La prima de riesgo baja de los 200 puntos
España recorta el interés de sus bonos a 10 años al nivel más bajo desde 2010 El crédito barato y el apetito por el riesgo impulsan la deuda periférica
La prima de riesgo de España, concepto antes exclusivo de los círculos financieros y que en lo peor de la crisis se coló en las conversaciones de café, logró hoy bajar de los 200 puntos básicos por primera vez desde abril de 2011. Acabó la jornada en 193 puntos básicos, nueve menos que en la anterior, lo que permitió rehacer una de esas barreras simbólicas rotas a lo largo del declive. La mejora de la prima, que mide el mayor coste de financiación de un país a largo plazo respecto a Alemania, la marca considerada más fiable como pagadora, refleja cómo parte de la confianza perdida ha regresado a la deuda pública.
El dinero ya no teme por la estabilidad del euro y busca ahora colocarse en activos de mayor rentabilidad que los que ofrecen los países del norte y la mejora de los indicadores económicos de España —pese a la debilidad del repunte, ha dejado atrás la recesión— la sitúan como una buena opción entre los periféricos. La banca europea está dando buena cuenta de ello: logra crédito a un 0,25% en el BCE y lo invierte en deuda pública al 4%.
Hoy, en concreto, los inversores demandaron un interés del 3,87% para adquirir bonos españoles a 10 años en el mercado secundario (en el que se compran y venden los títulos ya emitidos en su día por el Tesoro), el nivel más bajo desde mayo de 2010, con lo que la brecha respecto a los que le exigen a los bund alemanes, el valor refugio por excelencia, encogió hasta los mencionados 193 puntos básicos (o 1,93 puntos porcentuales), ya que la rentabilidad de los germanos quedó en el 1,94%. Y los españoles a cinco años cayeron ayer al interés más bajo en la era del euro: un 2,39%.
Además, es notoria la rebaja del sobrecoste con relación a otros de los activos de referencia en el mundo, los bonos estadounidenses, que ayer se vendían en el mercado por un interés del 2,99%, lo que deja el diferencial con España por debajo de los 100 puntos básicos, si bien se trata de activos en divisas diferentes.
Pero la recuperación de esta confianza palidece cuando se echa la vista a hace una década, enero de 2004, cuando la prima de riesgo de España —que gozaba de la máxima calificación crediticia (triple A) y ahora está a un paso del bono basura— era de cero puntos básicos. La deuda española y alemana pagaban el mismo interés en los mercados, ambas algo por encima del 4%, o incluso alguna milésima menos que la germana en algunos momentos. La prima actual respecto a Alemania es mucho mayor que entonces, pese a que el coste de financiación para España se encuentra en un nivel similar, porque los intereses de los bonos alemanes han caído a la mitad.
El recorte de la prima ya se apuntó en ayer, cuando la prima bajó de golpe en 19 puntos básicos. Lo drástico del recorte se explica en buena parte porque los últimos y primeros días de mercado del año suelen registrar muy poca actividad y, con muy pocas operaciones, los intereses de referencia se puede alterar de forma notable. Pero la tendencia a la mejora ha sido clara desde mediados de 2012, cuando España estuvo al borde de necesitar el rescate: el mercado llegó a exigir más de un 7% de rentabilidad por invertir en bonos a 10 años y la primera rozó los 650 puntos básicos. España se encontraba al borde del rescate.
La intervención del Banco Central Europeo (BCE), con las ya célebres palabras de si presidente, Mario Draghi —“el BCE hará lo necesario para sostener el euro. Y créanme, eso será suficiente”— y un plan de compra de bonos países con problemas que no se ha tenido que aplicar, calmaron los mercados. Los bonos italianos han evolucionado de forma bastante pareja a los españoles desde entonces, si bien se han mantenido en una posición algo mejor la mayor parte del tiempo, pero hoy su prima volvió a quedar por encima de la española (la prima bajó de 202 a 197 puntos básicos) con un interés del 3,91%.
“La deuda de los periféricos que ofrecen mayor rentabilidad mantiene su interés y, además, la deuda de los países refugio afronta posibles repuntes en los próximos meses en los bonos a 10 años, de hasta el 3,5% en EE UU y del más del 2% en Alemania, por eso la prima de riesgo española tenderá a la baja, en el entorno de los 190 ó 200 puntos básicos”, apunta Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacional (AFI).
José Luis Martíncez Campuzano, estratega de Citi, coincide en que el interés de los títulos españoles se moverá alrededor del 3,75% o 3,80% la prima sobre los 190 ó 200. “Estos días estamos viendo cómo mucho inversores venden deuda italiana y compran italiana, aunque la tendencia de fondo es la mejora de la situación económica y el mayor apetito de los inversores por el riesgo”, apunta. Esta tónica también ha hecho posible que la Bolsa subiera un 21,4% en 2013, después de tres años de caídas.
El fin del rescate europeo a la banca española también ha despejado el paisaje y ha reconciliado con España a fondos extranjeros que huyeron. La prima de riesgo influye en el coste que pagará el Tesoro Público cuando emita sus títulos de deuda (que a su vez también repercute en los precios del mercado secundario) en un ejercicio en que afronta emisiones brutas por 243.000 millones, según los cálculos que publicó el Gobierno en septiembre. Pero además sirve de referencia para marcar el coste de financiación de las empresas privadas.
En España, las grandes compañías del Íbex 35 se han beneficiado del buen momento de los mercados, y en 2013 logran colocar bonos entre inversores con intereses incluso más bajos que el propio instituto emisor, pero las pymes siguen en un terreno áspero: los préstamos de hasta un millón, referencia para las compañías pequeñas y medianas, eran en septiembre 2,69 puntos porcentuales más caros que los préstamos superiores a ese millón (de un 4,98% a un 2,29%), según el BCE.
Los riesgos de la mejora de los bonos españoles en los mercados consisten sobre todo en las dificultades para reducir el déficit público, lo que castiga la deuda, y la evolución de los frentes europeos abiertos, como la negociación de la unión bancaria.
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