La caída del precio del aceite no acaba de repercutir en los consumidores
El sector espera un leve repunte de las cotizaciones gracias a la fuerza del mercado exterior
Las abundantes lluvias que continúan cayendo en el sur de España, la principal zona productora de aceite de oliva del país, han provocado, según datos los datos manejados por el sector, una caída de las cotizaciones en origen del 35%. Los expertos creen que el descenso ha tocado fondo y que la fuerza de la demanda, especialmente fuera de España, provocará un leve repunte de los precios. Pero la bajada no ha terminado de repercutir en la cesta de la compra de los consumidores. Y, además, las organizaciones agrarias alertan: aunque las actuales condiciones climáticas auguran una buena cosecha para el próximo año, ésta no está ni mucho menos asegurada.
El sistema Poolred, que centraliza las ventas de aceite en todo el país, registran un precio de 2,60 euros por kilo de aceite de oliva virgen extra, frente a los cuatro euros a los que llegó a el año pasado. Para los aceites lampantes, los de peor calidad, las cotizaciones rondan los 2,10 euros, comparados con los 3,50 que alcanzaron en la anterior campaña.
Sin embargo, y aunque haya grandes oscilaciones entre algunos distribuidores y otros, por norma general los precios al consumidor se han reducido en un porcentaje medio muy inferior a la bajada registrada en el campo. Los precios para un virgen extra se sitúan ligeramente por encima de los cuatro euros, frente a los más de cinco euros de hace unos meses y llegarían a los 3,50/3,60 euros para un aceite de oliva frente a los cuatro euros anteriores. Desde las industrias se indica la dificultad de mayores bajadas al tener existencias adquiridas a precios elevados, mientras desde la asociación sectorial Unión de Uniones se acusa a la gran distribución, no solo de no bajar, sino de haber realizado subidas.
La caída de los precios del aceite de oliva se desató el pasado mes de marzo ante la situación de lluvias generalizadas que afectaron a los territorios del olivar, lo que, en principio era un buen augurio para la cosecha de la próxima campaña. La continuidad de las lluvias ha reforzado esa posibilidad, aunque desde organizaciones del sector como Interóleo se advierta que se trata simplemente de conjeturas en cuanto, aunque el agua ha sido un factor positivo, quedan meses y muchas otras circunstancias climatológicas como para asegurar la posibilidad de una gran cosecha.
En principio, la parada en el hundimiento de las cotizaciones del aceite se ha debido a la existencia de una recuperación en el conjunto de la demanda consecuencia de esa bajada de los precios. Las exportaciones han experimentado un repunte para superar las 70.000 toneladas mensuales y se mantiene la posibilidad de llegar a las 900.000 toneladas en toda la campaña, mientras en el mercado interior se ha ralentizado la caída desde un 14% a menos del 9%.
En principio, la campaña pasada se cerró con una producción por encima de las expectativas con 1.246.000 toneladas frente a unas previsiones del sector agrario de 1.100 toneladas, una cifra un 3% por debajo de la campaña anterior y un 6% inferior a la media de los últimos cinco años. Con los datos manejados por la Administración, al mes de abril, con unas existencias de 911.000 toneladas, las previsiones de stocks al inicio oficial de la campaña, el 1 de octubre, se situarían en unas 350.000 toneladas, un volumen suficiente para atender la demanda de casi tres meses.
Desde las Cooperativas Agroalimentarias se considera la necesidad de aumentar la demanda en el mercado interior impulsando una mayor cultura hacia el consumo del aceite y donde una subida de precios discreta no sea una barrera que aleje a los consumidores.
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