Zapatero anuncia la reforma de las pensiones para antes de fin de año

No habrá una reforma laboral que abarate el coste del despido, y no se saldrá de la crisis con recortes sociales. Frente a esas dos ideas, que el Gobierno ha manejado hasta hace apenas unos meses, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó claro ayer que sigue adelante con el drástico plan de ajuste para la economía española y que, tras la bajada de sueldos a los funcionarios, la congelación de las pensiones, la subida de impuestos y el recorte de la inversión en infraestructuras, se ha adentrado en la senda de las reformas de calado: la del mercado laboral acaba de salir del Parlamento y, con los ánimos aún calientes -los sindicatos han convocado huelga general el 29 de septiembre-, Zapatero anunció ayer en la cumbre de Oslo sobre el paro que la reforma de las pensiones estará lista "antes de final de año".

Los mercados atacaron duro a España en mayo, y el Gobierno se vio obligado a poner en marcha un plan de austeridad para reducir el déficit público con rapidez. La reforma de las pensiones es el clavo que falta para remachar el nuevo marco de la política económica española. El Ejecutivo espera en breve un informe del Pacto de Toledo, y con este anuncio presiona un poco más a sus integrantes -todos los partidos, más los sindicatos y la patronal- para acelerar el proceso. "El objetivo es enviar al Parlamento, con el máximo consenso posible, el proyecto de ley de reforma de las pensiones antes de fin de año, para garantizar que quienes se jubilen dentro de una década tengan sus prestaciones aseguradas", dijo en rueda de prensa. "Un gobernante que tenga los datos de los que nosotros disponemos sobre envejecimiento y cambios demográficos en España debe tomar decisiones", remachó.

Esas decisiones pasan por elevar de 15 a 20 los años de cotización necesarios para tener derecho a una pensión, aunque en algún momento se llegó a hablar incluso de 25. Tampoco se descartan medidas como aumentar la edad de jubilación de 65 a 67 años, pese a que tanto el PP como IU se oponen. "Si la esperanza de vida española es la segunda más alta del mundo tras la de Japón, es evidente que debemos hacer cambios para asegurar el futuro de las pensiones", afirmó Zapatero.

Cuando anunció el plan de austeridad, hace ya cuatro meses, el Gobierno reclamó un esfuerzo a una parte importante de la población, y citó específicamente a los trabajadores y a los pensionistas. A renglón seguido anunció una subida de impuestos a las rentas más altas para repartir las cargas de la crisis. El presidente vinculó ayer esa subida a la negociación parlamentaria para sacar adelante los Presupuestos (con PNV y CiU, reacios a aumentar la carga tributaria). A falta de apenas dos semanas para que se presenten las cuentas públicas de 2011, "el Gobierno sigue en fase de diálogo y no va a hacer por ahora ningún anuncio", explicó Zapatero, que sí dejó claro que en todo caso habrá "cambios muy limitados". Lo que baraja es una subida del tipo máximo del IRPF del 43% al 45% a partir de un listón que aún no se ha definido y que algunos medios sitúan entre los 100.000 y los 150.000 euros.