El mapa del terror
EE UU cree que España es una base logística del fanatismo islamista, que se afianza en el Magreb
El Departamento de Estado, en su informe anual sobre terrorismo internacional, percibe una sustancial disminución de actos terroristas en el mundo y del número de víctimas causadas por ellos. Señala como caso especialmente grave, por sus implicaciones, el de Pakistán, donde la tendencia es la inversa. La ofensiva talibán en el occidente del país está forzando a Washington a concentrarse en impedir que la insurgencia islamista gane terreno en aquel polvorín.
EE UU utiliza el informe -una compilación estadística y un análisis de tendencias a cargo de servicios de espionaje- para poner el acento sobre aquellos países a los que considera especialmente peligrosos. Pero también para recompensar, borrándolos de la lista negra de instigadores del terror, a los que cooperan con sus políticas. Corea del Norte, por ejemplo, ha desaparecido este año, pese a su actual radicalización, debido a que en 2008 se avino a iniciar el desmantelamiento de sus instalaciones atómicas bélicas. Libia, un fijo en la lista, fue apeada en su momento por su desarme químico y el mea culpa de Gaddafi en el caso Lockerbie. Irán, Sudán, Siria y Cuba siguen figurando como impulsores del terrorismo, aunque se presume la próxima salida de La Habana, en línea con la apertura de Barack Obama hacia la isla.
En relación con España, el documento es significativo, pese a reflejar hechos y tendencias básicamente conocidos. Washington considera a nuestro país una destacada base logística del terrorismo islamista. Esgrime como razones fundamentales su estrecha vecindad con el norte de África, la gran población inmigrante de esa procedencia y la capacidad de viajar desde aquí a otros destinos europeos sin fronteras formales. Especialmente preocupante resulta para EE UU el refuerzo de Al Qaeda en el Magreb, a medida que se acentúa su acoso en lugares con mayor visibilidad. Algo puesto trágicamente de manifiesto en Argelia y que contamina ya a Mauritania o Malí.
El Departamento de Estado alaba el esfuerzo antiterrorista del Gobierno español, que va mucho más allá de la eficaz lucha contra ETA. Y alerta sobre el peligro de que el fanatismo islamista, aprovechando las circunstancias económicas actuales, reclute en Europa a más jóvenes inmigrantes insatisfechos. La amenaza sobre la que EE UU advierte supera las capacidades individuales de los Estados. Y exige estrategias globales.
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