Aumenta hasta 421 el número de pueblos vulnerables a los purines

Las aguas subterráneas de Cataluña están cada vez más contaminadas por nitratos de origen agrario. Lo dice un informe de la Agencia Catalana del Agua (ACA) que propone ampliar significativamente el mapa de zonas vulnerables a la contaminación por estas sustancias, que considera un "grave problema". Si en 1998, el primer año en que se estableció la medida, los municipios afectados fueron 203 y en la revisión de 2004 se añadieron otras 118 localidades, este año la ACA ha propuesto sumar 100 poblaciones más al "mapa de los nitratos", básicamente de la Cataluña central, el bajo Ebro y la cuenca del Segre, lo que llevaría la cifra total hasta 421 de los 946 municipios que tiene Cataluña. La ACA estudia ahora las alegaciones presentadas contra el plan.

La concentración de nitratos ha subido en la mitad de las zonas más afectadas

Según el estudio, la concentración de nitratos ha subido el 56% en las zonas que ya eran vulnerables y estaban sometidas a restricciones para la fertilización. "Es imposible controlar el cumplimiento de la normativa", opina el presidente del Grupo de Defensa del Ter, Jesús Soler. Sin embargo, la ACA achaca principalmente este aumento al "efecto retardado" desde que los nitratos se vierten en el suelo hasta que llegan a las aguas subterráneas.

La agencia afirma que la ampliación del mapa responde a una estrategia preventiva, pero no han facilitado las cifras exactas de sus análisis. La Organización Mundial de la Salud (OMS) fija para el consumo humano un máximo de 50 miligramos de nitratos por litro de agua, aunque recomienda no beber agua que contenga más de 25 miligramos por litro. De acuerdo con el estudio de la ACA, el 45% de los puntos controlados entre los años 2004 y 2007 superan los 40 miligramos por litro de media. El muestreo realizado en enero de este año por el Grupo de Defensa del Ter revela que existen localidades de Osona con concentraciones de hasta 452,3 mg/l (es el caso de la fuente de Cassanell, en Taradell).

La Unión Europea ya amonestó a España en 2007 por la forma "insuficiente" en que estaba aplicando la Directiva 91/676 sobre protección de las aguas. Además de criticar la gestión de las comunidades autónomas, se proponía designar dos grandes áreas como zonas vulnerables: el acuífero del Segre y el curso bajo el Ebro. Ambas no han sido incluidas hasta la nueva revisión, este año.

Una de las restricciones que conlleva entrar en el mapa de zonas vulnerables afecta a la cantidad de estiércol y fertilizante químico que se permite usar: el límite baja de los 210 kilos de nitrógeno por hectárea y año a 170. También se prevén más controles a la hora de ampliar las granjas y se exigen más permisos para nuevas explotaciones.

Estas limitaciones han originado las protestas de los agricultores y ganaderos. Tanto la Unió de Pagesos como Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC) han presentado múltiples alegaciones al plan de la ACA, que esta institución está estudiando. La JARC afirma que se han incluido municipios sin que en ellos haya ningún pozo de muestreo. Aseguran que, si se aplica el plan, el sector perderá más de 12 millones de euros al año y la cabaña de vacuno de carne deberá reducirse en un 50% y la de porcino, en un 20%.

Sin embargo, Salvador Puig, presidente del Consorcio de Gestión de la Fertilización Agraria de Cataluña (Gesper), entidad financiada por la Generalitat y que incluye varias asociaciones agrarias, ve "exageradas" estas reacciones. Puig dice que "estar en una zona vulnerable no es ningún drama, porque las explotaciones también pueden ser viables" en estas áreas. Añade que hay que pensar en la calidad de los acuíferos.

El catedrático de Geología de la UB Albert Soler propone que se declare "vulnerable todo el territorio" para que los límites sean iguales en toda Cataluña, porque, de lo contrario, los vertidos que no pueden volcarse en las zonas restringidas acaban llegando a los alrededores: "incluso se están comprando campos sólo para deshacerse del exceso de purines", añade.