Fuertes seísmos y altos niveles de CO2 elevan la inquietud en El Hierro
Las autoridades preparan a la población de Frontera para una eventual evacuación
La isla de El Hierro se prepara para una nueva erupción submarina, esta vez al norte del municipio de Frontera, después de que ayer se produjeran dos fuertes seísmos. A las 7.54 horas, los sismógrafos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) registraron uno de magnitud 4,3 a 22 kilómetros de profundidad, y que pudo sentirse por las poblaciones de El Golfo, Las Puntas, Taibique, El Pinar y Frontera. Por la tarde otro temblor alcanzó los 4,4 de intensidad. Los científicos mantienen la cautela, aunque reconocen que todo apunta a un nuevo proceso eruptivo diferente al que se desarrolla al sur de la isla, en la zona de La Restinga. "Aún es pronto para determinar si nos encontramos ante una nueva erupción frente a Frontera, si bien se ha detectado un incremento en la señal de tremor y esperábamos que los sismos superaran los cuatro grados de magnitud", explicó Carmen López, portavoz del IGN.
La distancia a tierra de los sismos está aún dentro de la franja de seguridad
El aumento de emisiones no reviste peligro para la población
Así las cosas, Frontera, el mayor municipio de la Isla del Meridiano, con más de 4.000 habitantes, vive con expectación un proceso que puede desembocar en una evacuación inminente. Fuentes de la Dirección General de Emergencias del Gobierno de Canarias han asegurado que aún no se contempla y que el comité director del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca) tiene organizado un dispositivo de seguridad y de asistencia sanitaria en El Hierro formado por agentes del Cuerpo General de la Policía Canaria, de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y de la Cruz Roja, así como por todo el personal sanitario de la isla, que tiene un carácter meramente preventivo. En este sentido, David Cabrera, alcalde de Frontera, ha mantenido en los últimos días reuniones de coordinación con varios equipos de voluntarios, compuestos por vecinos y efectivos de Protección Civil para trasladarles la necesidad de estar organizados en caso de que sea necesaria una evacuación.
Donde ahora se están registrando el mayor número de sismos no es la zona más peligrosa para la población. Aún así, la distancia a tierra aún está dentro de la franja de seguridad que permite a los habitantes del municipio seguir en sus casas. La mayoría de los movimientos se están produciendo entre dos y cinco kilómetros mar adentro, siendo la línea roja establecida inferior a dos kilómetros. El último terremoto sentido, de 4,4, es el mayor que se ha producido desde julio.
La UME, a petición de Gobierno de Canarias, ha reforzado el contingente destacado en la isla desde que el pasado 10 de octubre se iniciara la erupción en La Restinga. De esta forma, se dispone del material necesario para la instalación de un campamento de damnificados con capacidad para 1.200 personas. Del mismo modo, el Pevolca prevé el alejamiento de los vecinos evacuados en pabellones deportivos de Valverde y en casas de familiares. Por el momento, el Gobierno de Canarias no ha elevado el nivel de alerta en Frontera, por lo que El Hierro se mantiene bajo el semáforo amarillo y la localidad de La Restinga es la única zona que permanece en alerta roja de nivel 1 por erupción volcánica.
Desde que el pasado 10 de octubre se confirmara la existencia de una erupción volcánica en La Restinga, lo que obligó al desalojo de más de 500 vecinos, la actividad sísmica ha ido en aumento. Ayer, se detectaron más de 60 seísmos que alcanzaron una magnitud de entre 1,6 y 4,3. En este sentido, los científicos constatan que se ha producido un cambio en los registros sismológicos que señalan las costas de Frontera como un más que probable escenario para una nueva erupción submarina. A este hecho se une el incremento de emisión difusa de dióxido de carbono en el aire desde que se inició la fase eruptiva en el sur de la isla. El CO2 es vital para la vigilancia de estos fenómenos ya que es el segundo componente de los gases volcánicos, después del vapor de agua, y por su baja solubilidad en el magma se puede escapar con facilidad de los sistemas en profundidad. Pedro Hernández, investigador del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán), explica que "la emisión normal en la isla es de unas 300 o 400 toneladas al día. Y la última medición refleja más de 1.000". En concreto 1.044 toneladas, frente a las 990 medidas los días previos a la primera erupción.
Para controlar estas emisiones, Involcán tiene desplegados más de 600 puntos de medida en toda la isla. El aumento de la emisión de CO2 en sí no es ningún problema para la población. "En el parque del Retiro o digamos en una selva los niveles de este gas son superiores a los de El Hierro", explica Hernández. La cuestión es que esas emisiones han aumentado sensiblemente. "Hay una reactivación, eso es seguro, hay una nueva inyección de magma que busca una salida, ahora por el norte, y eso está provocando los terremotos", afirma Hernández, "y habrá una erupción si el magma encuentra una zona fragmentada por donde escapar".
La circunstancia, que aún no se ha producido y que sí ocurrió en vísperas de la erupción de La Restinga, es lo que los vulcanólogos llaman una "migración de la sismicidad hacia posiciones más someras", es decir, terremotos más superficiales. De momento, los registrados en los últimos días se han producido a entre 15 y 30 kilómetros de profundidad, salvo uno esta mañana a solo 9. Según aseguró el Pevolca, organismo gestor de la crisis, el pasado lunes, un escenario "con erupciones a 10-15 kilómetros sí podría valorarse como precursor de una nueva erupción".
Con información de Bernardo Marín.
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