Leibovitz, la ruina que no cesa
La fotógrafa se asocia a un fondo de inversión para hacer frente a su deuda millonaria - El pacto permite a la artista seguir controlando su legado
Annie Leibovitz sortea de nuevo la ruina. Y lo más importante, la artista retiene, al menos de momento, el control sobre su legado fotográfico, uno de los más importantes de la historia. El fondo de inversión Colony Capital ha adquirido la deuda de 24 millones de dólares (17,65 millones de euros) que ataba a Leibovitz con Art Capital. Por ella, estuvo a punto de perder el pasado año los derechos sobre sus instantáneas, publicadas en revistas como Rolling Stone o Vanity Fair y que han definido una época. Con este gesto, Colony se convierte en socio y acreedor de la fotógrafa. El montante del pacto no ha sido desvelado.
Hasta el lunes, el futuro de Leibovitz dependía de Art Capital, una firma de capital riesgo especializada en préstamos avalados por obras de arte. Una compañía que acudió al rescate de la artista y acabó llevándola ante la ley por impago de los plazos del préstamo. La fotógrafa, conocida además de por sus espectaculares retratos de ricos y famosos, por su adicción al despilfarro y por su mala cabeza para los negocios, había ofrecido como aval no sólo sus dos mansiones neoyorquinas sino los derechos de autor presentes y futuros de sus fotografías, valorados en más de 50 millones de dólares. Ante el incumplimiento de los términos del préstamo, Art Capital acudió a la vía judicial para hacer efectivos los pagos. Un acuerdo, alcanzado in extremis en septiembre entre la artista y su acreedora, aplazó la ejecución de la deuda.
Los términos del acuerdo de la fotógrafa con su nuevo socio no se conocen más allá del hecho de que éste los convierte en inseparable matrimonio. "El objetivo de Colony es hacer inversiones que a largo plazo creen valor. Estamos encantados de convertirnos en socios de Leibovitz en una relación de negocios que permitirá a la artista seguir floreciendo y a nosotros, buscar juntos nuevas fórmulas para multiplicar el valor del magnífico legado creado a lo largo de los últimos 40 años", declaró en un comunicado Tom Barrack, presidente de la firma.
Según dijo a este diario un portavoz de Colony Capital, la deuda anterior aún no se ha saldado, pero "la inversión realizada permitirá que Leibovitz pueda pagarla". En la práctica eso significa que una vez refinanciada esa deuda, el único acreedor de la fotógrafa será Colony Capital. Un compañero que aspira a convertir las más de 100.000 imágenes tomadas por la artista en objetos que aumenten de valor por la vía de organizar exposiciones itinerantes, celebrar subastas y editar de copias limitadas. Ésa parece ser la fórmula prevista no sólo para recuperar la inversión sino para multiplicar su valor y ganar dinero junto a Leibovitz.
Colony Capital, especializada en bienes inmobiliarios y considerada como una de las firmas más potentes de Estados Unidos, ha capitalizado la mala prensa que se ganó Art Capital durante su disputa con Leibovitz para así presentarse como la salvadora de la fotógrafa. "Siempre hemos admirado su talento. Tiene una capacidad increíble para producir imágenes icónicas de las figuras más importantes de nuestro tiempo", afirmó Barrack.
La pregunta que nadie acierta a responder es cómo una fotógrafa de la talla de Leibovitz y sobre todo de sus astronómicos ingresos ha podido acabar en una situación así. Sólo su contrato con la editorial Conde Nast asciende a dos millones de dólares anuales y su caché por una sesión de fotos publicitarias no baja de los 250.000 por día, según cifras publicadas por el diario The New York Times. No obstante, quienes han trabajado codo a codo con ella subrayan la incapacidad de la artista para manejar inteligentemente sus negocios y su irrefrenable tendencia a vivir muy por encima de sus posibilidades.
Al rescate de los ricos
Es el viejo "los ricos también lloran". Quienes tienen dinero para coleccionar obras de arte o tener grandes mansiones también sufren apuros económicos. Colony Capital ayudó a Michael Jackson a refinanciar las deudas que pesaban sobre su rancho Neverland y al final se acabó quedando con la propiedad.
Art Capital no sólo rescató en su momento a una Leibovitz acosada por sus acreedores, sino también a Julian Schnabel y a otros artistas que pusieron en juego sus picassos. Más allá fue la célebre fotógrafa de la fama, que colocó sus propios derechos de autor como garantía del préstamo. Y casi se quema las manos en la arriesgada apuesta.
Pero ésas son las reglas del juego: pequeñas entidades privadas prestan a ricos y famosos a intereses leoninos. Otras empresas del sector como Art Finance Partners también se benefician de un negocio particularmente boyante. Y la crisis los sigue alimentando.
Babelia
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