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El grupo alemán Henkell acuerda hacerse con el control de Freixenet

La compañía compra el 50,7% del productor de cava por 220 millones de euros

Lluís Pellicer
Bodegas de la empresa Freixenet S.A., en Sant Sadurní d'Anoia.
Bodegas de la empresa Freixenet S.A., en Sant Sadurní d'Anoia.Josep Lluís Sellart

El productor de cava Freixenet pasará a tener capital mayoritariamente alemán. La firma vinícola Henkell, filial del grupo alimentario Dr Oetker, tendrá el control de la empresa catalana tras cerrar un acuerdo para adquirir el 50,7% de la firma por 220 millones de euros. La compra fue pactada con la familia Hevia y parte de los Bonet, que decidieron salir de la compañía. En cambio, los Ferrer y el hasta ahora presidente de Freixenet, José Luis Bonet, optaton por mantener de momento sus acciones, La operación pone fin a la disputa que las tres familias propietarias arrastraban hace más de dos años por las diferencias que mantenían sobre la gestión de la compañía.

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La venta de Freixenet ya se puso sobre la mesa en enero de 2016, pero se vio frustrada por la oposición de José Ferrer, quien ocupaba la presidencia de honor de la firma. Según fuentes cercanas a la familia, los Hevia y algunos de los Bonet estaban molestos con lo que consideraban una errática gestión de la compañía, la incapacidad de sus directivos de contener costes y la apuesta por competir mediante precios bajos. Ante la posible entrada del grupo alemán, Ferrer incluso planteó la compra de las participaciones de los accionistas descontentos, pero se topó con la falta de financiación bancaria para obtener los fondos que requería.

La batalla se zanjó en diciembre de ese mismo año con la creación de una comisión ejecutiva integrada por las tres familias que debía dar un volantazo a la gestión de la empresa y dar la vuelta la bajada de ventas que había sufrido durante el ejercicio anterior. A pesar de la recuperación en el negocio, la paz en el seno de la empresa fue provisional. Pronto se rescató la opción de Henkell, un grupo dedicado a los espumosos con 20 filiales en todo el mundo.

Las negociaciones se aceleraron en el arranque de este año, cuando Enrique Hevia, hasta su salida vicepresidente de Freixenet, viajó a Alemania para cerrar varios flecos. Estos no eran menores, puesto que entre ellos estaba el precio de venta, sujeto a las auditorías que valoraran los inmuebles, los viñedos o las existencias de la firma, fundada en 1914. Ninguna de las dos empresas, ni Henkell ni Freixenet, quisieron valorar todavía la operación, pero fuentes cercanas a la compañía indicaron que se este viernes por la tarde aún se estaban limando algunos detalles y que se informará del pacto en las próximas horas.

A pesar de que al principio se fijó el valor de la compañía de Vilafranca del Penedès en unos 500 millones de euros, finalmente se estableció en 440 millones, según avanzó ayer La Vanguardia, quien también apuntó que el procés demoró la operación y, además, supuso una rebaja del precio, puesto que la Unión Europea supone el 80% del mercado de la compañía. Los accionistas vendedores al final ingresarán alrededor de 220 millones. De la empresa salen Enrique Hevia, que tenía el 29% de las participaciones; Eudald y Pere Bonet, que poseían el 14,5%, y Pilar Bonet, con el 7,2%.

Preocupación de los trabajadores

Henkell produce vinos espumosos y prosecco, con los que lidera los mercados de Austria, Hungría, Estonia, República Checa, Eslovaquia y Canadá. Con una plantilla de 1.922 empleados en 20 países, obtuvo unas ventas de 691,3 millones de euros en el último ejercicio fiscal. Con la compra, se hace con una empresa que factura 535,1 millones de euros y, además, con uno de sus competidores en Alemania, que es el primer mercado para Freixenet. Con la entrada de Henkell, que ya está en el capital de otras compañías españolas como Damm, la composición del Consejo de Administración también cambiará. El grupo alemán se quedará con tres de los cinco asientes del órgano, mientras que Ferrer y Bonet ocuparán los otros dos.

La operación causó cierta preocupación entre los sindicatos, que el año pasado vieron cómo en el sector del cava se producían recortes de plantilla ante la reorientación del negocio. CC OO reclamó a la dirección de Henkel una reunión urgente para conocer sus planes y le pidió que garantice los puestos de trabajo y el proyecto industrial de la compañía.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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