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Arco, reinventarse o morir

La identidad de la cita madrileña con el arte contemporáneo, en la encrucijada - Caen galerías de relieve y los participantes temen una bajada de beneficios

Reinventarse o morir. El eterno dilema pende sobre la edición de este año de Arco como un reto más que real. No es sólo que caiga la cifra de galerías en la cita madrileña con el arte contemporáneo (227 asistirán este año frente a las 244 del pasado), es que las ausencias son de pedigrí. Helga de Alvear, Pepe Cobo y Salvador Díaz destacan entre las españolas (tres nombres con los que hace no tanto resultaba sencillamente impensable no contar); mientras que Hauser & Wirth y la todopoderosa Marion Goodman lideran las bajas extranjeras. En medio de la crisis más importante que recuerda el arte contemporáneo, la feria se enfrenta a su propia crisis... Y ésta es de identidad.

Nunca nadie creyó que Arco movería las cantidades de dinero de una feria como Basilea (que cobra 420 euros el metro cuadrado). Por eso, afirman los implicados, frente a la baza del prestigio que pudo jugar Arco, se cometió el error de centrarse en lo económico. "Debieron optar por el prestigio, y el prestigio sólo se puede basar en la identidad, no en vender metros cuadrados de feria", opinaba ayer Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía.

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Y en eso hay acuerdo. Cierta indefinición en la esencia de la citas de los últimos años ha ocasionado que otras ferias les roben galeristas y, lo que es peor, coleccionistas. El arte latinoamericano se ve las caras cada vez más en Miami Art Basel (que cerró recientemente una de sus peores ediciones) y la joven creación opta por la frescura de la londinense Frieze. Por si fuera poco, el enemigo podría aguardar en casa. Éste será también el año de la explosión de la miniferia privada Just Madrid, en la que 27 galerías se dedicarán a mostrar simultáneamente al arte contemporáneo más emergente.

"Creo que, posiblemente, Arco es un modelo caduco que debe de reinventarse. Pero para eso hay un comité de dirección y puede que ellos no lo crean necesario", explicó ayer el brillante ausente Pepe Cobo. Mientras, Lourdes Fernández, directora de la feria, hallaba cierto consuelo en que tanto Cobo como Helga de Alvear participarán al menos en las actividades paralelas de Solo Projects, fórmula que consiste en que un galerista se concentre en presentar el trabajo de un único artista. En el caso del primero, la elegida es la mallorquina Mónica Fuster. "Y Helga de Alvear trae a Santiago Sierra", explicó Fernández. Cobo justificó su decisión: "Sólo puedo decir que tal como funciona el pabellón general, a mí no me interesa".

Además de en el frente teórico, las borrascas asoman por el económico. La recesión ha puesto a prueba la calidad y madurez del coleccionista español y los resultados no son demasiado halagüeños. Y los galeristas, que despiden un annus horribilis para embarcarse en otro, empiezan a no hallar suficiente recompensa en acudir a una cita que les supone un importante desembolso (250 euros por metro cuadrado; con una superficie mínima de 65 metros cuadrados) para un resultado que, cada vez más, les resulta incierto. "No es un problema de coste", admitió ayer Lourdes Fernández en la presentación en Madrid de la edición de 2010, "sino de perspectiva de negocio".

En 2009 se aseguró que eso, el negocio, había ido "sorprendentemente bien". Pero los propios responsables de Arco se vieron incapaces ayer de sostener ese optimismo en datos. Como señala una galerista de Madrid: "Ellos se preocupan por cobrar el metro cuadrado, lo que se venda después no es de su incumbencia". Fernández, aclaró: "Se nos informa del número de objetos vendidos, nunca del dinero percibido. El problema no es numérico. Todo está marcado por la incertidumbre puramente económica. Es la segunda edición marcada por la crisis. Y, de momento, en la primera, hubo visitantes y coleccionistas".

En lo estrictamente protocolario, la presentación de ayer transcurrió con normalidad y la indisimulada premonición de que ésta será una de las ediciones más comprometidas de los 29 años de vida de la feria. Lourdes Fernández brindó sus propias recetas: las estrategias en esta ocasión, se encaminarán a "reforzar la calidad de los casi 3.000 artistas de 25 países participantes". También se congratuló de la novedad que supone que esta vez en lugar de un país, sea una ciudad la invitada: Los Ángeles, con 17 galería. Por su parte, Luis Eduardo Cortés, presidente de Ifema, añadió que no se escatimarán esfuerzos para que Arco vuelva a ser una feria de referencia.

Qué significa ser una feria de referencia a estas alturas del milenio es lo que corresponde ahora dilucidar. Y la mayoría de los profesionales consultados sólo parecen de acuerdo en una de las curas para el enfermo. En palabras de Borja-Villel: "Arco no debe ser una feria local en un mundo global".

Escultura de Eugenio Merino, expuesta en Arco 2009, en la que se ve al artista británico Damien Hirst suicidándose.
Escultura de Eugenio Merino, expuesta en Arco 2009, en la que se ve al artista británico Damien Hirst suicidándose.ULY MARTÍN

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