ETA siempre intenta cumplir lo que escribe en sus comunicados o en sus documentos internos. Los planes del jefe del aparato militar de la banda, Jurdan Martitegi, eran enviar desde Francia una furgoneta cargada de explosivos para hacerla explotar en torno a las fechas del debate de investidura del futuro lehendakari, el socialista Patxi López.
"No existía la más remota posibilidad de que estuvieran identificados" cuando se organizó el funeral de Estado por las víctimas del Yak-42, y por eso, se inventaron sus identidades. Es la conclusión que expuso ayer el fiscal Fernando Burgos en la Audiencia Nacional.
Los militares españoles sólo podrán utilizar la fuerza letal en caso de que esté en riesgo la vida de los marineros secuestrados por piratas somalíes, pero no para evitar que los armadores tengan que hacer frente al pago de rescates. Ése es el punto más delicado del protocolo de actuación aprobado por el Estado Mayor de la Defensa.
El sumario de la trama de corrupción
Los directivos de la trama empresarial creada por Francisco Correa para lucrarse con contratos de administraciones gobernadas por el PP solían hacer regalos de agradecimiento a los cargos públicos vinculados a esas adjudicaciones. En unos casos, según la investigación judicial y policial, se trataba de vehículos; en otros, de joyas; en algún supuesto, de inmuebles y, en muchos, de simples trajes de entre 600 y 1.000 euros la pieza.
La inmensa mayoría de la ropa que vendieron las tiendas Milano y Forever Young a cinco altos cargos del PP en la Comunidad Valenciana -entre ellos el presidente autonómico, Francisco Camps, y el secretario general del partido en esa comunidad, Ricardo Costa- fue pagada por Orange Market, la empresa integrada en la trama corrupta de Francisco Correa, que dirigía en Valencia Álvaro Pérez.
"El presidente me ha dicho que estudiará nuestras propuestas con mucho cariño". Es el único compromiso que Cayo Lara, coordinador general de IU, consiguió arrancar ayer a José Luis Rodríguez Zapatero en su primera visita a La Moncloa. Lo contó el propio Lara, con aire resignado, tras casi dos horas de reunión "cordial".
Su saludo lo delata. Si se topa con un conocido, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, estrecha su mano. Para los suyos reserva palmadas en la espalda y efusivos abrazos. Tras la foto de familia, en la que presentó a su nuevo Gobierno, Feijóo achuchó uno por uno a los diez elegidos.