Las deudas pendientes de la memoria
Reyes Mate gana el Premio Nacional de Ensayo con una defensa de las víctimas del progreso - "Hemos construido la historia sobre el sufrimiento", afirma
A la misma hora en que se anunciaba ayer que La herencia del olvido (Errata Naturae), de Reyes Mate, había ganado el Premio Nacional de Ensayo, el libro llevaba vendidos 400 ejemplares de una tirada de 1.400. De hecho, el primer sorprendido por el galardón fue el autor, que en su casa de Madrid contaba cómo el volumen conoció antes una traducción francesa bajo el título de Pensar en español. Ése fue el libro que quisieron publicar en su versión original los dos jóvenes que hace un año fundaron la editorial Errata Naturae.
Bajo el subtítulo de Ensayos sobre la razón compasiva, La herencia del olvido reúne diez textos -rigurosos y claros a la vez- en los que Manuel Reyes Mate (Pedrajas de San Esteban, Valladolid, 1942) reflexiona sobre "lo latinoamericano y lo judío" y vuelve sobre asuntos a los que dedicó dos de sus obras maestras: Memoria de Auschwitz y Medianoche de la historia (ambos en Trotta).
En el salón de su casa de Madrid, mientras a lo lejos no dejan de sonar los teléfonos, este investigador del CSIC y colaborador de EL PAÍS formado en Alemania, Italia y Francia, desgrana el contenido del ensayo ganador.
EN ESPAÑOL
"El libro que me cambió la vida"
Antes de lanzarse a hablar, Reyes Mate se levanta para enseñar los 30 tomos amarillos de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía en los que durante 22 años han trabajado 450 autores coordinados por él. Dentro de cuatro volúmenes el proyecto estará terminado. "Si queremos llegar a crear una comunidad cultural latinoamericana", dice, "hay que entender que hablamos una lengua común con experiencias distintas, a veces, enfrentadas". ¿Y se puede dar voz a los colonizados con la lengua de los colonizadores? "Ése es el gran desafío porque, como decía Nebrija, la gramática acompaña siempre al Imperio. La lengua tiende a expresar el punto de vista del dominador. Pero ahí está La visión de los vencidos, de León Portilla, que demuestra que se pueden expresar en castellano las experiencias del dominado. Ese libro me cambió la vida".
FILOSOFÍA GLOBAL Ser universal sin ser imperialista
La fórmula pensar en español rebate indirectamente la idea de Heidegger de que sólo se puede pensar en griego o en alemán: "A la filosofía canónica le ha interesado conocer el mundo, pero sólo en su esencia -es decir, fuera del tiempo y del espacio-. Ha despreciado todo lo demás. Y es cierto que en esa tradición el español ha tenido poco que decir, pero ha desarrollado un conocimiento de las cosas más variado. A través de la literatura y el arte, por ejemplo". Frente a las pretensiones del pensamiento europeo de poseer las llaves de la universalidad, aclara: "Ésa es la herida de Europa. La universalidad es fundamental porque sólo podemos hablar de moral si lo que es bueno para mí lo es también para ti. Pero Europa no ha sabido dar contenido a eso. Ha desarrollado conceptos de universalidad que al final eran ideologías imperiales del tipo 'somos la punta de lanza del progreso. Y el pueblo que quiera entrar en la historia que nos siga. El que no, se quedará en la prehistoria'. La forma de ser universalista sin ser imperialista es tener en cuenta la memoria. Desde la memoria podemos crear una justicia que no sea un sistema cerrado sino una respuesta incesante a la injusticia".
AUSCHWITZ Lo impensable y que da que pensar
"Cuando sucede lo impensable aparece lo que da que pensar", dice Reyes Mate. Y lo impensable es el Holocausto, un tema en el que es todo un referente internacional. ¿La filosofía ha aprendido la lección de Auschwitz? "No. Seguimos leyendo a Kant como si nada hubiera ocurrido. Si queremos impedir de nuevo una catástrofe no basta con estudiar las causas. ¿El odio a los judíos? El odio no da para matar a seis millones. Auschwitz fue el laboratorio del mal, pero lo que pone en evidencia es un mecanismo que todavía funciona: la facilidad con que avanzamos pisoteando al otro. Hemos construido la historia sobre el sufrimiento y no le hemos dado importancia".
LA GUERRA CIVIL Los nietos quieren saber
"La memoria cotiza al alza", dice Reyes Mate. Pero no siempre fue así. "En 1990", cuenta, "estuve en el parlamento búlgaro. En teoría, para explicar las bondades de la transición política española hecha sobre el olvido. Yo dije que eso no podía ir muy lejos porque llega un momento en el que tienes que recordar". Y ese momento ha llegado. Mate, con todo, es comprensivo: "Se hizo lo que se pudo. Las circunstancias no daban para más. Fue una transición vigilada. Nadie olvidó sino que, como dice Santos Juliá, se echó en el olvido". Eso ha cambiado por dos motivos. Uno: "Empieza a aparecer la generación de los nietos, que no tiene las reservas de sus padres, los hijos de los protagonistas de la Guerra Civil". Es lo mismo, relata el pensador, que ocurrió en Alemania,que se reconstruyó "de espaldas al pasado". Reyes Mate vivió allí entre 1965 y 1972: "Y nunca oía hablar de Auschwitz. Se empezó a hablar a fines de los 70 y por una razón menor: la serie de televisión Holocausto". Y dos: la memoria ha ganado en prestigio. "Los historiadores la despreciaban: preferían los archivos. Pero hay aspectos del pasado que sólo podemos conocer por la memoria: la significación de las víctimas. Víctimas ha habido siempre y la historia hablaba de ellas, pero como el precio que había que pagar por el progreso".
LORCA Y LAS FOSAS La memoria histórica es memoria política
El sintagma memoria histórica no convence del todo a Reyes Mate: "Nos hemos acostumbrado, pero al hablar de histórica queremos decir que hablamos de una memoria que es política, que no es privada. Sería más acertado hablar de memoria política. La ley se quedó a medias, pero la memoria es imparable". En opinión del ensayista, queda pendiente reconocer el significado de las víctimas de ambos lados. Según él "las víctimas no tienen que ver con una ideología: son los seres inocentes que han sufrido una violencia injusta y que claman por sus derechos. Entender su importancia es capital para repensar hoy una democracia sin violencia. Y eso está pendiente. Es un proceso que tiene que acabar en la reconciliación. La memoria en sí no resuelve nada. Sólo abre heridas. Por eso entiendes que algunos sean tan reacios". ¿Y cuando, como en el caso de Lorca, choca la voluntad de las familias de distintas víctimas? "El de Lorca es un claro ejemplo en el que las ideologías de los familiares sustituyen a los derechos de las víctimas. Ser identificado y honrado es un derecho de Lorca como víctima más allá de lo que diga su familia. Es un deber de la sociedad".
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