Mazazo del FMI a la economía española
El Fondo prevé que el paro suba al 27% este año y apenas baje el próximo El déficit no caerá del 5,5% hasta 2018 y la deuda pública superará el 100% en 2015 El organismo advierte de que serán necesarias más ajustes en 2014, lo que lastrará el PIB Blanchard: "Hay incertidumbre acerca de la verdadera situación de los bancos españoles" El FMI exige más ajustes para que el déficit no siga desbocado hasta 2018
España es una economía rota. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dibujó este martes en Washington un panorama desolador para los próximos cinco años en un país que lleva ya casi otro lustro de crisis a la espalda. A una semana de que el Gobierno presente su nuevo plan de estabilidad, y recién arrancada una gira mundial de expertos que han impulsado las grandes empresas para defender las fortalezas del país, el informe de primavera del FMI es demoledor: calcula que la recesión será más aguda este año y no excluye que siga en 2014. Estima que el paro batirá nuevos récords y descarta que el Gobierno cumpla con sus objetivos de reducción de déficit, ni siquiera en 2018. Además, la deuda pública no dejará de escalar hasta llegar al 110,6% del PIB en 2018. La década perdida para la economía española puede alargarse.
El desempleo, que se preveía del 25,1%, subirá al 27%, y solo menguará al 26,5% en 2014
Esa ensalada de estadísticas presenta a un país que, aunque ha alejado de momento el fantasma de un rescate financiero del Estado, sigue en el alambre y no vislumbra cuándo recuperará la riqueza perdida. El cóctel de los recortes, combinados con la sequía crediticia y falta de un yacimiento de empleo que releve al ladrillo, mantiene a la cuarta economía de la eurozona entre las peores del grupo. Solo para Grecia, Portugal —países rescatados— y Eslovenia —donde se teme otro auxilio— se esperan caídas más agudas este año.
Todas las previsiones empeoran. El Fondo calcula un retroceso del 1,6% este año, tres décimas peor que el pronóstico de la asamblea de otoño en Japón y una peor que la actualización de enero, y no muy lejos de lo previsto por Bruselas (-1,4%). Supone el tiro de gracia al pronóstico del Gobierno (-0,5%), aunque lo modificará en breve.
Más medidas de ajuste
Lo peor es que la reactivación prevista, además de muy débil, puede quedar en papel mojado. El FMI calcula un tímido avance del 0,7% en 2014, pero “serán necesarias nuevas medidas de ajuste que posiblemente afectarán al crecimiento, así que esos pronósticos pueden ser demasiado altos”, admitió Jorg Decressin, subdirector del departamento de análisis. El Fondo no descarta que el retroceso persista en 2014, lo que haría de esta recesión la más larga de la historia reciente. El Fondo rebaja también las previsiones para los siguientes años.
El sur de Europa sigue siendo un tema tristemente célebre en la reunión de primavera del Fondo. “España ha dejado de ser un problema sistémico en este momento, no hay miedo al contagio financiero, pero dentro del país, todo sigue mal, la fragilidad es extrema”, explica el cargo de un banco central en los aledaños del cuartel general del FMI, más reforzado aun si cabe por la policía tras las bombas de Boston.
En el escenario base, la tasa de desempleo, que hasta ahora el Fondo preveía del 25,1% de la población activa para 2013, sube con el nuevo pronóstico al 27%, y en 2014 tan solo menguará hasta el 26,5%. Y, para 2018, aún espera un desempleo de casi el 23%.
La escalada de la deuda añade dificultades porque, tal y como advirtió el Fondo, los pasivos empiezan a contribuir a tendencias de bajo crecimiento en el largo plazo a partir de niveles del 80% o el 90%.
Metas imposibles para España
En su informe de Perspectivas económicas mundiales, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, reconoce la mejora de la balanza por cuenta corriente de España, pero alerta de que “el proceso de devaluación interna y de recuperación de la competitividad se produce de forma lenta”, mientras que la demanda externa “no es lo bastante fuerte como para compensar la débil demanda interna”.
2013 acabará con un déficit 6,6%, en 2014 subirá al 6,9% y seguirá en niveles superiores al 5,5% hasta 2018
España ha negociado a dentelladas con Bruselas con el fin de arañar algo de tiempo para cuadrar sus cuentas públicas, pero el debate parece superado por los números del FMI, que pintan la meta imposible. Sin contar con el efecto del rescate a la banca, el déficit público del Gobierno hubiese quedado en el 7%, pero el desaguisado de los bancos lo elevó a más del 10%. El objetivo oficial para Madrid es dejarlo por debajo del 3% en 2014. Según los pronósticos del Fondo, 2013 acabará con un déficit del 6,6%, en 2014 subirá al 6,9% y seguirá en niveles superiores al 5,5% hasta 2018. Para ningún otro país europeo (y para casi ningún otro del mundo, salvo excepciones como Pakistán o Ghana), el Fondo prevé un déficit público tan desbocado como para España en los próximos años.
El Gobierno español ansía un espaldarazo por parte del FMI ante la austeridad a ultranza que defiende Berlín, el poder fáctico de la eurozona. “No es posible no ajustar, aunque hay que hacerlo de la manera que perjudique menos al crecimiento, así como avanzar en reformas estructurales”, añadió Decressin.
El respiro vino del subdirector de asuntos fiscales del FMI, Philip Gerson, que en la presentación defendió que España había logrado reducir su déficit estructural en 2,5 puntos porcentuales el año pasado, lo que no se aprecia en el dato final por las ayudas a la banca. Exigió seguir adelante con las reformas, como por ejemplo la laboral, pero concedió: “El ajuste debe realizarse a un ritmo razonable, mientras se mantenga un apoyo a la economía”.
El economista jefe, Blanchard, expresa dudas sobre la banca española y luego rectifica
La banca española sigue despertando desconfianza. Tras cinco reformas financieras en menos de cuatro años y después del rescate que ha tenido que pedir el Gobierno para salvar al sector —con la caída de Bankia como gran detonante—, el frente sigue abierto. El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, expresó el martes sus recelos sobre si ya ha salido a la luz toda la magnitud del problema, algo que sentó como una bomba en el Gobierno español. Horas después, Blanchard rectificó.
La frase del francés había sido lapidaria: “Hay incertidumbre acerca de la verdadera situación de los bancos españoles, y ahí es importante avanzar en la unión bancaria europea, para lograr una supervisión general”. “A pesar de las buenas intenciones, todo avanza muy lentamente”.
En su comunicado posterior, aclaró que su mención a la incertidumbre sobre los bancos españoles “se refería al punto de vista de algunos agentes del mercado sobre el futuro de los beneficios de las entidades”. La visión del FMI sobre el sistema español, prosigue, continúa en línea con lo expresado en el último informe sobre el sector, del 5 de marzo. Ese estudio señala “que el saneamiento de la banca poco capitalizada ha alcanzado un nivel avanzado, que las reformas clave se han adoptado o diseñado y que el grueso de las medidas para completar el programa se han adoptado”.
La reestructuración bancaria española se desarrolla bajo la supervisión de Bruselas, el BCE y el FMI. Si la banca no funciona bien en un país, el crédito no circula y el riego sanguíneo no llega a la economía. Las pymes españolas pagan casi el doble que las germanas por un crédito de las mismas características. Esta fragmentación, que se da a escala europea, “es un verdadero riesgo, hay que preguntarse qué se puede hacer para reducir estas diferencias”, opinó Blanchard, y propuso fórmulas encaminadas a “bursatilizar” los créditos.
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