Tailandia se niega a extraditar al 'mercader de la muerte'
EE UU reclama al traficante Víktor Bout por vender armas a las FARC
Un tribunal tailandés rechazó ayer extraditar a Estados Unidos al traficante ruso de armas Víktor Bout, apodado el mercader de la muerte, acusado de ser uno de los proveedores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La decisión ha sorprendido a Washington, ya que Tailandia es uno de sus más firmes aliados, y en cambio ha sido muy bien recibida por Moscú, que ha tratado por todos los medios de evitar que Bout sea entregado a la justicia estadounidense.
Bout, de 42 años, fue detenido el año pasado en Bangkok después de haber accedido a suministrar a agentes estadounidenses que se hicieron pasar por miembros de la guerrilla colombiana entre 700 y 800 misiles tierra-aire, 5.000 rifles de asalto AK-47, munición, explosivos, minas y diversos vehículos aéreos no tripulados. La justicia de Estados Unidos le acusa de proporcionar armas que las FARC utilizaron para matar a ciudadanos norteamericanos, aunque fuera en territorio colombiano. El juez que denegó la extradición argumentó que "no tiene autoridad para castigar acciones hechas por extranjeros contra otros extranjeros en otro país". Las FARC, señaló el juez, no han sido calificadas como una organización terrorista en Tailandia, aunque sí son consideradas como tal por Washington.
Moscú ha intentado evitar la entrega a Washington por todos los medios
La decisión es un revés para EE UU. Un portavoz del Gobierno estadounidense en Bangkok expresó su confianza en que las autoridades tailandesas apelen la decisión. De momento, Bout continuará en la cárcel y si dentro de dos días no se recurre la sentencia, podrá dejar la prisión y Tailandia.
Bout es un personaje literalmente de película. De hecho, se dice que inspiró El señor de la guerra (2005), de Andrew Niccol, con Nicolas Cage como protagonista. Es conocido con el apodo del mercader de la muerte y también se cree que ha sido agente del KGB soviético. Nacido en Dushambé, capital de la hoy independiente Tayikistán, Bout se diplomó a finales de los ochenta en el Instituto Militar de Lenguas Extrajeras de Moscú -cuna del espionaje soviético- y hasta 1991 sirvió en Angola en el contingente de la ONU. Al año siguiente se instaló en Suráfrica.
Comenzó su carrera en el mundo de los negocios, según fuentes rusas, con varios aviones y helicópteros de transporte que habría obtenido ilegalmente de empresas rusas. Al principio se dedicaba a transportar flores y alimentos, pero a mediados de los noventa se ganó la fama de traficante de armas. Entre los clientes de Bout, la prensa ha nombrado a Gobiernos y movimientos guerrilleros de países de Asia y África, particularmente Afganistán, Angola, Togo, Ruanda, Liberia y Sierra Leona. Los talibanes y Al Qaeda también están en su lista de clientes.
De este ex piloto soviético se dice que habla seis idiomas y usa por lo menos siete pasaportes con nombres diferentes. En 1995, Bout se trasladó a Bélgica. Tres años más tarde, cuando la policía comenzó a interesarse por la fuente de sus ingresos, se mudó a los Emiratos Árabes. Allí se encuentra la oficina de su compañía aérea, Air Cess Liberia, que cuenta con más de 50 aviones.
Bout ha aparecido como uno de los principales traficantes de armamento del mundo en los informes del Consejo de Seguridad de la ONU, de Amnistía Internacional y del Departamento de Estado norteamericano. En ellos se le acusaba, entre otras cosas, de haber realizado por los menos 38 contratos de suministro de armas a los rebeldes en el sur de África.
Rusia ha hecho todo lo posible para conseguir que Bout no sea extraditado a Estados Unidos. El año pasado 35 parlamentarios estadounidenses mandaron una carta al primer ministro de Tailandia en la que expresaban su preocupación por los intentos del Kremlin de obstaculizar la entrega del traficante.
La defensa de Bout por parte de Moscú plantea la pregunta de si Bout sigue trabajando para los servicios secretos rusos.
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