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Reportaje:

"Bienvenidos al tesoro Centelles"

Viaje al archivo inédito del fotógrafo de la Guerra Civil antes de su traslado a Salamanca - La polémica con la Generalitat aumenta la popularidad de su obra

Natalia Junquera

"¡Éste es el tesoro!". Un pedazo de la historia de España. El más trágico. Un tesoro desconocido y que el fotógrafo Agustí Centelles protegió con su propia vida. Sus hijos, Octavi y Sergi, lo muestran con mucha ceremonia. Son dos cajas de cartón repletas de cartulinas descoloridas por el tiempo. La verdad es que parece poca cosa. Nadie diría que estas cajas se han vendido por 700.000 euros. Hasta que Octavi Centelles hunde la mano en el cartón y extrae una cartilla de negativos (hay más de 10.000) del archivo de Centelles.

Nacido en el Grau (Comunidad Valenciana) y criado en Cataluña y considerado como el Robert Capa español, Centelles es autor de muchas de las imágenes que vienen a la cabeza al pensar en la Guerra Civil.Todas ellas se esconden en ese par de cajas que el Ministerio de Cultura acaba de comprar para llevarlas al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca y que los herederos muestran en EL PAÍS por primera vez. "Muy pocos lo han visto antes", afirma Sergi.

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Los viejos negativos crujen en las manos de los hermanos, los únicos que los han tocado desde la muerte de Agustí Centelles. "Esto fue la almohada de mi padre", explica Octavi. No es una forma de hablar. Si los negativos sobrevivieron a dos campos de concentración franceses fue porque el fotógrafo durmió abrazado a la maleta donde los guardaba cada noche que pasó en Bram o Argèles- sur-Mer. Las condiciones de vida en Bram dan idea de lo difícil que debió ser para Centelles no resignarse a perder su tesoro: "Los dueños del campo vendían los excrementos de los presos como abono y entradas para ver a los reclusos, como en el circo, por seis francos", relata Octavi.

Agustí Centelles había invertido 900 pesetas en la Leica que compró en 1934 para hacer aquellas fotos. Un fortunón. Algunas le costó mucho hacerlas, pero por otros motivos. "A diferencia de Capa, él estaba fotografiando su guerra. Sufre mientras dispara. La imagen de la mujer frente al cadáver de su hijo tras el bombardeo de Lleida se censuró durante un tiempo para no desmoralizar al bando republicano", cuenta Octavi.

Las cajas con los negativos salen de una caja fuerte y van unidas a un cuaderno con un índice de nombres en el que el propio Centelles orienta al espectador para recorrer su obra. También irá a Salamanca, al igual que las placas de cristal, antecedente de la película sensible, del fotógrafo.

El berrinche de la Generalitat por el traslado del archivo ha sido monumental. El Gobierno catalán acusa a los hermanos Centelles de traidores. Ellos se defienden. "Ramón Alberch [subdirector general de Archivos de la Generalitat] nos miraba a los ojos y nos decía que esto lo teníamos sobrevalorado. Toda la vida nos han cerrado la puerta en las narices", se queja Octavi.

Pero la polémica ha resucitado la popularidad del archivo. Incluso podría haber llamado la atención de varias estrellas de Hollywood. "El entorno del actor Antonio Banderas se ha puesto en contacto con nosotros para comprar fotos de la Guerra Civil de Agustí", cuenta Joaquín de Gasca, portavoz de los herederos.

Ellos se quedarán con una parte del tesoro, una maleta llena de Centelles. Son fotografías inteligentes llenas de información. Por eso Franco quiso incautarlas en 1939. "Mi padre escondió el archivo en una casa de Carcasona porque sabía que sus fotos podían servir para identificar y perseguir a los que salían en ellas por sus ideas políticas", cuenta Sergi. Y en la casa de una familia en Carcasona permaneció hasta que pasó el peligro. Hasta que murió Franco. Durante años les había estado enviando turrón por Navidad como señal de que seguía vivo.

Así fue cómo Agustí Centelles preservó el tesoro que sus hijos han cuidado solos durante 25 años. Hasta que la directora del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca acudió al archivo y "se enamoró", según los testigos. De la foto de un tanque casero y naturalmente averiado, hecho con un vehículo cotidiano al que se le han incorporado planchas de acero. De la imagen en la que un par de niños semidesnudos siguen a una mujer exhausta por una carretera desierta. Parece Vientam. Es Teruel.

Agustí Centelles (a la izquierda) regresa a España en 1976  acompañado por el historiador Eduard Pons Prades. En la otra imagen, el archivo con los 10.000 negativos, el cuaderno con el índice de nombres y tres cajas de placas de cristal.
Agustí Centelles (a la izquierda) regresa a España en 1976 acompañado por el historiador Eduard Pons Prades. En la otra imagen, el archivo con los 10.000 negativos, el cuaderno con el índice de nombres y tres cajas de placas de cristal.MARCEL-LÍ SÁENZ / SERGI CENTELLES
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Represión en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona el 18 de febrero de 1936. Guardias de Asalto cargan contra un manifestanteAGUSTÍ CENTELLES
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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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