El Banco de España dice que las empresas han ajustado salarios pero no sus márgenes
El organismo reconoce que el empleo creado es mejorable, pide un mecanismo de ajuste automático de las pensiones y recuerda que el ajuste fiscal debe continuar
Cinco son los principales mensajes que ha lanzado el Banco de España en su informe anual publicado este martes: uno, es necesario que haya "un mecanismo de ajuste automático de las pensiones". Dos, la recuperación de la competitividad ha descansado en los costes laborales mientras que los márgenes empresariales han seguido estables, lo que indica falta de competencia entre las empresas. Tres, la calidad del empleo es "mejorable", un hecho que lastra la productividad de la economía y aumenta la desigualdad. Cuatro, los esfuerzos de ajuste y las reformas deben continuar para bajar la deuda y hacer frente al envejecimiento de la población. Y cinco, la fragmentación parlamentaria impide los consensos para esas reformas.
Luis Linde abandona el puesto de gobernador el próximo 8 de junio. Pese a que es poco dado a afirmaciones taxativas, deja un último informe anual trufado de avisos a navegantes. El documento subraya que "las reformas puestas en marcha durante la recesión contribuyeron a sentar las bases de la recuperación", que esta ha sido "intensiva en empleo" y que se ha logrado restablecer la competitividad con el exterior, el talón de Aquiles que abocó a España a la crisis. Sin embargo, también explica que una parte de esta recuperación obedece a estímulos monetarios y fiscales. Y que esos vientos de cola que han propulsado la economía española no siempre seguirán ahí. Hay que empezar a prepararse para el momento en el que la fiesta toque a su fin.
El primer capítulo del informe anual siempre se titula Rasgos básicos de la economía española. Pero esta vez el banco lo ha llamado de forma muy distinta: Límites a las políticas de demanda y retos para el futuro. Lo que traducido al cristiano significa que la expansión monetaria y fiscal no seguirá dando para mucho más. Tarde o temprano los tipos de interés subirán. El petróleo puede encarecerse como ya lo está haciendo. Incluso puede interrumpirse el crecimiento de los mercados de exportación. En algún momento, el Gobierno tendrá que continuar bajando la deuda y garantizar la sostenibilidad de las pensiones. A medida que los dopajes vayan desapareciendo, la economía tenderá hacia un crecimiento mucho más lento, con una productividad muy baja lastrada por el envejecimiento de la población, la baja formación, la escasa inversión tecnológica o el elevado número de temporales y parados. Y eso se combinará en un cóctel explosivo con una deuda pública y exterior todavía muy alta y un gasto público que se disparará por la demografía.
Es decir, la economía española todavía presenta “un grado de vulnerabilidad muy notable ante perturbaciones externas”, recuerda el organismo. Pese a la sensación de agotamiento con las reformas, Linde brinda una frase lapidaria en la carta que rubrica precediendo al informe y que sirve de despedida de su mandato: "Los avances son indudables, pero el esfuerzo que la sociedad española debe realizar para consolidar y mejorar lo alcanzado es también significativo".
Las pensiones
“El envejecimiento poblacional supone un reto de primer orden para la sostenibilidad de las finanzas públicas”, argumenta el Banco de España. De acuerdo con estimaciones de la Comisión Europea, el gasto público por el envejecimiento subirá hasta 2050 en unos 3,5 puntos de PIB, casi 40.000 millones calculados con el PIB actual. En cuanto al sistema de pensiones, según el Banco de España las reformas aprobadas lograrían en un contexto económico favorable que el agujero se reduzca. No obstante, si no se buscan ingresos adicionales, la corrección se produciría solo por un recorte de la pensión pública respecto al salario medio, lo que en la jerga se llama tasa de sustitución. Esta caería unos 20 puntos, desde el entorno del 60% al 40% del sueldo medio, según cifras del ejecutivo comunitario. Es decir, los jubilados tendrían una menor capacidad adquisitiva al duplicarse el número pero mantenerse el gasto en pensiones sobre PIB.
“De cara al futuro, la clave consiste en delimitar, de acuerdo con las preferencias sociales, las tasas de sustitución de nuestro sistema de pensiones que se pretenden asegurar, de forma que se adecuen los ingresos para que la sostenibilidad quede garantizada. De los análisis disponibles se puede concluir que el mantenimiento de las tasas de sustitución actuales, que son elevadas en comparación internacional, exigiría incrementos de los ingresos del sistema muy significativos”, señala. O lo que es lo mismo, habría que subir demasiado los impuestos para mantener la generosidad actual. Por este motivo y justo cuando se han vuelto a subir las prestaciones con la inflación, la entidad recomienda que en cualquier caso “se mantenga un mecanismo de ajuste automático que garantice la sostenibilidad”.
Además, el banco sostiene que “las tendencias demográficas tendrán efectos negativos sobre el crecimiento potencial de la economía”, lo que deprimirá la productividad y el número de personas en edad de trabajar. De ahí que abogue por “una mayor participación de los grupos de más edad en el mercado de trabajo”, y por políticas que fomenten la conciliación familiar, la natalidad y la inmigración.
El mercado laboral
El otro lastre para la productividad se halla en el mercado laboral, muy marcado por la elevada temporalidad, la baja formación y el alto número de parados que llevan demasiado tiempo sin ocupación. "La calidad de los puestos de trabajo creados es, en muchos casos, mejorable", reconoce el organismo. El informe destaca que la ratio de temporalidad sigue siendo la más elevada de los países del euro, que “hay evidencia de una menor duración de los contratos temporales recientes” y que, en consecuencia, existe una mayor rotación de los trabajadores. En esas circunstancias, parece difícil que un empleado pueda ganar experiencia y, por tanto, productividad en la empresa. Combinado con un bajo nivel educativo y un alto porcentaje de contratos a tiempo parcial involuntarios, “todo ello ha llevado a una reducción del número de horas efectivamente trabajadas, con consecuencias no solo en la productividad media, sino también en la desigualdad de los ingresos laborales”, concluye. Incluso si la desigualdad está mejorando con la creación de empleo, esta se deterioró mucho con la crisis, afirma el Banco de España.
Por otra parte, el servicio de estudios explica que los costes laborales prácticamente han corregido todas las pérdidas de competitividad acumuladas desde la creación de la moneda única europea. Tal proceso ha sido esencial para restablecer la competitividad y traer la recuperación. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los precios y los resultados de las empresas. “Las ganancias de competitividad frente al área del euro han recaído más en el ajuste de los salarios que en el de los márgenes empresariales”, resalta. Y eso denota “cierta falta de competencia en algunos sectores”.
En medio de la crisis, en un contexto de fuerte restricción financiera parecía lógico que las empresas aumentasen su liquidez recortando los costes laborales. Se trataba de obtener más margen para poder financiarse y garantizar la supervivencia. Pero ahora esos mayores márgenes se están manteniendo incluso cuando los costes de financiación se han desplomado. El organismo no observa la compresión de márgenes lógica de una recuperación, cuando el pastel se hace más grande y lo normal es que las empresas compitan más por su trozo de la tarta. Por más que surjan oportunidades de negocio, no se incorporan nuevas empresas después de que muchas hayan sido destruidas durante la crisis. “El grado de concentración, aproximado por la cuota de mercado de las cuatro empresas más grandes de cada sector, aumentó un 10% durante la crisis y se redujo solamente un 0,1% durante la posterior fase de recuperación”, apunta. En opinión del banco, se deberían examinar las barreras que impiden una mayor competencia.
Los impuestos y la parálisis en las reformas
A pesar de semejante diagnóstico, "las iniciativas para resolver los problemas estructurales de la economía son escasas", lamenta en su papel de Pepito Grillo. El ajuste fiscal está inacabado y "debe proseguir de forma que sea compatible con el crecimiento económico", ganando en eficiencias y reordenando "la cesta de impuestos" subiendo aquellos en los que se aprecia más margen como el IVA, los especiales y los medioambientales. “Entre los desafíos pendientes ocupa un lugar preeminente la corrección del desequilibrio de las cuentas públicas, una tarea urgente”, dice el gobernador Linde.
En definitiva, el Banco de España constata el serio problema de “la fragmentación política” y pide altura de miras: "Muchas de las tareas pendientes de la economía española requieren planes de acción en el medio y largo plazo que superan el ciclo político habitual y, por lo tanto, exigen una puesta en marcha sin demora y un compromiso político amplio y duradero en torno a ellas".
La incertidumbre en Cataluña
El Banco de España vuelve a analizar la situación catalana y, otra vez, alerta: "La incertidumbre que persiste sobre el devenir de la actual legislatura, tras las elecciones autonómicas de diciembre pasado, podría afectar al proceso de normalización de la situación económica en Cataluña".
El supervisor detecta que la comunidad sufrió una ralentización mayor que el resto de regiones a finales del año pasado, sobre todo según se desprende de los datos de afiliación a la Seguridad Social, comercio, pernoctaciones turísticas, inversión residencial y empresarial. En el conjunto de España, la escalada del conflicto en octubre solo tuvo un perjuicio económico transitorio. Pero todavía puede deparar un impacto mayor en la economía catalana y española, dañando la confianza en el consumo, el crédito y la inversión. "Continúa constituyendo uno de los principales elementos de riesgo doméstico", remacha.
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