El atlas de la cocaína flotante
El rastro de droga en las aguas del Ebro permite comparar su uso en siete puntos del río - Zaragoza lidera el consumo, que se duplica el fin de semana
El río Ebro carga con 620 kilos de cocaína y 430 kilos de otras sustancias que cada año llegan a sus aguas tras ser consumidas. Lo determina el mapa más completo que precisa en una región de España los puntos de tráfico y consumo de droga basado en la cantidad de estas sustancias encontrada en las aguas fluviales. El proyecto de la UE, realizado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tomó muestras de la cuenca del Ebro entre octubre de 2007 y julio de 2008 en siete puntos, cerca de los que viven unas 950.000 personas. La precisión del estudio arroja que los puntos urbanos, con Zaragoza en cabeza, son los mayores consumidores de droga. También que la ingesta de sustancias ilegales se duplica en los fines de semana respecto a los días laborables.
"No son estimaciones, son datos reales", asegura el coautor del estudio, Damià Barceló. La metodología es más adecuada que la empleada por el informe de la ONU de 2007, que colocó Miranda de Ebro (Burgos) como una de las ciudades con mayor consumo de cocaína del mundo. El estudio del CSIC rebaja las 134 dosis diarias por 1.000 habitantes que la ONU asignó a la localidad hasta las 21.
Las mediciones se ubicaron en depuradoras y buscaron los residuos que cada droga genera en la orina humana en su ingesta. Midiéndola se puede calcular el consumo de sustancias ilegales, la más común de las cuales en la zona estudiada es la cocaína. El consumo de esta droga alrededor del Ebro duplica de media al registrado en Londres, Milán y Bélgica (18 dosis al día por cada 1.000 habitantes frente a nueve), según otros estudios similares. Sólo el máximo de cocaína detectado en aguas del sur de Gales (37 dosis) supera los mayores niveles registrados en España (31).
El informe, que se presenta hoy en un congreso científico en San Sebastián, retrata un país que gasta más de 1.100 millones de euros en adquirir 36 toneladas de droga al año. "Localizar el consumo y el tráfico de las sustancias es eficaz para la lucha contra la droga", aseguran los investigadores.
Peces con Prozac
La carga de drogas y fármacos que el consumo humano arroja a los ríos deja huella. Investigadores de Estados Unidos probaron en 2003 que el Prozac, un fármaco antidepresivo, se acumula en los peces y otros organismos acuáticos. Tras constatarlo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lleva a cabo un estudio sobre la incidencia de este tipo de productos en el ecosistema fluvial.
"El Prozac actúa como otros contaminantes y se asienta en los lípidos de algunas especies", destaca el investigador Damià Barceló, responsable del proyecto. Ello significa que los residuos del Prozac podrían pasar a la cadena alimentaria y acabar incorporándose por esa vía al organismo humano, algo que también se ha detectado en un fármaco antiepiléptico, la carbamazetina (Tregretol).
"No sabemos qué efecto provocan en los organismos. Pero están allí, por lo que es un factor de riesgo de la salud que debemos determinar", advierte Barceló. La investigación del CSIC concluirá en un año.
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