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Andalucía viaja en el tren de las terapias avanzadas

La Junta refuerza su apuesta por nuevos tratamientos médicos

Lo que parecía ciencia ficción empieza a ser real. El avance de las técnicas científicas capaces de reprogramar a las células manipulando sus genes (terapia génica) para tratar de curar enfermedades; o el continuo avance para potenciales usos terapéuticos a través del trasplante de células a los pacientes (terapia celular), ha abierto la puerta a un horizonte de grandes posibilidades para la investigación y el tratamiento médico. Es el mundo de las terapias avanzadas.

"Los programas de investigación que Andalucía está promoviendo relacionados con estas terapias son el programa de terapia celular y medicina regenerativa, el programa de genética clínica y medicina genómica y el programa de nanomedicina", explica Natividad Cuende, directora ejecutiva de Iniciativa Andaluza en Terapias Avanzadas. Esta entidad nació hace un año para planificar, coordinar y dar un soporte global a estos tres programas de investigación iniciados hace algunos años en Andalucía.

"Andalucía creó una legislación novedosa que el resto de España ha seguido"

Las terapias avanzadas implican una enorme complejidad y están estrictamente reguladas. Además, al estar todavía en fase de investigación, aún no se traducen en verdaderos tratamientos. Actualmente, en Andalucía ya se trabaja en fase de ensayos clínicos en terapia celular para patologías ligadas a la cardiología (miocardiopatía dilatada e infartos de miocardio), neurología (esclerosis múltiple e ictus cerebral), endocrinología (diabetes mellitus), inmunología y enfermedades vasculares (isquemia crónica crítica en extremidades inferiores).

Según los expertos, el sur de España ha tomado una posición destacada dentro del panorama científico dedicado a este nuevo campo del saber en el país. "Andalucía ha tenido la suerte de tener profesionales que iniciaron la investigación con células madre, como Bernat Soria. Ello permitió crear una legislación muy novedosa, que el resto de España ha seguido", explica Augusto Silva, director general de Terapias Avanzadas y Trasplantes del Ministerio de Sanidad. "La voluntad por impulsar las terapias avanzadas encaja dentro de la apuesta global del Gobierno andaluz por cambiar el modelo productivo", apunta Cuende.

En terapias avanzadas, la Junta trabaja para generar conocimiento a través de la creación de una red de infraestructuras, una dotación específica de financiación y un esfuerzo por aumentar los investigadores. En el primer apartado, se están desarrollando tres centros: en Sevilla, el Cabimer, inaugurado en 2006; en Granada, el Genyo (previsto en 2010), y en Málaga, el Bionand (en 2010).

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Institutos de investigación y cerebros

Los Institutos de Investigación Sanitaria han nacido ligados a los centros hospitalarios para facilitar la traslación de conocimientos y el desarrollo de nuevos tratamientos. Además, se ha creado en Granada el Centro de Excelencia de Investigación de Medicamentos Innovadores. Una red de llamadas salas blancas (espacios perfectamente aislados en los que se trabaja en terapia celular y génica), y de biobancos de tejidos orgánicos, entre otras instalaciones, completan el complejo mapa de las nuevas infraestructuras. Pero el reto más importante es el de trasladar los conocimientos desde los laboratorios a los pacientes y para ello la Iniciativa Andaluza ha desarrollado una estructura específica de soporte a esta "investigación traslacional".

En cuanto al cupo de 'cerebros' necesario para desarrollar estas investigaciones, Natividad Cuende, directora ejecutiva de Iniciativa Andaluza en Terapias Avanzadas, explica que, "aunque Andalucía cuenta con muy buenos investigadores, se están poniendo en marcha algunos programas para aumentar el número de investigadores o mejorar la formación específica en este campo". Para ello, se están estableciendo acuerdos con terceros países que faciliten la movilidad y permitan programas que capten, formen en el extranjero y garanticen el retorno de los científicos a Andalucía para el desarrollo de sus investigaciones. El último paso y más complejo será la transferencia de conocimientos a sectores como la empresa privada, para que puedan desarrollar un tejido productivo biotecnológico.

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