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La economía argentina cae por primera vez en 14 meses

El PIB se reduce en abril 0,9% interanual y 2,7% intermensual lastrado por la sequía en el campo, mientras crece el endeudamiento externo

Federico Rivas Molina
Mauricio Macri en mayo pasado, durante una recorrida por una fábrica de autopartes en la provincia de Córdoba.
Mauricio Macri en mayo pasado, durante una recorrida por una fábrica de autopartes en la provincia de Córdoba.Presidencia
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La economía argentina se achica y la deuda en dólares aumenta. Según la última estadística oficial difundida el martes, el PIB interanual se contrajo 0,9% en abril y se derrumbó 2,7% con respecto a marzo, en la que fue la primera caída en 14 meses. En el mismo periodo, el país sudamericano sumó otros 19.000 millones de dólares a su pasivo externo, hasta los 253.000 millones de dólares. No son variables para celebrar. El gobierno de Mauricio Macri ha admitido que se avecinan “meses un poco más recesivos”, en momentos en que debe ajustar las clavijas para recortar el año que viene gastos por 7.100 millones de dólares, la suma a la que se comprometió ante el Fondo Monetario Internacional para recibir un rescate de 50.000 millones.

Hay que remontarse a 2009 para encontrar un abril tan malo como este que pasó. Aquel año, la culpa de la caída del PIB la tuvo una sequía muy dura que afectó la cosecha de soja y otros granos que son la base de la economía argentina y fuente del ingreso de divisas. Esta vez también fue la sequía, que redujo en 37% la cosecha prevista para este año. En el desagregado por sector que realizó el INDEC, la oficina estatal de estadísticas, el sector agricultura cayó más de 30 puntos, arrastrando a la baja el resto de los indicadores.

Pero el problema es de fondo, y el Gobierno lo sabe. Si en 2009 abril fue apenas un punto negro en una curva virtuosa de crecimiento, este abril no refleja aún las consecuencias de la crisis cambiaria de mayo. Los índices por venir serán aún peores, algo que reconoció el jefe de ministros, Marcos Peña. “Es probable, ya lo han dicho nuestros propios responsables de la economía, que producto de los shocks externos que hemos tenido y la crisis cambiaria, eso va a tener un efecto de algunos meses más recesivos, pero creemos que de todas formas este año va a terminar en crecimiento”.

Los mercados golpean a Argentina

El rescate otorgado por el FMI a Argentina no la puso a resguardo de las turbulencias financieras globales. Las acciones en la Bolsa de Buenos Aires cayeron el jueves un 8,9%, la mayor bajada de los últimos cuatro años.

El riesgo país, el diferencial de tasa que Argentina paga sobre los índices de los países desarrollados, subió a 586 puntos, un 4,8% más que el día anterior. La cifra ya iguala a la registrada a finales de 2015, cuando el país sudamericano se encontraba en pleno proceso electoral de medio término, a la espera de un triunfo de Macri. El dólar, en tanto, rompió una vez más la barrera de los 28 pesos por unidad.

El jueves negro en la Bolsa puso en evidencia los desafíos que enfrenta Argentina. Según la agencia Moody's, su economía es la más vulnerable de los países emergentes por la combinación de alto endeudamiento en moneda extranjera y déficit fiscal. Sólo Zambia y Mongolia se encuentran en el mismo escalón de riesgo.

Las estimaciones para 2018 ya no son del 3% de subida del PIB, como se especulaba en enero. “Se estima que el PIB se desacelere a un crecimiento cercano al 1% en 2018, antes de retomar tasas superiores en 2019″, dijo el Banco Central a través de un comunicado. La entidad monetaria atribuyó la bajada a “la reciente aceleración inflacionaria", producto de la devaluación del peso -que perdió la mitad de su valor desde enero- y “la extraordinaria sequía que padeció el sector agroexportador”.

Las variables que debe atender el Gobierno son complejas. Los ingresos del campo se han reducido, mientras está obligado a bajar el déficit fiscal para achicar el endeudamiento externo y moderar la inflación, que cerrará este año cercana al 30%, por encima incluso que en 2017. La deuda no dejó de crecer desde la llegada de Macri. Según el INDEC, sumó 19.192 millones de dólares entre enero y marzo, a razón de 211 millones por día, y más de 86.000 millones desde diciembre de 2015, cuando inició el nuevo Gobierno. Hoy está en 253.000 millones de dólares, cuando hace 10 años era de 160.000 millones de dólares.

La dependencia externa de Argentina explica, para el Gobierno, buena parte del mayo negro que vivió la economía, cuando el dólar pasó en pocos días de un piso de 20 pesos a casi 28 pesos. La subida de tasas en EEUU encareció el dinero para los emergentes y el país sudamericano temió que el financiamiento del que disfrutó desde el inicio del macrismo se cortara. Decidió entonces acudir al FMI.

Los primeros 15.000 millones que llegaron del organismo sirvieron para sostener el peso y financiar el déficit, que el Gobierno prometió reducir a no más del 1% del PIB en 2019 y a cero en 2020. Para ello deberá ajustar las cuentas, algo complejo en un contexto de recesión con inflación. El problema para Macri es que el tiempo corre en su contra: el año que viene buscará la reelección y el escenario actual no parece el mejor para una campaña exitosa.

Conflictividad laboral

Es previsible que la reducción de gastos traiga problemas políticos y laborales, sobre todo en la plantilla del Estado. El martes, mientras todo Argentina celebraba la clasificación de su selección ante Nigeria en Rusia 2018, 354 periodistas de la agencia estatal de noticias, Telam, recibieron el telegrama de despido.

El conflicto puede extenderse a otras reparticiones, mientras el Gobierno hace equilibrio entre sus necesidades de recorte y la presión de los sindicatos, cada vez más organizados en sus demandas. El lunes pasado, la CGT y otras centrales no peronistas paralizaron el país, en la que fue la huelga general más dura que enfrentó Macri.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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