El gerente de la Fundación Cela dimite de su cargo
La Xunta quiere mantener el legado del Nobel en Galicia
La Fundación Camilo José Cela se desmorona. A la crisis que arrastra en los últimos años la institución, debido a la caída del número de patrocinadores y de visitantes y los conflictos laborales que en varias ocasiones han acabado saldándose en los juzgados, se suma ahora la dimisión de su director gerente, Tomás Cavanna. "Estoy cansadísimo", reconocía hace unos meses Cavanna. El hombre de confianza de la presidenta, Marina Castaño, puesto al frente de la institución por el propio Cela en mayo de 1993, esperaba desde hace tiempo la jubilación cobrando 10.000 euros al mes. El lunes, Cavanna no pudo más y presentó su dimisión ante Marina Castaño y los patronos de la fundación.
El director llevaba años reconociendo, en las sucesivas juntas del patronato, que la fundación arrastraba "incertidumbres económicas" precisamente desde el ejercicio de 1993, cuando él tomó posesión de su cargo.
La falta de patrocinadores y de visitantes ahogan a Iria Flavia
La Xunta estudia trasladar el material a la Cidade de Cultura
La agonía financiera por falta de patrocinios y visitantes que sufría últimamente la institución y los recientes fallos judiciales que obligaron al gerente a readmitir a tres trabajadores despedidos, todos ellos vinculados a la UGT, resultaron insoportables. En la misma junta de patronos, Marina Castaño, la viuda de Cela, hablaba de los conflictos laborales y de las penurias económicas, y a continuación lanzaba una llamada de auxilio al Gobierno gallego. Los representantes de la Xunta allí presentes le respondieron que "apoyarán" la institución "en la medida de lo posible", entre otras cosas porque el legado de Cela está pendiente de ser declarado por Patrimonio Bien de Interés Cultural (BIC) y las casas de Iria Flavia que lo acogen ya lo son.
En la junta de patronos, según un portavoz oficial de la Consellería de Cultura, no se citó en ningún momento el nombre de la Cidade de Cultura. Ésa es una cuestión que lleva directamente el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Otras fuentes explicaron que el Gobierno gallego está interesado en mantener dentro de la comunidad el legado de Cela, porque "probablemente es el más importante" de cuantos han dejado escritores en el mundo.
Al menos, está comprobado que es el más rico de cuantos se muestran dentro de España y que reúne bajo un mismo techo la colección completa de los manuscritos de un escritor. En 1994, la Fundación Camilo José Cela fue tasada en 1.365 millones de pesetas (8,2 millones de euros). En esta cuenta, lo más valioso resultaban ser los manuscritos, seguidos del epistolario y la pinacoteca (con tablas medievales y cuadros, entre otros muchos, de Picasso y Miró). En 2000, la fundación compró cinco casas y en 2001 incorporó el legado de José García Nieto (17.000 volúmenes), 20 cuadros de Cela y un millar de pinturas de Eduardo Correa. Entonces se estimó que el valor de la institución se había disparado hasta los 1.928 millones de pesetas (11,6 millones de euros). Todo este patrimonio no podría ser heredado por su familia porque, según decía el autor, era algo que había tomado "prestado" de "la tierra gallega" y que a través de la fundación "devolvía". Cela siempre quiso que sus libros, sus cuadros, sus manuscritos, sus cartas y sus particulares objetos de colección permaneciesen para siempre en el municipio coruñés de Padrón, pero en los estatutos de la fundación, elaborados por él mismo en 1996, había un apartado que abría la posibilidad de trasladar la sede de Iria Flavia a otra ubicación. Aunque no se daban nombres de lugares, un antiguo patrono que colaboró estrechamente con el Nobel para reglamentar la institución asegura que Cela sólo se planteaba entonces la alternativa de Mallorca, nunca la de Madrid. En una cláusula final también se especificaba que en caso de disolverse la fundación, todo el legado pasaría a manos de la Universidad de Santiago.
Las fuentes de la Xunta consultadas aseguran que el interés del Gobierno gallego es el de rescatar el legado del mal estado de conservación y de la invisibilidad que actualmente padece por la falta de visitantes (han caído casi un 80% desde que murió Cela en 2002) y de investigadores. Pero en los planes de San Caetano no entraría el "asumir" la fundación con todas sus cargas, el patronato y sueldos tan altos como el de la gerencia. Claro que, en caso de extinguirse la fundación, tal y como dejaba atado Cela en su reglamento, los bienes quedarían bajo la tutela de la universidad.
La propuesta formulada de palabra por Feijóo consistiría en trasladar todo el contenido del legado, con excepción de los enseres, de la residencia familiar del escritor, que hoy es museo.
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