La plaga de la patata avanza imparable en Galicia tres años después de detectarse
“Hay motivos para estar preocupados”, afirma Victor Novo, Jefe de Servicio de Sanidad y Producción Vegetal de la Xunta de Galicia
La polilla guatemalteca que devora la patata, uno de los pilares económicamente estratégicos y de mayor tradición en Galicia, avanza imparable en esta comunidad autónoma desde que el insecto fue identificado por primera vez en Neda (A Coruña) a finales de 2015. La plaga, que de momento solo ha causado estragos en las cosechas para autoconsumo, afecta ya a 33 municipios norteños de A Coruña y Lugo, el último, el de Muxía, en la Costa da Morte. Una rápida dispersión muy difícil de atajar de esta frágil pero destructiva mariposa que ahora amenaza las principales zonas de producción con denominación protegida: Bergantiños (A Coruña), la más próxima, y A Limia (Ourense).
Los expertos de la Xunta de Galicia no ocultan su preocupación por el futuro incierto de estos centros de producción intensiva porque nadie puede asegurar que estén a salvo de las devoradoras larvas de la polilla que metamorfosean dentro del tubérculo. En ese caso, las repercusiones económicas serían desastrosas para el sector, ya que afecta a miles de familias que desde hace decenas de generaciones viven de este negocio agrícola. Solo en los cultivos controlados por la Indicación Geográfica Protegida (IGP), la producción en 2017 fue de 117,8 millones de kilos.
"Hay motivos para estar preocupados", afirma Victor Novo, jefe del Servicio de Sanidad y Producción Vegetal de la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia. El experto en plagas explica que no hay garantías de poder frenar esta, la más mortífera de las que atacan a la patata, e impedir que no se extienda a zonas vitales productivas porque son muchas las posibilidades de dispersión del insecto.
Novo alerta de las dificultades para controlar su propagación que no solo se produce a través del movimiento del producto de unas zonas a otras, sino también por el de otras mercancías que constantemente van de un lado a otro en camiones o furgonetas y estas también sirven de medio de transporte para que una polilla pueda viajar tantos kilómetros ya que no tienen capacidad de vuelo.
"Recomendamos que no se acumulen grandes cantidades de patata porque esta es una plaga de almacén ya que son estos lugares cubiertos los que favorecen la puesta de las larvas, unas 300 de cada hembra fértil que solo vive dos días", explica el técnico. "La vigilancia y alerta de los productores es crucial ya que en el avance sorprendente de la plaga han pesado las malas prácticas de los productores por el movimiento de mercancías que estaban contaminadas", incide.
Los tratamientos de exterminio del insecto y las medidas de prevención del Gobierno central y la Xunta han resultado insuficientes, se han intensificado los controles para impedir la salida del producto de las zonas contaminadas y la Consellería de Medio Rural ha destruido más de 400 toneladas de patatas, a lo que habrá que añadir la producción de Muxía, el último Ayuntamiento cercado por el insecto.
Las señales de destrucción en este municipio coruñés ya son alarmantes. El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicó el viernes 6 de abril la resolución por la que se establecen los plazos para la declaración de existencias de patata de consumo, de semilla y de superficie de patata plantada, así como de las superficies de plantación en la zona tapón en Muxía.
Estas declaraciones serán los datos de referencia para que la Xunta pague a los productores las indemnizaciones que les correspondan, las mismas que reciben el resto de afectados en los otros 32 Ayuntamientos y que ya superan los 176.000 euros. Medio Rural ya ha pagado las ayudas a 1.323 beneficiarios de los que el 23,28% son de la provincia de A Coruña y el 76,72% restante de Lugo.
Los agricultores aguardan con inquietud los efectos de las nuevas medidas de control de la Xunta y del reciente decreto del Gobierno central para casi un centenar de Ayuntamientos afectados en España cuyas repercusiones económicas todavía no se han cuantificado. El decreto viene a reforzar los controles autonómicos ya existentes en Galicia, Asturias y Canarias, aunque prevé fuertes prohibiciones de los cultivos para frenar la expansión de la polilla cuya supervivencia solo depende de la patata y sin ella, moriría.
"Hay que tener miedo"
Los expertos no saben con certeza por qué y cuándo aterrizó en Galicia la polilla guatemalteca y creen que su llegada desde Canarias fue probablemente mucho antes de 2015, cuando el Laboratorio Nacional de Referencia de Valencia dio la alerta al analizar un ejemplar que había entregado un agricultor de la zona de Ferrol Terra. Con una dispersión difícil de definir para los técnicos, el insecto lo transportan los humanos por el tráfico de mercancías, tanto del producto como la semilla.
"Ante este panorama hay que tener miedo", afirma Victor Novo, jefe de Servicio de Sanidad y Producción Vegetal de la Xunta de Galicia, "porque el problema no está tanto en cultivo familiar para autoconsumo sino en una gran industria de la que dependen tantas familias y que ahora ven su futuro en grave riesgo".
La Xunta ha colocado una red de trampeo (1.625 unidades) por toda Galicia a base de feromonas que atraen a los machos para controlar la presencia del insecto en cultivos o almacenes y el índice de propagación de la plaga. Pero estos cinturones solo pueden instalarse bajo supervisión de los técnicos para que no tengan un efecto llamada en las zonas no contaminadas.
En los Ayuntamientos declarados como zona tapón, como es el caso de Muxía (A Coruña), los vecinos tendrán que informar de sus plantaciones, con prohibición de comercializar el tubérculo que no esté embolsado y etiquetado, para evitar que salga fuera de los perímetros de seguridad bajo amenaza de fuertes multas administrativas de hasta 3.000 euros.
La Consellería de Medio Rural ha desplegado a un equipo de técnicos y asesores en Muxía para atender a los afectados y resolver sus dudas para cumplir con los controles establecidos a través de charlas informativas que se están impartiendo en todos los municipios del entorno donde se pide la colaboración de los productores. Desde el Gobierno gallego tratan de concienciar a los afectados de que "la lucha contra esta plaga de cuarentena nos compromete a todos", indican fuentes de la Consellería de Medio Rural.
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