1970 en La Rioja) el grupo elaboraba y comercializaba únicamente vinos de Rioja en sus comienzos, hasta que a principios de la década pasada se extendió a Cigales (Valladolid), fundando la bodega Finca Museum, donde elaboran el vino del mismo nombre. Muy pronto construyeron una nueva bodega en Rioja para atreverse con Vinos de la Tierra hasta que, a finales de 2004 ampliaron su negocio a la curación de jamones, paletas y lomos de bellota en Cáceres dentro de la denominación de origen Dehesa de Extremadura. También explotan sus propios viñedos.

“Su cartera de productos muestra unos márgenes por encima de la media [...] porque combina un mix de ventas enfocado hacia el segmento alto junto con una estructura de costes muy eficiente”, analiza Mario Lodos en una nota del Banco Sabadell. Es el grupo con mayor cuota de mercado en vinos de crianza de Rioja y ha sabido sortear la caída en la demanda de vino de España en la última década aumentando de manera proporcional sus exportaciones, que ahora suponen la mitad de la facturación.

“Lo que más nos ha atraído históricamente de la compañía es la excelente gestión de capital de su presidente, Eduardo Santos-Ruiz”, apoya Javier Ruiz, director de inversiones de Horos Am. “Pensamos que la compañía aún tiene potencial en Bolsa, aunque es cierto que, después de las grandes subidas de los últimos años, este potencial se ha visto reducido”.

Las dudas ahora están en qué recorrido le queda a la compañía. El último golpe de efecto de Barón de Ley, que ha declinado participar en este reportaje, fue el pasado 20 de noviembre, cuando su presidente lanzaba una oferta de compra de todas las acciones a un precio de 109 euros tras rebasar el 50% del capital. Desde esa fecha Mazuelo, su vehículo inversor, está haciéndose diariamente con pequeños paquetes de acciones gracias a un aval de Caixabank que respalda la operación.

La bodeguera sigue presentando un balance financiero muy sólido, pero tiene que enfrentarse a riesgos propios de su sector, como el cambio climático o la competencia de los vinos del Nuevo Mundo, con costes de explotación muy competitivos. “No deja de ser el negocio más “débil” de la cadena de valor del vino. Dentro de este sector, preferimos los eslabones con mayor concentración de la cadena, como los productores de corcho”, analiza Ruiz. Los accionistas tienen la última palabra.

Una capitalización de 446 millones

Los buenos gestores son los que tienen los balances saneados”. Eduardo Santos-Ruiz, presidente de Barón de Ley, ha tratado de cumplir su máxima, repetida en difentes actos públicos, pese a que el negocio del vino exige la paciencia de tener un ‘stock’ con millones de botellas en un almacén esperando que envejezcan. Mazuelo Holding, la patrimonial familiar que comparte con su mujer, y donde también figuran sus hijas como consejeras, está en el camino de hacerse con el 100% del grupo, valorado en 446 millones (ya ha llegado al 73% del capital). Por ahora accionistas como la aseguradora Santa Lucía, con el 3,17% o el fondo FMR, se mantienen fieles a la empresa, que ingresó hasta el pasado septiembre 65 millones y cuyo resultado de explotación alcanzó los 23 millones. La deuda, a cierre de 2017 era solo de 15 millones de euros.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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