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Zapatero asegura con rotundidad que no rectificará la reforma laboral

"De aquí a cinco años se verá que hicimos lo que se debía", recalca

Luis R. Aizpeolea

Dos días después de la jornada de huelga general, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reafirmó con toda rotundidad en su primera valoración personal de la protesta que no rectificará el eje contra el que los sindicatos salieron a la calle, la reforma laboral, con el argumento de que es "imprescindible y necesaria para el país".

En una entrevista en Radio Nacional de España, Zapatero, aunque admitió que vivió "con preocupación" la jornada, se limitó a hacer una breve invocación a su pretensión de reanudar el diálogo con los sindicatos, que anunció para mediados de octubre, una vez relevado el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.

Lo hizo en términos muy prudentes para "no levantar expectativas". Su preocupación, tras la huelga -por la que no se ha sentido derrotado, aunque sí ha reconocido el "malestar" ciudadano ante las "medidas duras y difíciles" que ha adoptado-, se ha centrado en dirigirse no tanto a los sindicatos específicamente como en convencer a una mayoría de españoles de la necesidad de las reformas. "Son mi primera responsabilidad, el futuro de este país", señaló.

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Zapatero expresó una "convicción absoluta" en que permitirán "una senda de estabilidad de las cuentas públicas ante el mundo y una recuperación económica, aunque será lenta". Y recurrió al ejemplo de Alemania, que abordó en 2000 una dura política de ajustes -congelación de pensiones, aumento de la edad de jubilación, reestructuración de la negociación colectiva- que le ha permitido sobrellevar la crisis en mucho mejores condiciones que los demás países.

Reconoció que el crecimiento económico sólido tardará aún dos años en llegar, y vaticinó un alza del paro en septiembre y altas tasas de desempleo en el futuro, tras recordar que el empleo "es lo último que se recupera tras una crisis económica".

El presidente del Gobierno ya ha asumido que el camino de las reformas, en el que se ha embarcado decididamente, tiene un alto coste a corto plazo y una rentabilidad a largo. "No voy a abdicar de mi responsabilidad cuando tengo perfectamente claro lo que necesita el país, decisiones duras. Pero de aquí a cinco años se verá que hicimos lo que teníamos que hacer".

Mantuvo su apuesta por la reforma laboral con la convicción de que evitará la sangría del paro que sufre el país, en comparación con otros, cada vez que entra en crisis. Opina que creará empleo cuando se inicie la recuperación económica y aumentará la contratación indefinida frente a la temporal. Calculó que será a medio plazo cuando la reforma empiece a dar frutos.

En este sentido, dirigió un reproche a los sindicatos al señalar que el Gobierno "no puede resignarse a que cada vez que hay una crisis el paro suba más en España que en el resto de los países europeos".

En cuanto a la negociación con las centrales, Zapatero, tras expresar su firmeza en que no rectificará en la reforma por ser "imprescindible y necesaria", apuntó a que hay una amplia agenda de puntos de diálogo con ellos: políticas activas de empleo, negociación colectiva, pensiones, política energética, política industrial y constitución del fondo de provisión (el conocido com fondo austriaco).

José Luis Rodríguez Zapatero, durante la entrevista que concedió ayer a Radio Nacional de España.
José Luis Rodríguez Zapatero, durante la entrevista que concedió ayer a Radio Nacional de España.EFE

Presupuestos austeros por el déficit

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer el carácter "austero y restrictivo" de los Presupuestos Generales del Estado de 2011 por la necesidad de reducir el déficit. "De lo contrario, los intereses que paga España por la deuda, que están hoy en una cantidad media, subirán a un nivel que obligará al país a reducir políticas que tenemos que hacer como sanidad, educación o dependencia".

Zapatero exhibió pragmatismo al tratar de justificar su dependencia de las exigencias de los mercados financieros. "Sería poco responsable si no estuviese atento a los mercados porque, a pesar de que juegan a la lógica del beneficio, son los que financian nuestros gastos en políticas de escuelas o carreteras; por tanto, necesitamos una carta de presentación de nuestras cuentas".

Pese a esa dependencia, el presidente aclaró que no había renunciado a desarrollar una política progresista, y puso como ejemplo que el 80% de los parados en España tiene algún tipo de protección. "Dudo de que los mercados estén de acuerdo con esa medida", ironizó.

El jefe del Ejecutivo destacó también que el 58% del gasto se destinará a algunas partidas sociales -como la educación, a la que se dedica el 5% del PIB-, la consolidación del aumento de las becas y la Ley de Dependencia -que se financiará con 1.500 millones de euros-.

En cuanto a la inversión pública, Zapatero recordó que, pese al recorte, se mantiene en la media europea. Y apuntó como objetivo del Ejecutivo estimular ahora la inversión privada y extranjera, facilitando para ello el crédito y la confianza de los inversores.

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