Denominación de Origen Rioja 2.0
Unas 150 pequeñas bodegas de Álava reclaman al Consejo Regulador más presencia en el etiquetado. Una minoría aprovecha las elecciones para pedir una nueva denominación
En 62.000 hectáreas de viñedo trabajan muchas familias, conviven y se mezclan cientos de marcas y sabores, y a menudo difíciles negociaciones sobre precios y cuotas. En los periodos electorales, el vino, como las ideas, se agita. Más de 150 bodegas agrupadas en torno a la Asociación de Bodegueros de Rioja Alavesa (ABRA) reclamaron hace meses al Consejo Regulador de Origen Rioja, y vuelven a la carga ahora, más presencia tipográfica en la etiqueta de la subzona vasca en la que se producen los caldos como una manera de que el consumidor pueda disponer de más información y ellos competir mejor en el mercado.
Las bodegas agrupadas en ABRA entienden que frente a las grandes, que luchan con nombre pero también con una política de precios basada en el volumen de botellas, ellos, los pequeños, tienen que defenderse buscando lo específico dentro de la Denominación de Origen Calificada.
Es decir, piden bajar al detalle en la etiqueta, no tanto como las denominaciones francesas que especifican incluso hasta el tipo de suelo y la ubicación de la viña para lograr más penetración en zonas incluso en las que emocionalmente debieran de vender mejor sus producciones, sino tal y como ya se hace, pero con una mayor visibilidad en el etiquetado. "Sólo el 11% del vino que se consume en Bilbao es de la Rioja alavesa", critica la directora gerente de ABRA, Inés Baigorri, en la creencia de que si el consumidor lo supiera, cambiaría sus hábitos. “Es un tema socioeconómico, que nos va a permitir una mejora de la visibilidad y de la marca”, explica.
Vinos de Álava, posición identitaria
La última negativa del regulador a ampliar el tamaño de la procedencia de la uva en la etiqueta ha coincidido con el proceso electoral y ha provocado que los partidos políticos hayan incluido el vino en sus agendas, hasta el punto de que han vuelto a aflorar las posiciones más identitarias e independentistas en este sector.
De entrada dos o tres bodegas estarían dispuestas a dar el paso y salir de Rioja en busca de una DOC diferenciada que diera cauce en la etiqueta a las demadas que dicen, “tapona” el regulador. Con el apoyo del Gobierno vasco estarían dispuestos a comenzar a luchar por una nueva denominación de origen que podría ser Vinos de Álava. Ostatu, una de las que ya se ha manifestado favorable a una nueva denominación y que pertenece a la familia Sáenz de Samaniego –Gonzalo Sáenz de Samaniego fue consejero de Agricultura y pesca del Gobierno vasco entre 2002 y 2009 con el lehendakari Juan José Ibarretxe- , evitó ayer entrar en el debate.
Algunas fuentes del sector creen que la batalla de la etiqueta es el primer paso de una hoja de ruta para muchas de las bodegas de Álava que tiene como destino final la salida de la DOC Rioja, aunque ese es un rumor que desmienten categóricamente desde ABRA. “Esto no es política, aunque hay decisiones en las que se cruza la política”, dice Baigorri, consciente de que la Denominación de Origen Rioja agrupa a cuatro comunidades autónomas, La Rioja, País Vasco, Navarra y Castilla y León (en concreto, Burgos), y que las decisiones a veces son más difíciles de adoptar debido al diferente color político de los diferentes Gobiernos.
El debate se ha crispado, sin embargo, en plena remontada del sector, que acreditó en 2014 un máximo histórico de ventas de 281 millones de litros, el 90% tintos y el resto a partes iguales entre rosados y blancos, que son los que más crecen. El Consejo Regulador responde que “cualquier propuesta que se lance dentro de unos términos de mejora del sector y logre una mayoría en sus órganos, se aprueba”. Su director general, José Luis Lapuente, asegura que el Consejo es “exigente con el cumplimiento de la legislación”, sugiriendo que la propuesta de ABRA no es secundada por la mayoría.
Rioja, de las denominaciones que más crecen
Las ventas en el exterior se llevaron el 37,6% de la producción, 105 millones de litros, y además de Gran Bretaña y Alemania, Estados Unidos y Suiza son los países más consumidores de Rioja, después, lógicamente de España, que sigue siendo el primer mercado con un 62,4% de las ventas totales.
Rioja es una de las denominaciones que más ha crecido en tres décadas, al pasar del entorno de las 40.000 hectáreas de viñedo a 70.000, y dentro de la denominación el movimieno de la uva es libre. “Pero los terrenos son radicalmente diferentes y la uva también”, precisa Baigorri a la hora de argumentar sus demandas. “Se trata de ir un poco más allá a la hora de justificar y acreditar la procedencia de la materia prima, pero dentro de la DOC, para permitir que el consumidor disponga de más información y elija con más criterio”, explica.
De las más de 500 bodegas que tiene la denominación, unas 300 están en Álava y según la directora gerente de la asociación, aunque en Álava se produce el 22% de la uva, se comercializa en torno al 36%, es decir se embotella en Álava, por ejemplo, vino cuya uva procede de otras subzonas de la denominación.
La consultora británica Wine Intelligence atribuye el crecimiento de Rioja a que la DOC está entre las regiones vinícolas del mundo con mayor notoriedad “y ratio de fidelidad” que en países como Reino Unido y Alemania, los dos primeros importadores de Rioja, “ocupa una posición de liderazgo”.
Para el regulador la fuerza está en la marca Rioja y en la denominación del vino y recuerdan que así lo acreditan los auditores internacionales, mientras que los pequeños productores entienden que su ventaja competitiva está en demostrar la trazabilidad de su producto y en acreditar su procedencia dentro de la DOC, más allá de la denominación genérica.
“En Borgoña hay denominaciones de origen con tres hectáreas”, recuerda Baigorri, que a renglón seguido precisa que tampoco hay que llegar a ese extremo, pero lo utiliza como argumento para demostrar que no hay nada que inventar, que en otros sitios con mucha tradición vitivinícola se hace, y que solo es cuestión de voluntad y de favorecer un encaje más cómodo de los pequeños productores, en una denominación que “controlan los grandes”.
“Hay que poner las cosas en su sitio”, explican fuentes del sector. “La producción de todos los pequeños juntos es similar a la que acredita solo uno de los grandes como Riscal, Coto, Faustino o Valdemar...”, dejan caer.
Ellos se defienden asegurando que la diversidad, una de las características que hace más grande a Rioja, es una de las señas de la DOC y apelan a cuidar los detalles en una nueva versión, quizás la 2.0 de la denominación de origen más antigua de España — fue reconocida el 6 de junio de 1925— . Quizás no tanto por el riesgo de que al final se parta precisamente por las costuras de las subzonas que marcan las diferentes comunidades autónomas que la forman, sino porque si en algo coinciden las dos partes es en que el vino, donde mejor envejece es en la barrica y en condiciones estables. Sin sobresaltos.
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